Arcadi Oliveres es economista y profesor universitario. Ligado desde muy joven a la lucha por los derechos y las libertades, durante el último año ha mostrado su apoyo al movimiento 15-M. Aboga por la teoría del decrecimiento económico y por políticas económicas sociales. La semana pasada estuvo en Zaragoza, en un foro organizado por Cáritas.

--¿Qué opina de las recetas de austeridad?

--Son nefastas. Los recortes sociales no eran necesarios. Si aquí se quitaran tres elementos no habría necesidad. ¿Cuáles? Primero, controlar el fraude fiscal. En España asciende a más de 80.000 millones de euros, pero no hay ninguna voluntad de controlarlo. Segundo, un innecesario gasto militar. Tener 52 millones de gasto militar al día es inaceptable. Y finalmente, no hacer rescates bancarios. Yo era partidario de que estos bancos presentaran suspensión de pagos. Y después podríamos hacer algún tipo de nacionalización.

--¿No es lo que se ha hecho con Bankia, nacionalizarla?

--Si es definitivo estaré de acuerdo. Pero mucho me temo, por experiencias anteriores, que lo que se ha hecho es nacionalizar para después revenderla al mejor postor.

--La banca pública es una de las grandes reivindicaciones del 15-M. ¿No le parece algo contradictorio reclamar una banca pública cuando las cajas de ahorro eran públicas y en su gran mayoría están en graves problemas?

--Pero porque se han hecho mal las cosas. No han ido mal porque en sí mismas sean perversas, sino por una serie de actuaciones a las que les han llevado sus directivos, en muchas ocasiones forzados políticamente. El fracaso de las cajas de ahorro no era su naturaleza. Era la mala actuación especulativa que se hizo en su momento.

--Pero ligada a los políticos.

--En parte ligada a los políticos y en parte a los especuladores.

--Si se crea una gran banca pública, ¿no se mantendría la vinculación con los políticos que a su vez han demostrado no estar preparados para controlar las cajas?

--Lo que han hecho los políticos no era estar al frente de las cajas. Era intentar que las cajas estuvieran a su servicio. Pero una banca pública bien trabajada y bien elaborada, no al servicio de los políticos sino de los ciudadanos, cumpliría una gran labor. Yo creo en la política. Al fin y al cabo es el servicio del bien común.

--Ha simpatizado con el 15-M. ¿Qué le parece el discurso contra la política que se promueve desde algunos foros del movimiento?

--He mantenidosiempre que el 15-M no debe ser por naturaleza antiinstitucional. Las instituciones existen y pienso que vale la pena aprovecharlas. No se puede convertir el movimiento en un partido, pero no pueden rechazar la política.

--¿Le pediría a la sociedad española que se involucrara más en política?

--Claro, mucho más. Y que se dejara de tonterías, tipo fútbol cada día, reallity shows o cosas que, con todo el respeto, solamente sirven para la imbecilización colectiva.

--El 15-M ha cumplido un año. Usted lo apoyó. ¿Hacia dónde debe dirigirse?

--No debería hacer mucho más de lo que está haciendo. Lo más importante es que continúe haciendo pedagogía política.

--Ha sido partidario en muchas ocasiones de condonnar la deuda externa de los países en vías de desarrollo. ¿También cree que se debería perdonar la deuda a Grecia?

--Claro, quizá no toda, pero sí organizando una auditoría para saber qué parte de ella es legítima y cuál no. Un diputado contó una vez en el Europarlamento que parte de los 10.000 millones que España prestó para el rescate de Grecia fue hacia bancos alemanes y franceses que habían financiado la venta de armas a Grecia. Esto es una deuda ilegítima que no se puede pagar. Hay que analizar y observar resultados antes que planes de rescate.

--Planes de rescate polémicos. ¿Corren peligro la Unión Europea y el euro?

--No solo pienso que corra peligra sino que deseo fervientemente que el euro se rompa enseguida. Tengo artículos hace ya 12 años diciendo que el euro era una aberración que no se tendría que haber creado jamás. Una aberración solo en beneficio de Alemania. Países con salarios, renta per cápita distinta, tipos de interés distintos, sistemas fiscales y presupuestarios distintos no pueden tener una misma moneda. Hay que avanzar en la unión fiscal y la solución sería establecer dos niveles de euro. Uno para el norte y otro para el sur.