Un mundo esto de los premios! Los que se convocan a través de concurso público, en la mayoría de los casos, los jurados forman una especie de tándem unísono que condiciona la elección del premio. Generalmente no significa que la obra premiada sea la mejor, las circunstancias sociales y políticas juegan un papel importante dentro de la composición del jurado, creándose una situación restringida para el resto de participantes. Los premios cuanto más relevantes, más acusan estos términos. En los referentes a las artes plásticas, quizá porque la profesión me acerca a la posibilidad de conocer el panorama, es curioso observar lo previsible que son los premiados según quienes son los que forman el jurado, por eso cuando la tendencia política cambia también cambian los criterios de elección, en cualquier caso el que se haya vuelto a convocar, de nuevo, el Premio de Santa Isabel de Portugal, puede, para muchos concursantes, ser una buena noticia, el premio además de ser sustancioso, es de los más antiguos y prestigiosos de Aragón y recordamos a históricos artistas como Ángel Aransay que ya lo ganó en 1987. No obstante el interés o la conveniencia de los premios podría ser cuestionable; en realidad tienen un componente subrepticio que no se nos escapa, y es la publicidad gratuita, de gratis y cierta aureola ilustrada para aquellos que los convocan, sea una institución o una empresa privada. Quizá, a estas alturas y alabando la transparencia que tanto se proclama, sería más pedagógico que las obras seleccionadas, a las que se les otorga un valor intrínseco, fueran adquiridas por los convocantes y laureadas con una mayor proyección. Es más plural y más acorde con el sentir popular de nuestro tiempo. Pintora y profesora