Real Zaragoza

La quimera del gol en el Real Zaragoza

El conjunto aragonés, el quinto menos realizador de Segunda, se ha quedado sin marcar en cinco de los seis últimos partidos.

El último tanto de un delantero centro zaragocista fue hace cinco meses (Azón en Gijón)

Bakis, en el suelo junto a Cabrera durante el partido del pasado domingo ante el Espanyol.

Bakis, en el suelo junto a Cabrera durante el partido del pasado domingo ante el Espanyol. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Jorge Oto

Jorge Oto

La tormentosa relación del Real Zaragoza con el gol vuelve a ser un problema grave para un equipo aragonés que acumula cuatro temporadas consecutivas negado de cara a puerta. Superar de una vez el considerable escollo es, seguramente, la tarea más urgente que debe acometer Víctor Fernández, cuya querencia por el fútbol ofensivo es innegociable. Pero no lo tendrá fácil el técnico, que afronta el reto consciente de que corregir la nefasta dinámica (un punto de los últimos 18 en juego) pasa irremediablemente por encontrar de una vez el camino correcto hacia el marco adversario.

El Zaragoza, que ya es el quinto equipo menos realizador de la categoría, se ha quedado sin marcar en cinco de los seis últimos partidos. Solo ante el Cartagena fue capaz de hacer diana, pero tampoco sirvió para nada ya que el Zaragoza, entonces dirigido por Julio Velázquez, cayó derrotado en casa (1-2). Antes se había quedado a cero en Eibar (1-0) para, después del duelo ante los murcianos, enlazar cuatro jornadas consecutivas sin nada que celebrar (0-0 en Villarreal, 0-1 en La Romareda contra el Amorebieta, 2-0 en Valladolid y 0-1 el pasado domingo frente al Espanyol).

Sergi Enrich no se quedaba sin jugar desde hace cinco meses

El estreno de Víctor Fernández dejó detalles significativos. La controvertida apuesta por Mouriño en el lateral diestro, la suplencia de Marc Aguado o la titularidad de Bakis exponen una declaración de intenciones que también señala a Sergi Enrich, inédito por primera vez en los últimos cinco meses. Y es que el delantero había tenido minutos de forma ininterrumpida desde la jornada 13. El 21 de octubre (1-0 en Eibar) había sido la última vez en la que, estando disponible, no tuvo participación.

La herida es cada vez más profunda. La inoperancia ofensiva del Zaragoza, de hecho, es un mal incurable desde que Víctor dejó el banquillo tras una pandemia que se llevó por delante a un equipo que iba directo a Primera. Desde entonces, el conjunto aragonés ni siquiera ha sido capaz de anotar un tanto por partido en cada una de las cuatro campañas disputadas. Los 28 goles que ha logrado tras 31 jornadas se unen a los 26 que había conseguido a estas alturas del curso pasado, los 29 del anterior o los 26 de la 20-21. Lo dicho, una ruina que ha mantenido anclado al Zaragoza en la mediocridad y, generalmente, al peligro.

El déficit señala directamente a los delanteros, principales perjudicados, en todo caso, por la rácana forma de jugar elegida por la mayoría de los entrenadores que han pasado por el banquillo zaragocista en los últimos tiempos. Hace ya cinco meses que ningún delantero puro del equipo aragonés celebra un tanto. Lo hizo por última vez Iván Azón en Gijón (2-2) el pasado 14 de octubre. El canterano, autor de dos tantos en toda la temporada, al menos ha inaugurado una cuenta que sigue a cero en los casos de Bakis y Sergi Enrich. Semejante sequía ha sido parcialmente paliada por Mesa y Mollejo, pero ninguno de los dos es delantero centro nato ni encaraba la temporada con la misión de liderar la faceta realizadora.

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