Si no puedes acabar con los solares abandonados, los puntos negros del Casco Histórico zaragozano, transfórmalos en verdes jardines, en coloridos parques de juego infantil o en un coqueto salón cubierto de alfombras rojas con sofás en los que poder sentarse para charlas con los vecinos. Esto fue lo que se le ocurrió al concejal de Izquierda Unida y presidente del distrito del Casco Histórico, José Manuel Alonso, y ayer ya pudieron verse los primeros resultados. De los 30 solares vacíos en los que está previsto intervenir, ya se han acondicionado doce y otros diez se encuentran en obras.

Este programa ha sido bautizado como Esto no es un solar y, además de su labor de revitalización urbanística a bajo precio, contribuye a la creación de empleo, puesto que para limpiar y amueblar los solares ha hecho falta contratar a 45 personas.

Estas cuadrillas de operarios, junto con los arquitectos de la sociedad municipal Zaragoza Vivienda, han hecho posible que en el viejo solar de San Blas 94-100 hoy pueda verse un jardín con más de quince especies de plantas diferentes rodeado de una cortina vegetal que tapa la fachada lateral del edificio anexo. Todo por 11.000 euros.

A pocos metros, otra pequeña parcela en la que hasta hace unos meses se acumulaba basura, ayer podía verse a un grupo de personas mayores jugando a la petanca en una pista recién construida. Y también jugando podía verse por la tarde a pandillas de niños en los solares de la calle San Agustín 25 (La Magdalena) y en la plaza del Rosario del Arrabal, donde las arquitectas ordenaron dibujar gigantes juegos de mesa en el pavimento y colocar juegos infantiles.

"El objetivo de este programa, además de sanear los solares vacíos, es conseguir espacios de convivencia en el Casco. Sabemos que su futuro es ser urbanizados, por eso las intervenciones se han realizado con materiales de bajo coste que pueden retirarse y trasladarse después a otros lugares", explicó el presidente del distrito, José Manuel Alonso.

PIONEROS EN ESPAÑA Al margen de generar empleo y luchar contra la degradación urbanística, este proyecto pretende consolidarse como un programa experimental a nivel nacional. "Es la primera vez que se propone abrir un número tan elevado de solares y la iniciativa ha sido muy bien acogida por diferentes escuelas de arquitectura y publicaciones técnicas del país, porque estas prácticas están generando interesantes reflexiones sobre el urbanismo en los cascos históricos", explicó Patricia Di Monte, la arquitecta responsable del programa. Y esto no es todo. Habrá más sorpresas en los próximos meses.