Un nuevo sótano artístico ha abierto al abrigo del barrio de la Magdalena, en plena judería y a dos pasos del Seminario San Carlos, donde la diminuta calle Espino cobija este prometedor bar que, como bien reza su nombre, apuesta por recorrer Sendas de Delirio junto a creadores de genuino y fuerte discurso como es el caso desde el pasado jueves de Gejo y su mundo de reconocibles personajes, aquellos que nadan entre un bosque urbanita de edificios hostiles y posan sus grandes ojos en el asombrado espectador.

Gejo siempre ha utilizado la calle como un gran escenario reivindicativo, el medio más directo para conectar con quienes desean una sociedad menos podrida , más sostenible e igualitaria. El patio vecinal donde los contundentes mensajes de la cultura urbana llegan sin filtros. Y eso que también traslada a lienzo su activista comando Cobra de rotundo y suigéneris lenguaje americañí, plagado de alienígenas recién salidos de platillos volantes que vuelan entre enormes ojos y ventanas de un alienado planeta gris. Un arte que invita a cambiar tu mundo cercano, tu barrio, tu calle.

La muestra de Gejo, animada con la buena música que pinchaba Fernando El Niño Cabeza, congregó a muchos de sus incondicionales como el grafitero Jorge El Chino, Juanki, el dj Cristiano Leone, o gente de Nomad o Simbiosis, colectivos indispensables en la cultura urbana de la tierra. Tampoco faltó una nueva vecina artística del barrio, la galerista Victoria Enguita, quien departía animada con Belén y Marta, dos amigas de la compañera de vida de Gejo. Su queridísima Gemma/Gumma que se quedó en casa cuidando de su niña Ximena, ya otra artista de la familia que asombra con su enorme personalidad creativa.

Si este febrero alguien busca añadir luz y color de compromiso a un mes de gris existencia, si el frío te congela ideas y los sentimientos, no dudes en caminar junto a Gejo por la senda del delirio... Un camino sin espinas en la judería maña, en la Magdalena que bulle , una vez más , a ritmo de cultura de calle.