Ikram Benhadi pasará 18 años en prisión por haber matado a su bebé, Marwa, al no dejarle respirar mientras le daba el pecho, a conciencia. Los magistrados de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza la absuelven sin embargo de haber hecho lo mismo con su primera hija, Sara, e intentarlo con la segunda, Riham. Y es que, aunque reconocen que hay indicios que apoyan la "posibilidad, incluso la probabilidad" de que cometiese los tres delitos, no hay pruebas definitivas salvo en el tercer caso. Los abogados de la marroquí, Eladio Mateo y Pedro Pascual, ya anunciaron que recurrirán la condena.

Según dan por probado los jueces, Benhadi, en la mañana del 21 de noviembre del 2014, decidió, "por motivos no esclarecidos", matar a su bebé de tres meses. Para ello, mientras la amamantaba, tapándole nariz y boca con el pecho, le sujetó fuertemente el tórax impidiendo que respirase. Una hora después de fallecida la llevó al centro de salud sin que pudiesen hacer nada por reanimarla.

MOTIVOS El informe forense del mecanismo de asfixia mecánica de las niñas convence a los jueces del sistema que empleó para matarla, así como el daño en sus pulmones, fruto según la autopsia de una lucha por respirar. Algo que ven contrario a una posible imprudencia de la madre, que no se diera cuenta de la asfixia, como alegaron sus abogados.

Sin embargo, en el caso de la primera hija, fallecida, no hubo autopsia, por lo que no pueden concluir que muriese de la misma manera, aun cuando todo apunte a ello. Recuerdan además que el caso también fue denunciado e investigado, pero se archivó, lo cual produce el mismo efecto de cosa juzgada que una sentencia absolutoria. Por él, la ley prohibe enjuiciar a alguien dos veces por los mismos hechos.

En cuanto a su segunda hija, tuvo episodios de asfixia similares, que se le pasaban en cuanto estaba en el hospital alejada de la madre, pero sobrevivió (y ahora quedará en manos de su padre, porque con la sentencia le retiran a ella la patria potestad).

Los jueces recuerdan que, ante las sospechas policiales de maltrato, se colocaron cámaras de vigilancia en su habitación, y no mostró ningún comportamiento anormal con la niña. La propia Policía pidió al juez retirar las cámaras al disiparse sus sospechas. De hecho, señalan, es el único caso en el que Ikram Benhadi no hizo gala de la "frialdad afectiva" que marca su carácter, aunque no afecta a que fuera consciente de sus actos.

Por ello, no la condenan por la tentativa de homicidio de la única niña superviviente, por la que la Fiscalía pedía 15 años de prisión.

Aunque los indicios de los otros dos casos no bastan para condenar, señalan los jueces, sí sirven como apoyo a la muerte por la que se le impone la pena de prisión. También lo es el hecho de que el padre llegase a decir que le daba miedo dejar a sus hijas con su madre.

La pena la fijan en 18 años al ser un asesinato, un homicidio con alevosía --aprovecharse de la indefensión de la víctima, en este caso lógica al ser un bebé-- y agravado por el parentesco.