Cuando Javier Zaragoza (Alcorisa, Teruel, 1955) reciba el próximo 23 de abril el Premio Aragón 2019, la mayor distinción que concede la comunidad autónoma, se destacará de él su activo papel en el juicio a los doce líderes soberanistas catalanes, pero el turolense, que fue durante una década fiscal jefe de la Audiencia Nacional, ha sido también determinante en la lucha contra el narcotráfico, azote del terrorismo de ETA y fiscal en el juicio por los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.

Zaragoza es, de hecho, uno de los fiscales más firmes en su lucha contra el independetismo y en su etapa como fiscal jefe de la Audiencia Nacional (entre mayo de 2006 y febrero de 2017) lideró diversas causas vinculadas con el soberanismo, entre ellas, una investigación contra la Hacienda catalana o la petición de imputación de varios ediles de la CUP por apoyar la declaración independentista del Parlament del 9 de noviembre de 2015.

A pesar de su gran trayectoria, Javier Zaragoza ha adquirido una gran notoriedad con motivo del llamado juicio al procés. Desde la acusación sostiene que los hechos por los que doce políticos catalanes se sientan en el banquillo desde febrero son calificables como rebelión, porque "hubo un desafío al Estado y a la Constitución" y se incurrió en "violencia e intimidación".

Los fiscales mantienen esta acusación en contra del criterio de la Abogacía del Estado, que los califica de sedición.

Zaragoza considera este juicio como "uno de los más importantes de la democracia española". En su alegato inicial, insistió en que el objeto de este juicio no es el independentismo, sino los "gravísimos hechos" que tuvieron lugar en septiembre y octubre de 2017, cuando la Generalitat organizó un referéndum ilegal y luego proclamó la independencia.

Y dijo también que en España "nadie es o ha sido perseguido por sus ideas", sino que lo es por sus acciones.

Zaragoza califica su propia historia profesional de "muy intensa". Miembro de la Unión Progresista de Fiscales, fue jefe de la Fiscalía Antidroga de abril de 2005 a mayo de 2006, desde donde ejerció personalmente la acusación contra los narcotraficantes de grandes procesos, como la Operación Nécora, el clan de los Charlines, Sito Miñanco o Laureano Oubiña.

Su trabajo en la Fiscalía Antidroga hizo incluso que el abogado y narcotraficante Pablo Vioque encargase su asesinato desde la cárcel donde estaba ingresado.

Zaragoza ha asegurado en alguna ocasión que le gusta la trinchera y que es de "espíritu joven" y califica su experiencia en la Fiscalía Antidroga de "apasinante" porque supuso un hito: poner en marcha una maquinaria inexistente a la que se dedicó "en cuerpo y alma".

Después, a su llegada a la jefatura de la Fiscalía de la Audiencia Nacional en sustitución de Eduardo Fungairiño tuvo que encargarse de dirigir la instrucción fiscal de los atentados del 11M, en medio de quienes defendían teorías conspiratorias y que cuestionaban permanentemente todos los elementos de la investigación. La sentencia de este caso recogió finalmente gran parte de sus tesis.

En esta década ha sido testigo del fin de los atentados de ETA, lo que le llevó dirigir la acción contra la banda hacia el fenómeno del enaltecimiento del terrorismo, al tiempo que asumía la lucha contra el auge del yihadismo.

Zaragoza, que es hijo predilecto de su pueblo natal, Alcorisa, está en posesión de las cruces de primera clase, segunda y de honor de la Orden de San Raimundo de Peñafort, la cruz al mérito policial con distintivo rojo o las insignias de Caballero de la Legión de Honor de Francia.

El Premio Aragón 2019 lo recogerá el próximo 23 de abril de manos del presidente de Aragón, Javier Lambán, quien en el acto en el que Zaragoza fue nombrado hijo predilecto de Alcorisa dijo que aunque la política española no está a la altura del desafío independentista, "afortunadamente" personas como el fiscal Zaragoza "sí lo están".