El eurodiputado de Podemos, Miguel Urbán, presentó el viernes en Zaragoza un análisis «para combatir la extrema derecha española» en el centro social Luis Buñuel de Zaragoza. El consistorio intentó paralizar la conferencia al considerar que el acto contravenía «el funcionamiento de ese espacio».

-¿Son necesarios los llamamientos contra el auge de la extrema derecha?

-La extrema derecha trató de impedir la presentación del libro en el Luis Buñuel. Intentan prohibir y censurar. Además vimos como sus mayordomos en el Ayuntamiento de Zaragoza (Cs y PP) cumplían a rajatabla las órdenes de Vox, que es la formación que determina su poder, los que aprueban sus cuentas y garantizan el poder local de la derecha.

-La realidad es que Vox ya está en las instituciones, ¿qué respuesta se puede ofrecer desde el activismo político?

-Llevo más de una década escribiendo sobre la extrema derecha. Esta es la primera vez que me centro en la situación española. Muchos autores defienden que la ultraderecha hasta ahora tenía una especie de presencia ausente. No tenía una representación parlamentaria y estaba diluida hasta ahora en un PP acogedor. Eso significaba que había parlamentarios de extrema derecha, pero no unas siglas. Eso era una anomalía en Europa y esto requiere una reflexión, pues estamos ante una ola reaccionaria global. Y Vox es una declinación de ese fenómeno.

-¿Es equiparable Vox a al resto de la ultraderecha europea?

-Tiene sus características propias. El libro empieza con la Transición, una época que se define por la impunidad. La del franquismo y sus criminales, así como la no depuración de los aparatos del Estado. Eso configuró una derecha anómala en Europa que no tiene un pasado democrático. En el resto de Europa ser demócrata significa ser antifascista, pero nosotros tenemos una derecha que proviene del fascismo hispánico, es decir, del franquismo. Eso tiene relaciones directas con el presente.

-En este contexto, ¿es viable un cordón sanitario como se plantea en otros países?

-Eso es lo que suele pasar con la ultraderecha en el resto de Europa, pero aquí ese debate se ha visto absurdo. Para que se le haga un cordón sanitario hace falta una derecha que lo asuma. Y hemos visto como en la primera ocasión de pacto, en Andalucía, no tuvieron dudas. Y eso ha marcado la tónica en el resto de Administraciones, incluso en Zaragoza, y ahora la extrema derecha marca la agenda intentando prohibir presentaciones de libros.

«Anticapitalistas ha estado en contra de la entrada de Podemos en los Gobiernos»

-¿Vox puede crecer más?

-Creo que ahora mismo no tiene capacidad para disputar un espacio electoral al margen de la derecha. A diferencia de otros partidos como los de Salvini o Le Pen, con los que no comparte grupo político en Europa, estamos ante una formación ultraliberal y conservadora más parecida al Tea Party norteamericano o a Bolsonaro. El programa económico de Vox solo beneficia a los señoritos. Eso implica que no van a disputar el espacio político de la abstención y que solo pelean por el hueco del PP y ya le ha robado las juventudes. Su apuesta es hegemonizar el espacio de la derecha, así que aún tiene oportunidades de crecer.

-¿Está en condiciones Podemos para hacer frente a este rearmamiento de la extrema derecha? ¿Los gobiernos son el espacio en el que se tiene que plantear el debate?

-Estamos ante una discusión muy importante. Hace falta reconstruir un antifascismo para el siglo XXI. Esto requiere implicar a todos los movimientos sociales de la izquierda. No nos enfrentamos a un Hogar Social, a Amanecer Dorado o a las cacerías protagonizadas por neonazis en la Zaragoza de los 90. Ahora vemos que el mensaje ultra llega a nuestras casas por el móvil y la televisión. No tenemos que combatir solo unas siglas, no es combatir a Vox, tenemos que combatir sus ideas, que son xenófobas y excluyentes. Por eso creo que el antídoto es la reconstrucción de los lazos sociales. Por eso se están atacando al movimiento vecinal organizado o espacios como el Luis Buñuel o el Kike Mur.

-¿Es necesario convocar una asamblea en Podemos Aragón como reclama la corriente liderada por Erika Sanz e Itxaso Cabrera?

-No tengo capacidad para analizar la situación. Somos una corriente muy particular dentro de Podemos. Anticapitalistas ha estado en contra de la entrada en los Gobiernos, tanto en España como en Aragón. Fue una pésima noticia compartir ese espacio con un partido como el PAR que se hace fotos con el trifachito en la plaza de Colón. Es algo contra natura que se debería haber evitado. Fue una mala idea.