La legislatura ha cambiado de página en Aragón para afrontar los dos últimos años de mandato, y con multitud de procesos congresuales en marcha, la vuelta de los políticos a las Cortes ya hace augurar que esta segunda parte en poco se parecerá a la primera.

El cuatripartito de PSOE, PAR, Podemos y CHA que muchos daban por muerto antes de echar andar ha garantizado dos años de estabilidad política con escasos sobresaltos. Quizá, por la argamasa de enfrentarse a un enemigo común todopoderoso que llegó apenas medio año después de que Lambán y sus consejeros tomaran posesión. Ahora, con los ingresos por coronavirus a la baja, casi un millón de aragoneses vacunados y la economía recuperándose, la política recupera su lenguaje tradicional. En la oposición, y está por ver hasta qué punto también en el Gobierno. Dos años son a la vez una eternidad y un suspiro en el tiempo político.

El PSOE, el PAR y el PP vivirán en los próximos meses sus procesos de renovación interna (o continuidad). Algunos se esperan convulsos, como el del PAR, aunque los críticos siguen sin decir exactamente quiénes son y quién les representa. Los oficialistas aguardan, antes de final de mes, la decisión del presidente Arturo Aliaga, que presentará su candidatura en función de su estado de salud.

Otro congreso, el de los socialistas, será más calmado de lo que podía preverse tras los rumores que alimentó el nombramiento de Pilar Alegría como ministra de Educación. Con Javier Lambán revalidando su tercer mandato consecutivo y la continuidad en la federación zaragozana con Juan Antonio Sánchez Quero, se esperan pocos sobresaltos. Ni siquiera en el Alto Aragón, donde Antonio Cosculluela ha confirmado que no se presenta después de meses de perfil bajo en el partido. No interesa que haya «turbulencias», reconoció Lambán, en el partido que atesora las mayores cotas de poder en la comunidad.

El encaje de bolillos de la izquierda

Mientras, en la izquierda, IU sigue avanzando en su proceso de renovación, que deberá encajar las piezas con Podemos e incluso con Zaragoza en Común. El 13 de noviembre se harán oficiales las candidaturas y el actual coordinador general, Álvaro Sanz, tampoco ha confirmado si repetirá. Las votaciones de la XIII Asamblea de IU Aragón serán el 27 de noviembre. Un proceso que camina de forma paralela a las conversaciones de la mesa de diálogo con Podemos, un experimento impulsado por ambas formaciones a escala nacional para poder replicar el ejemplo de Unidas Podemos, pero que tendrá que encontrar su encaje en el tablero aragonés, donde juegan distintas sensibilidades de izquierdas que no tienen reflejo estatal.

En Podemos, Maru Díaz venció las primarias hace poco más de un año. Aunque oficialmente las heridas que dejan estos procesos ya están cicatrizadas, el debate no se ha apagado. El síntoma más evidente fue la marcha de Erika Sanz, con una dimisión en varios actos que revela que las malas relaciones llegaron hasta el final. Dicen los seguidores de Díaz, como Marta de Santos, que «muy poquita gente» tomó el camino de Sanz. Pero la aspiración de construir otros espacios de izquierda no se ha disipado. La propia Sanz no lo descartó en su salida de Podemos.

En CHA, con presidente electo para toda la legislatura, tendrán que aclarar su apuesta para la Presidencia del Gobierno de Aragón. Su líder, Joaquín Palacín, ya ha descartado presentarse. Quien lo fue en las pasadas elecciones, José Luis Soro, consejero de Vertebración del Territorio del Gobierno autonómico, aún no lo ha aclarado. Y entre tanto, tendrán que gestionar el impacto que tiene en sus bases la alternativa por carretera a la pérdida de trenes.

La pugna en la derecha

El runrún de los relevos tampoco para en el PP. Esta semana, su presidente en Aragón, Luis María Beamonte, reconoció que no es un «verso suelto» y se ponía a disposición del partido, además de insistir en que anunciará su camino cuando toque. Pero es que los conservadores han barajado ya varias fechas para su cónclave regional y los nombres para sucederle, por ser más próximos a Génova, no dejan de crecer. El primero, el del alcalde zaragozano, Jorge Azcón, que aunque siempre dice que su interés es ser regidor, sigue ganando peso en Madrid a través de la Federación Española de Municipios y Provincias. De dar el paso, se atisbaría una posible bicefalia, con un presidente del partido y otro candidato al Gobierno de Aragón.

Con el futuro abierto, la presión al Ejecutivo autonómico sube en las Cortes, en ese equilibrio inestable para no acercarse tanto a Vox que sus electores prefieran el original a la copia. La extrema derecha, después de dos años sin propuestas y menos salidas de tono que Abascal, volvió al Parlamento escenificando sus mensajes más radicales, desde la negación de las autonomías, al desprestigio de las lenguas propias.

En Ciudadanos no hay dudas del líder, Daniel Pérez Calvo, que se ha rodeado de afines para llevar al partido en sus momentos más bajos. La oferta de «estabilidad» sigue vigente, a la espera de ver si la formación naranja aguantará el tipo tras las dificultades que revelan las encuestas.

La nueva página de la legislatura sumará otro actor. Teruel Existe, que dio pronto el paso de anunciar que también quiere estar en Aragón, de momento sigue centrado en el Congreso. Hay tiempo, dicen, para seguir trabajando comarca a comarca.