El nuevo curso político comienza en Aragón con una polvareda salpicando al Gobierno de coalición del Partido Popular y Vox. La polémica por el nombramiento de dos directores generales que en sus redes sociales ensalzaron el franquismo antes de ser representantes gubernamentales está lejos de apagarse y se ha convertido en la primera piedra en el zapato para el nuevo presidente aragonés y en el primer motivo real de crítica para una oposición que también recuperó ayer el pulso con la actualidad de la comunidad.

Jorge Azcón dejó claro en una entrevista en la Cadena SER ayer que no tiene intención de cesar ni a Esperanza Pastor Estrada, directora general de Justicia que posaba con la bandera franquista, ni al responsable de Caza y Pesca, Jorge Valero, que defendió la figura de Millán Astray, fundador de la Legión, y mano derecha de Franco en la dictadura. Los mantiene en el cargo y, dijo el PP por tierra, mar y aire, solo los juzgará por lo que hagan como representantes gubernamentales. La decisión le valió al presidente aragonés nada menos que la felicitación del presidente de Vox, Santiago Abascal, desde Madrid.

Jorge Azcón y todos los representantes del Gobierno de Aragón y del PP que ayer tomaron la palabra con un mismo argumentario justificaron que las declaraciones y manifestaciones de Pastor y Valero se produjeron cuando eran «ciudadanos particulares», antes de ostentar cualquier responsabilidad del Ejecutivo. Azcón insistió en «juzgar a la gente por las decisiones que vayan a tomar en el futuro». «No los he elegido por lo que han hecho en el pasado sino por lo que pueden hacer en el futuro», llegó a decir el jefe del Ejecutivo.

Aunque el presidente autonómico reconoció que las opiniones expresadas por dos directores generales de su Gobierno de coalición le parecen «equivocadas» y «desafortunadas», consideró que son consecuencia de la «bisoñez» de los ahora cargos de su gobierno nombrados por Vox en las áreas de la vicepresidencia primera de Alejandro Nolasco y de la consejería de Agricultura, de Ángel Samper.

Se mostró convencido, además, de que ninguno de los dos volverá a manifestarse de la misma manera. Como si borrar lo publicado en un pasado borrara su apoyo al régimen franquista. «Lo que han hecho es borrar todas las publicaciones y son cuestiones que no se van a volver a producir», recalcó Azcón en la emisora.

Por otro lado, respecto al anuncio del Gobierno central de iniciar expedientes sancionadores contra estos directores generales en aplicación de la ley de Memoria Histórica, Azcón le auguró a ambos casos un «escaso recorrido». Más aún, alertó frente a la «censura del Gobierno» a opiniones de ciudadanos particulares. «El PSOE quiere volver a hablar de lo que pasó hace 45 años para no tener que hablar de lo que pasa ahora», añadió Azcón, que despejó balones recriminando las negociaciones del Ejecutivo central con Junts.

En la misma línea, su portavoz parlamentario, Fernando Ledesma, criticó que el PSOE, Mayte Pérez y «la izquierda más radical, cada vez más fusionados todos, pretendan expedir carnés de demócrata y aplicar la censura cuando han defendido dictaduras como las de Cuba o Venezuela». Y destacó el respeto de Vox «a la Constitución y a la legalidad vigente».

Espaldarazo de Abascal

La decisión de Jorge Azcón de no cesar a los polémicos directores generales ya dio el salto a la política nacional el pasado fin de semana con la intervención del Gobierno de Pedro Sánchez y la portavoz del PSOE, la zaragozana Pilar Alegría. Ayer, el líder de Vox, Santiago Abascal, felicitó a Azcón.

«Nosotros haremos lo posible por derogar la Ley de Memoria Histórica si tenemos la fortuna de influir en el Gobierno de la nación y, por supuesto, intentaremos hacerlo en las regiones», avanzó Abascal, tal y como reza su programa y tal y como está recogido en el pacto de Gobierno del PP y Vox en Aragón. «Tengo que felicitar la actitud del señor Azcón, porque es una actitud como la que tiene Vox: de no admitir que sea la izquierda la que nos diga a quién tenemos que nombrar», dijo contundente el presidente del partido ultra.

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En lugar de distanciarse de una directora general que tenía en su foto de perfil una bandera franquista y de quien ensalzaba la valía del militar Millán Astray, Abascal atacó a los Gobiernos de izquierda. «Una izquierda que incorpora al Gobierno a partidos y a personas que utilizan la hoz y el martillo, que es como la esvástica, que representa a uno de los dos regímenes criminales más sangrientos de la historia de la humanidad.

Una izquierda que ha incorporado al Gobierno la estelada, una bandera completamente ilegal, inconstitucional y que pretende destruir la unidad y la concordia. Una izquierda que también enarbola la bandera republicana, absolutamente inconstitucional, que legitima a un secuestrador y a un condenado por terrorismo como Arnaldo Otegi y le legitima como interlocutor y posible socio. Y una izquierda que se va a ver a un prófugo de la Justicia a Bruselas, rindiendo al Gobierno de España ante un auténtico criminal. Ya pueden imaginarse qué es lo que opinamos de todo esto», zanjó el presidente de Vox como toda justificación.