Ramiro I de Aragón

Ramiro I se convirtió en el año 1035 en el primer rey de Aragón

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

La historia de Aragón como entidad política con tal nombre hunde sus raíces al menos en los inicios del siglo IX, siendo parte de esa Marca Hispánica que Carlomagno, rey de los francos y luego coronado emperador, trató de crear para defender la frontera sur de su imperio con respecto a al-Andalus y otros posibles peligros. Se creó como un pequeño condado, dependiente del poder carolingio, pero con bastante autonomía para que precisamente sus condes, que en sus inicios eran más señores de la guerra regionales que otra cosa, pudieran actuar de forma rápida ante posibles amenazas sin tener que esperar órdenes.

Pero con el paso del tiempo el Imperio carolingio acabó desintegrándose y su poder se fue diluyendo, por lo que esos condes pirenaicos consiguieron afianzar su independencia y que sus dominios acabaran siendo hereditarios. En el caso del condado aragonés, ya en el siglo X y en la década del 920 acabaría integrado por matrimonio en el reino de Pamplona pero no desapareció, sino que durante el siglo siguiente los reyes navarros serían también condes de Aragón. Así fue hasta que en el año 1035 murió Sancho III el Mayor, rey de Pamplona y uno de los monarcas más importantes e influyentes del medievo peninsular, ya que llegó a dominar de forma directa o indirecta a casi toda la cristiandad de la península Ibérica.

Al morir tuvo la feliz idea de repartir sus extensos dominios entre sus hijos, algo que por lo general nunca ha salido bien en ningún rincón del planeta ni en ninguna etapa histórica. Resulta que el primogénito del rey Sancho III era precisamente Ramiro, pero el monarca navarro lo había tenido en una relación con Sancha de Aibar fuera del matrimonio, de modo que no estaba legitimado para asumir el trono principal, que era el pamplonés. Así pues, y a pesar de ser el mayor, a Ramiro le tocó en suerte el condado de Aragón, un territorio minúsculo, pobre y poco poblado de las montañas, mientras sus hermanos pequeños pero legítimos se quedaban con la mejor parte del pastel.

Por lo dicho hasta ahora, en realidad Ramiro debería haberse titulado como conde de Aragón, pero en cambio se le considera como el primer rey aragonés. Lo cierto es que el propio Ramiro nunca utilizó en los documentos que se conservan el título real, pero sí que firmaba como «hijo del rey Sancho», siendo además tratado por sus contemporáneos como si tuviera realmente la potestad regia. De todas formas, Ramiro no se conformaba con el pequeño Aragón, y en el año 1043 urdió una alianza con la taifa musulmana de Zaragoza para conseguir destronar a su hermanastro García y quedarse con el trono navarro. Sin embargo, Ramiro I fue derrotado sin paliativos en la Batalla de Tafalla y por poco perdió también Aragón, aunque gracias a la intercesión del resto de sus hermanastros lo pudo conservar.

A partir de entonces Ramiro se centró en tratar de engrandecer ese pequeño territorio que había heredado, poniendo las bases de lo que en pocas décadas se convertiría en una de las mayores potencias del sur de Europa. Comenzó a entablar relaciones y alianzas con algunos señores feudales del norte de los Pirineos que a la larga serían importantísimos para la expansión aragonesa hacia el sur. También se hizo con los condados del Sobrarbe y la Ribagorza tras la misteriosa y sospechosa muerte de su hermanastro Gonzalo, acrecentando así su poder y sus dominios.

Poco a poco, y gracias también a alianzas como la que mantuvo con el conde Armengol III de Urgel para cerrar el camino hacia el valle del Cinca del cada vez más pujante condado de Barcelona, Ramiro inició las primeras conquistas del reino aragonés a costa del por entonces poderoso reino de Saraqusta (Zaragoza). Se hizo con plazas como Laguarres, Capella, Caserras, Falces, Luzás y Benabarre entre otras, acercándose así poco a poco hacia Graus, una de las plazas más importantes del norte de la taifa zaragozana junto a Barbastro. Así, en el año 1063 las tropas aragonesas se dispusieron a conquistar Graus mientras que el poderoso rey al-Muqtádir de Zaragoza envió a sus huestes, pero también a tropas de apoyo que había enviado Castilla, y entre las cuales es posible que estuviera un joven Rodrigo Díaz de Vivar.

El 8 de mayo del año 1063 se produjo la batalla que iba de decidir el destino de Graus, pero en ella Ramiro I de Aragón falleció de un lanzazo en el estómago, algo que se ha podido saber debido a las recientes investigaciones que se han hecho de sus restos y que muestran una importante laceración en una vértebra que sólo puede deberse a un lanzazo. Uno estudios que también han mostrado que el monarca sufría por entonces de sífilis en un estado muy avanzado. Así, en la primera del año 1063, murió el considerado primer rey de Aragón tratando de conquistar Graus.

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