A FONDO | Dioscórides Casquero Experto en distribución comercial, miembro de la Asociación de Gerentes de Centros Urbanos

La transformación del comercio en Zaragoza

La capital aragonesa tiene el segundo mayor ratio de equipamiento comercial de España, pero esta oferta se ubica en lugares que han perdido su idoneidad y su accesibilidad

Varias personas pasean por delante de una céntrica tienda de Zaragoza.

Varias personas pasean por delante de una céntrica tienda de Zaragoza. / Miguel Ángel Gracia

Dioscórides Casquero

¿Compra usted de la misma forma y en los mismos sitios que hace diez años? La respuesta seguro que ha sido negativa y, sin embargo, la mayor parte de nuestras áreas comerciales, locales a pie de calle e incluso grandes superficies comerciales del centro y de la periferia, vienen de antes. Así tenemos el segundo mayor ratio de equipamiento comercial de España –metros cuadrados de tiendas por cada zaragozano– solo superado por Madrid. Pero esta inmensa oferta está ubicada en lugares que han perdido su idoneidad y accesibilidad, o son tipos de establecimientos que ya no se ajustan a nuestras preferencias. Hay un problema de adaptación del comercio al consumidor .

Esta situación está siendo aprovechada por determinadas cadenas y formatos para cubrir con éxito esas preferencias, lo que está provocando una creciente concentración de enseñas. Existen una serie de formatos ganadores y también de formatos perdedores.

Formatos perdedores

Galerías de alimentación y mercadillos. De los 88 que llegaron a existir en la capital aragonesa apenas sobreviven menos de 30.

Pequeño comercio disperso en bajos residenciales y tiendas de calle. No existe un censo total, pero según mis estimaciones en ciertos barrios deduzco que entre el 20 y el 25% de los locales están hoy desocupados o abandonados, en torno a unos 2.000.

Comercios especializados en periurbano o ejes carreteros y polígonos industriales. Carretera de Logroño, avenida de Madrid, polígonos al sur y al este de la ciudad, las avenidas Valencia y Cataluña... Todos ellos tienen en común que albergaron hasta hace poco una notable oferta de gran y mediano formato, sobre todo de equipamiento del hogar, pero no disfrutaron de un urbanismo ordenado, ni de una promoción adecuada, así que están languideciendo a la espera de una reconversión. Son una enorme reserva de superficies, más de 100.000 metros cuadrados, y podrían dar lugar si se solucionan los problemas señalados a una dotación comercial y, especialmente, de servicios, que sea nueva e interesante para Zaragoza.

Centros comerciales. Zaragoza tiene un récord en esta materia. Vio cerrar hace años un hipermercado, cuando eso era impensable, pues eran los grandes dinosaurios de la distribución. Pero también vio la desaparición de facto de un centro comercial entero y un serio ajuste en un segundo centro, mientras un tercero se suma ahora a tener que afrontar serios inconvenientes. No es un problema de tamaño, ya que, durante años, creímos que el comercio de pequeño formato desaparecería, comido por el grande, pero hoy miles de pequeñas tiendas de cadenas, franquicias o independientes asociados en centrales de compra están haciendo cerrar a los gigantes de la periferia urbana. Y esa reconquista de la proximidad, del centro, de la malla urbana nos lleva al siguiente grupo de formatos, los que se pueden considerar como ganadores.

Formatos ganadores

Supermercados de atracción. En los años 90 se cartografió la ciudad en unos 40 polígonos urbanos que se denominaron como «áreas de polaridad comercial». Cada uno de estos polígonos estaba caracterizado por la existencia de un núcleo de locales de cotidiano, supermercados de pequeño formato y algunos mercados. Me sorprendo cuando veo ahora el concepto de «ciudad de 15 minutos», porque esa es la manera natural, sin que nadie planifique, en que se organiza la oferta de cabecera en los barrios, minimizando los desplazamientos. Hoy en día todo ese equipamiento suele estar monopolizado por supermercados de gran formato, que juntan en un solo local toda la oferta de cotidiano.

Almacenes populares, locales ‘low cost’. Un formato muy popular en la década de los años 70, pero que, con todo, llegó a desaparecer en España. Hasta el punto que hemos tenido que importarlo de cadenas extranjeras, ahora que el consumidor, ante la disolución de la clase media, busca de nuevo formatos de precio único, del estilo del «todo a dos euros».

‘Flag Ships’ comerciales. La traducción literal al castellano sería algo así como un «buque bandera» . Cuando la venta 'online' se atreve con los productos especializados como electrodomésticos, ropa o calzado, las enseñas necesitan que sus tiendas sean instrumentos comerciales, pero estas, además, han de ser también instrumentos de márqueting: hay que enseñar la bandera de la marca en lo más alto, y lo más alto en comercio, el lugar de más alta centralidad, es el centro urbano. Las 'main streets' de nuestras urbes. Visibilidad, prestigio y facilidades para un comprador que, antes de visitar la tienda física, ya ha paseado por sus pasillos virtuales. Para «ir a ver», ya no hay que subirte al coche, hacer 20 kilómetros, colas , parquin ni toda clase de incomodidades.

Nuevos formatos innovadores. Alguien dijo que innovar no es más que «mezclar cosas que ya existen pero de una manera original», y yo no puedo estar más de acuerdo. A la hora de sistematizar la actual transformación comercial del centro de Zaragoza y de otras capitales debemos utilizar, a mi juicio, ese método de análisis. En él, hostelería, comercio y turismo se suman para formar los mercados gastronómicos; la zona residencial, unida a las oficinas, hace aparecer los edificios de 'coliving' y 'coworking'; mientras que el comercio y el márketing se unen para crear espacios 'pop up' y de ferias temporales.

En Zaragoza el problema es un urbanismo comercial con pocos espacios de centralidad en la trama urbana, además de un exceso de espacios marginales o en desuso en los barrios y el entorno periurbano. Aunque, eso sí, esto es al mismo tiempo un problema y una oportunidad. Con políticas público-privadas valientes se puede –quizás, se debe– dar salidas de reconversión a los miles de metros destinados al ocio y así facilitar la creación de nuevos espacios de centralidad lo más cerca posible de nosotros, ya que es lo que ahora estamos demandando los ciudadanos.

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