Los Dominican Dont Play (DDP) y los Black Panther (BP) son las dos bandas de pandilleros, principalmente compuestas por jóvenes latinos de segunda generación, presentes en Zaragoza. Así lo ha certificado en un auto el juez que instruye la causa con la que la Policía Nacional trató de desmantelar a los DDP, quienes habían crecido en los tres últimos años hasta alcanzar los 24 miembros, de los que 13 son mayores de edad. 

La primera vez que la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía de Aragón detectó a los DDP, ilegalizados por el Tribunal Supremo en el 2013, fue en el año 2009. Crearon lo que ellos llaman coro que dependía de la organización en Madrid, manteniendo sus componentes frecuentes contactos con su central para proveerse tanto de armas como para colaborar en acciones desarrolladas en una y otra ciudad contra bandas rivales. Fue desmantelada y su anterior líder, Jeison Giovanni Delgado, de 27 años, conocido como el Flaco, huyó a Colombia donde murió en un accidente de tráfico. Arrastraba varias condenas y afrontaba una docena de juicios. 

Su sucesor, según constata el magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Zaragoza es el rapero Steven Guarionex, alias Biwan. No obstante, afirma que, en la actualidad, la banda no está estructurada y jerarquizada que en épocas anteriores, si bien «ha continuado ejerciendo actividades ilícitas asentando su territorio en el barrio de San José, siendo los principales lugares de reunión de sus miembros la plaza Mayor, el parque de la Granja y la plaza de la Memoria.

«La rivalidad mantenida entre miembros de los DDP y de los BP ha dado lugar a numerosos enfrentamientos en diversos puntos de la ciudad, en algunos casos multitudinarios y tumultuarios con uso de machetes y cuchillos, y en otros con resultados de lesiones graves para quienes han resultado agredidos», asegura el juez. 

Pero el instructor va más allá y afirma que los miembros de la organización DDP, además de contar con una caja común para atender económicamente determinadas contingencias, disponen de armas de diverso tipo, algunas de ellas prohibidas, y financian sus actividades mediante la venta de drogas tóxicas y sustancias estupefacientes y psicotrópicas como marihuana, cocaína y MDMA. Para ello, añade «utilizaban» en muchos casos a menores de edad ya integrados en la organización para realizar estas actividades.

A partir de la investigación policial llevada a cabo, el instructor divide los diferentes escalones de los Dominican Dont Play en tres, destacando en la escala más alta a Steven Guarionex, a Miguel Santiago L. V., alias Miniplay, y a Juan David G. V. Todos ellos con antecedentes. En el segundo estarían el resto y en más bajo los menores. 

En dicho auto destaca que los pinchazos telefónicos, el estudio de los teléfonos móviles intervenidos en la macrooperación policial y el registro de las viviendas de los miembros de la banda «arrojan» indicios suficiente de criminalidad para todos ellos, salvo una chica a la que archiva la causa contra ella porque considera que estaba en el piso el día de la detención de uno de los miembros. Nada más.