CRÍTICA LITERARIA

Crítica de Miguel Ángel Ordovás de 'Memorias del niño Toni': La mirada del niño y el recuerdo del padre

Antonio Chicharro no solo refleja la evocación de su infancia, sino que la narración de sus memorias se extiende más allá en el tiempo

Portada del libro.

Portada del libro.

Miguel Ángel Ordovás

Bajo el título 'Memorias del niño Toni', Antonio Chicharro Papiri ha recogido sus recuerdos en un volumen que ha publicado Libros del Innombrable. No solo queda ahí reflejada la evocación de su infancia, como cabría pensar, sino que la narración se extiende más allá en el tiempo. No se trata sin embargo de un título engañoso, ya que en todo momento se desarrollan esas memorias bajo la mirada pura de la niñez, lo cual no quiere decir una visión cándida o simple, sino espontánea, natural y despojada de prejuicios.

Así, el niño Toni emprende la maravillosa tarea de reconstruir su vida desde los primeros años, primero en su Roma natal, a principios de los años 40, pero fundamentalmente en España, donde su familia se trasladó forzosamente poco tiempo después de su nacimiento, recalando en la gran casa de sus abuelos del Madrid de la posguerra.

Antonio Chicharro Papiri provenía de familia artista, y tanto su abuelo como su padre eran pintores. También era artista su madre, la italiana Nanda Papiri, y esa atmósfera le marcó de manera decisiva, lo mismo que a los recuerdos recogidos en el libro. El padre, Eduardo Chicharro Briones, fue además uno de los fundadores del postismo, movimiento literario y de entender el arte que supuso un revulsivo de creatividad en el acartonado panorama cultural del momento.

Es precisamente esa figura del padre la que destaca por encima del resto en este libro, que se convierte de manera casi necesaria en una reivindicación y homenaje a su presencia, su obra y su recuerdo, algo disminuido por su temprana muerte. A pesar de que estas memorias están llenas de personajes pintorescos y nombres conocidos, de historias entrañables y situaciones de escasez, es la imagen de Eduardo Chicharro, Chebé, la que se impone con mayor fuerza e intensidad. No es casual que la ilustración elegida para la portada sea un retrato pintado por su padre, Eduardo Chicharro y Agüera, en el que el padre del niño Toni mira directamente a los ojos al lector.

Suscríbete para seguir leyendo