Sala de máquinas

Lisboa y el amor

Juan Bolea

Juan Bolea

No recuerdo exactamente cuándo empecé a leer a Eça de Queirós, pero sí que lo hice muy joven y que su compañía no me ha abandonado a lo largo de tantos años, en los que habré leído casi todo de él.

Acabo de volver a hacerlo, disfrutando tanto como con la primera lectura de El primo Basilio, una de sus grandes novelas, ahora recién reeditada por el sello Sial con una nueva y excelente traducción del portugués por parte de Vicente Araguas.

Eça de Queirós, el gran maestro del naturalismo portugués de finales del siglo XIX, escribió esta novela hacia 1878, en pleno dominio de sus artes y facultades narrativas. La ambientó en una Lisboa que conocía como casi ninguno y que él supo describir y utilizar como escenario dramático mejor que nadie.

Sus personajes principales (asimismo los secundarios) son inolvidables. Luisa, la prima de Basilio y éste vivirán un romance prohibido, adúltero. Su relación irá pasando por diversas fases. En esa paulatina gradación, de menos a más, de coqueteos y guiños a sentimientos más profundos y emociones de gran intensidad fueron muy pocos los autores contemporáneos a él capaces de superar a Eça de Queirós. Su precisión y sutileza en la descripción de las dudas, en los abismos morales y éxtasis amorosos de la prima Luisa fueron, simplemente, exquisitas. Sobre Luisa se focalizará toda la acción melodramática de ese romance oculto que, para Basilio, parecerá más bien un mero entretenimiento, cosa de aventura, asunto para una frívola conversación con los caballeros del casino, pero que para ella será cuestión de vida o muerte.

En ese retrato prodigioso de una burguesa lisboeta que en más de una ocasión nos recordará a Madame Bovary (pero sin su ambición) o a una Ana Karenina (pero sin su patetismo), el autor destilará un prodigioso sentido del humor. No a la manera de efectos o gags, sino como una filosofía narrativa machihembrada al texto con características propias. Un humor amplio, seminal, variado en sus géneros (de la burla al sarcasmo, del chiste a la ironía). Y exhibirá igualmente el escritor su excepcional dominio de los «tipos» lisboetas de la época, desde consejeros del gobierno portugués o de la alcaldía de la ciudad a simples criados, pasando por empresarios, queridas, curas, poetas, actores, correveidiles y un elenco sinfín...

Un genio. Y El primo Basilio, una novela genial.

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