UN ‘THRILLER’ EMOCIONAL Y SIN RESPIRO

Manuel Ríos (autor de 'El olor del miedo'): «La dominancia del planeta ha vuelto al ser humano más frío e impasible»

El autor acaba de publicar su cuarta novela, con la que busca reflexionar sobre el valor de una vida animal y el límite de la crueldad humana

El escritor madrileño Manuel Ríos, el pasado viernes, durante su presentación en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés.

El escritor madrileño Manuel Ríos, el pasado viernes, durante su presentación en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés. / LAURA TRIVES

Álvaro Jordán

Álvaro Jordán

Después de una lucha constante durante miles de años de evolución, el ser humano consiguió superar todos sus peligros prehistóricos para colocarse en la cúspide de la cadena alimenticia. En la actualidad, todo lo que hemos asentado: nuestras ambiciones, deseos, propósitos o dramas, llevan existiendo gracias al gobierno de la raza humana en la Tierra. Claro, todo eso conlleva una gran serie de ventajas, la más básica, no tener que estar enfrentando innumerables peligros para sobrevivir. ¿Pero qué ocurre cuando el ser humano goza de una libertad casi absoluta, cuáles son las consecuencias de que transforme el mundo a su imagen y semejanza?

Estas son las preguntas que el escritor Manuel Ríos (Madrid, 1965) intenta responder con su cuarta novela, 'El olor del miedo', que presentó el pasado viernes en Zaragoza. La obra se sumerge por completo en el género de la novela negra. Sin embargo, en una época de auge como lo está siendo para este género, Ríos ha buscado darle un toque distinto a su escrito. En este caso, la historia no arranca con la muerte de una persona, sino con la de una elefanta, pues el reino animal es sobre todo el foco del drama en la obra.

La historia presenta a Elena, una joven veterinaria asentada en el Parque de Animales de Valencia. Tras presenciar la muerte agonizante de Blanca, la elefanta albina del parque (a manos de un misterioso asesino), la joven sufre un choque de emociones que cambia su vida para siempre. La protagonista intenta convencer a la policía de que se trata de un asesino en serie de animales, una especie de cazador furtivo dentro de la ciudad, puesto que ya han ocurrido hechos similares por la zona.

El fin justifica los medios

Sin embargo, al no tratarse de una muerte humana, la policía apenas se esfuerza por hallar respuestas. Es en ese instante cuando Elena decidirá tomar las riendas y comenzar su propia investigación clandestina con la ayuda de Cristina, su pareja, y de Sidy, su amante y compañero del parque. La joven será la representante de que el fin justifica los medios, y comenzará a realizar alguna que otra maniobra ilegal para poder hallar pistas. Unas tácticas que pondrá en peligro tanto su vida como la de sus seres queridos, en una historia acompasada por un triángulo amoroso que hará reflexionar sobre el valor de la vida humana, de la vida animal y, sobre todo, de cuál es el mayor peligro para el ser humano.

Frente al mensaje de la obra, el autor deja claro que le gustaría que el público «entendiese la relación entre los humanos y el reino animal. En qué somos parecidos y en qué nos diferenciamos, si somos capaces de brindar la misma justicia a los animales que a nuestra especie». Este es un efecto con el que Ríos dejó entrever que «es bastante frío ver que el ser humano no valora tanto la vida de otras especies porque es algo que se aleja de nuestro terreno, de nuestro puesto en la cadena alimenticia. Esa dominancia nos ha vuelto más fríos, más impasibles ante los demás y es un cóctel peligroso cuando se mezcla con la crueldad e inteligencia que poseemos. Salvo por las normas y leyes que tenemos, el límite de nuestras acciones nos lo ponemos nosotros mismos».

Esto resulta algo irónico para el escritor, puesto que para él «hemos evolucionado hacia otras vertientes, sí, pero no somos tan distintos de los animales, sobre todo a la hora de amar a nuestros seres queridos. Quizá esta crueldad, al final, no deja de ser una nueva adquisición humana. De la misma forma que hay personas que prefieren huir del instinto básico de tener hijos, puede que nos estemos alejando de esos orígenes», concluyó el autor mientras adelantaba sus próximas presentaciones en Sevilla, Bilbao y Murcia.