Las 'Turbulencias' de Javier Losilla: Dadle una oportunidad a la cumbia

Del tecno con chile de IMS al fin de la utopía de Etopia, pasando por artistas africanas, la ficción de ‘X Company’ y la prosa volcánica de Lester Bangs 

Camilo Lara, alma mater del Instituto Mexicano del Sonido.

Camilo Lara, alma mater del Instituto Mexicano del Sonido.

Javier Losilla

Javier Losilla

Articulado en torno al inquieto y revoltoso creador Camilo Lara, el proyecto Instituto Mexicano del Sonido no es, como su nombre podría dar a entender, una sesuda institución dedicada a preservar la memoria sonora del país azteca, sino un espejo que refleja la gozosa mixtura musical de un territorio, su vitalidad y su contemporaneidad. IMS, para abreviar, es un potente brebaje de ritmos aderezados por la electrónica más bailable en el que se enredan la cumbia, el pop, los arrebatos balcánicos, las especias del Caribe, el folclore local, el hip hop y algunos meneos más. En danza desde hace 20 años, IMS revisa ahora su trayectoria discográfica en el doble elepé Algo-Ritmo Hits 2004-2024 (Soy Sauce / El Volcán Música), con título, por cierto muy cercano al del disco que Kevin Johansen editó en 2019 (Algo Ritmos). En 24 canciones (desde 'Escríbeme pronto' hasta 'El jefe', pasando por la inédita 'Bolero') el IMS resume su peculiar y excitante universo musical («Escríbeme, escríbeme, escríbeme pronto, que yo soy muy paciente pero no soy tonto»).

En 2017, artistas como Mamani Keïta, Oumou Sangaré y Mariam Doumbia dieron forma a 'République Amazone', primer disco de Les Amazones D’Afrique. En la segunda entrega del proyecto ('Amazones Power') las cantantes Angélique Kidjo y Rokia Koné lideraron el álbum. Y ahora, Mamani Keïta, Fafa Rufino, Kandy Guira, Dobet Gnahoré y Nneka, entre otras artistas han creado 'Musow Dance' (Real World). Como en anteriores entregas, son cantantes de diferentes países africanos, contando y cantando historias sobre las mujeres del continente negro y aportando cada una se ellas las peculiaridades rítmicas de su lugar de origen. Jacknife Lee, quien ha dado a la variedad musical del conjunto un toque electrónico, respetando las diferencias y remarcando los detalles, es el productor. Benín, Burkina Faso, Congo, Costa de Marfil... Países diferentes con problemas comunes, puestos en buena solfa por intérpretes brillantes. Estas amazonas, como sus predecesoras, son el reflejo del espíritu combativo, aunque no violento, de aquellas Amazonas de Dahomey que combatieron con valentía durante los siglos XVIII_y XIX.

BrhyM, Mark Ellis y Stephanie Morgenstern y Lester Bangs

Puede que los escuchadores más avezados y/o talluditos recuerden a Bruce Hornsby, caballero de Virginia que triunfó en los años 80 con canciones de pop con fecha de caducidad. Andando el tiempo Bruce maduró artísticamente y ha llegado hasta hoy con la clarividencia suficiente para registrar 'Deep Sea Vents' (Zappo Productions / Thirty Tigers / Popstock!) al alimón con yM, ensemble de cámara, con el nombre de BrhyM.. Flauta, clarinete, trompeta, violín, viola y cello acogen la voz de Hornsby en una notabilísima colección de canciones submarinas, con textos algo surrealistas y músicas que conjugan con tino lo clásico, lo popular y lo contemporáneo. 'Deep Sea Vents' es un álbum tan peculiar como agitador, tan interesante como divertido.

Rescatada del fondo de armario de Movistar, les recomiendo la serie húngaro-canadiense 'X Company', creada por Mark Ellis y Stephanie Morgenstern, que pasó de puntillas cuando de estrenó. A lo largo de tres temporadas cuenta las cuitas de cinco agentes de la resistencia entrenados en Canadá. No es solo una historia de guerra, ni una narrativa de buenos y malos; 'X Company' es el reflejo de la lucha contra los nazis, sí, pero además profundiza en las pasiones, las contradicciones, los miedos y las esperanzas de los personajes. Y la trama avanza a buen ritmo con giros inesperados.

Músico, periodista, escritor y crítico musical, Lester Bangs vivió rápido, escribió voluptuosamente y falleció a los 33 años, en 1982. Su prosa, cercana a lo que Hunter S. Thompson llamó periodismo gonzo, excedió los asuntos de los que se ocupó, especialmente en su faceta de crítico musical implacable y lenguaraz. Tras la publicación en España, hace unos años, de 'Reacciones psicóticas y mierda de carburador', una recopilación de sus textos realizada por Greil Marcus y vertida al castellano por Ignacio Julià, la editorial Libros del Kultrum acaba de lanzar 'Venas al frente, festines de sangre y mal gusto', con edición de John Morthland y traducción de Paco Arrieta. Les guste o no el rock, aprecien o no la crítica musical,  lean a Bangs, y prepárense para recibir un puñetazo literario en la nuca. Indoloro.

'El laboratorio de las preguntas futuras'

'El laboratorio de las preguntas futuras', editado por el Ayuntamiento de Zaragoza, coordinado por Isabel Cebrián y producido por Laura Montañés y Elena Giner, es una iniciativa de Etopia, ese generador de arte y de ideas que ahora la alcaldesa Chueca quiere convertir en un centro empresarial gestionado por algunos de sus amigos. Varios autores responden en el libro al reto del futuro abordando asuntos como las tecnologías, las ciudades, la participación cultural, la ciencia, el transporte, la educación... Un excelente ejercicio de reflexión que es, a fin de cuentas lo que Etopia ha hecho hasta ahora. El libro no cuenta los logros de Etopia, pero sí recoge algunas experiencias ahora desaparecidas.

Además del interés que 'El laboratorio de las preguntas futuras' tiene desde la perspectiva del conocimiento, el libro pone al descubierto el doble juego (sucio) de algunos políticos. Así, en el prólogo, la alcaldesa Natalia Chueca celebra que los «Laboratorios de Innovación Abierta, operados conjuntamente con la Universidad de Zaragoza, permiten a ciudadanos, artistas y tecnólogos de cualquier edad (...) desarrollar soluciones y prototipos colaborativos».  Esos laboratorios son precisamente los que, poco tiempo después de escribir ese prólogo, ha cerrado el ayuntamiento. Y, ya puestos, las colonias infantiles, otra interesante iniciativa de Etopia, no dependen ahora de la Fundación Ciudad del Conocimiento, sino del grupo empresarial Hiberus. La privatización como futuro. Parece. 

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