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ESCENA

El Congreso de los Diputados sale en procesión: Roger Bernat dirige una acción teatral para que la ciudadanía se reapropie de la democracia

Un coro de personas ciegas será el encargado de portar el paso con la maqueta del parlamento que recorrerá las calles de Madrid este domingo. La 'performance' se enmarca en la conmemoración de los 50 años de España en libertad

Roger Bernat, delante de la maqueta del Congreso de los Diputados montada como paso que procesionará por el centro de Madrid.

Roger Bernat, delante de la maqueta del Congreso de los Diputados montada como paso que procesionará por el centro de Madrid. / Alba Vigaray

Madrid

No será una manifestación, ni tampoco una sesión de control extraordinaria, lo que provoque lío y pare el tráfico este domingo por la mañana en la puerta del Congreso de los Diputados. Los responsables serán una maqueta que reproduce el edificio a escala y la comitiva que la acompañará, todo un símbolo del estado que ahora sale a calle convertido por el artista y activista teatral Roger Bernat en una especie de paso de Semana Santa que procesionará, a partir de ese punto, por el centro de Madrid. La performance, si queremos llamarla así, tiene como objeto que la ciudadanía se reapropie de ese icono del poder popular que es el parlamento y que este se exponga a la intemperie de la misma manera que está expuesta la democracia. "O somos capaces de desmontarlo e incluso maltratarlo, y por tanto convertirlo en un vecino y hablarle de tú a tú, o pierde todo significado", dice Bernat del edificio institucional más reconocible de nuestro sistema político. Su propuesta se enmarca dentro de los actos de conmemoración de los 50 años de España en libertad que está organizando el Gobierno.

Días antes de que esa procesión con mucho de deriva situacionista tenga lugar, el paso con la reproducción del Congreso descansa en un taller de ebanistería de un polígono industrial de Getafe. Bernat y Juan Navarro, actor y performer que actuará como una especie de maestro de ceremonias en la calle, repasan el resultado final con Antonio Bachiller, el artesano que la ha construido. El nivel de detalle es pasmoso. Una maqueta como la que nos podríamos encontrar en el Colegio de Arquitectos, pero con sus vigas de madera en los costados, esas ‘trabajaderas’ que los costaleros se echan al hombro en Semana Santa. Seis personas, con relevos frecuentes, lo sostendrán por cada lado. Habrá momentos en que se paren a cantar. También es posible que alguien, involucrado en la acción o mero espectador, lance alguna consigna o simplemente diga lo que le apetezca. Porque todo lo que pase a partir del momento en que la gente se reúna en la calle y la comitiva se ponga en marcha, salvo algunas canciones y una cierta idea de la ruta, está por ver, sin texto ni guion previo. Simplemente sucederá.

Detalle de la maqueta del Congreso que protagonizará el 'Desplazmiento'.

Detalle de la maqueta del Congreso que protagonizará el 'Desplazmiento'. / Alba Vigaray

El paso lo portará el Coro Fermín Gurbindo, una formación veterana compuesta por 26 personas ciegas o con discapacidad visual. Bernat y Navarro hablan de la particularidad de este coro que no se puede guiar por señales visibles. Su director, Nacho Parrés, lo conduce hablando, pero también con la respiración. "El 'un, dos, tres' lo hace con aspiraciones, para que le oigan", comenta Navarro. Con el coro se han pactado una serie de canciones que forman parte de su repertorio. "Desde el Zorongo de Lorca a canciones medievales en castellano antiguo, catalán y gallego, temas que mezclan los tres idiomas o incluso una canción en euskera que se llama Boga Boga. Composiciones que, de alguna manera, representan la España plurinacional", dice el autor de la pieza. No serán las únicas, pero quieren que se mantenga cierto elemento sorpresa.

Antecedente chileno

En 2014, Roger Bernat ya dirigió algo muy parecido en Santiago de Chile. Lo que se desplazó allí fue una réplica del Palacio de la Moneda, la sede presidencial en la que Allende resistió lo que pudo al golpe de estado de Pinochet en 1973. Más de 30 organizaciones sociales se turnaron entonces portando a hombros la maqueta hasta una de las zonas más pobres de la capital chilena. La idea era la misma: permitir que la gente se reapropiase del poder y sus símbolos. "Cuando La Moneda llegó al barrio de La Legua, era una reparación histórica. La institucionalidad no había llegado hasta allí después de 40 años de democracia. En aquel momento estaban abriendo la primera sucursal bancaria. Para nosotros quizá sea difícil de entender, pero para ese barrio, que abrieran un banco era una victoria. Y que llegara finalmente el símbolo del poder, una fiesta", recuerda Bernat.

Aquel Desplazamiento del Palacio de la Moneda se convirtió en una pieza mítica para la comunidad escénica, todavía muy recordada más de una década después. Y le permitió a Bernat descubrir un ritual parecido muy arraigado en el archipiélago de Chiloé, una zona muy húmeda de Chile donde los vecinos se ven a veces obligados a arrancar sus casas de los pilares que las sostienen para, con la ayuda de los vecinos, trasladarlas a algún lugar más seguro. Ese trabajo colectivo de una comunidad moviendo arquitectura y movilizándose para ayudar a alguno de sus miembros está en la base de esta nueva propuesta que llega ahora a Madrid comisariada por la periodista cultural y colaboradora de este periódico Marta García Miranda.

Los organizadores no quieren dar muchas pistas sobre cuál va a ser el itinerario en su desplazamiento por la capital. Lo han planteado como una deriva urbana, esos paseos sin ruta específica teorizados en los años sesenta por el pensador situacionista Guy Debord para experimentar de una manera diferente la realidad de la ciudad. Que quienes la guíen sean personas ciegas tiene un propósito claro. "Tenemos que confiar en que los ciegos siempre han sido los que mejor se orientan en la oscuridad", explica, metafórico, Roger Bernat. "Yo vengo del ámbito del teatro, y en el teatro los oráculos siempre han sido ciegos. En el momento en el que estamos, ¿qué mejor que encomendarse a unos oráculos para que nos guíen en el futuro incierto que nos espera?".

El Desplazamiento del Palacio de la Moneda que Roger Bernat planteó en Santiago Chile.

El Desplazamiento del Palacio de la Moneda que Roger Bernat planteó en Santiago Chile. / Picasa - rogerbernat.info

Juan Navarro, actor curtido y un nombre importante de la escena de vanguardia en España, formado con Sara Molina y que ha trabajado en compañías como La Fura dels Baus, también tendrá ciertas funciones de guía, indicando cómo mover la maqueta y orientando el recorrido. "Voy a ser el que esté activando el dispositivo", dice él, que ya hizo lo mismo en Chile. Navarro conoce a quienes le acompañarán: trabajó con el mismo coro en una obra en torno a la Novena Sinfonía de Beethoven en Teatros del Canal. Además, hacia el final del recorrido, "cuando los ciegos nos hayan llevado donde buenamente crean que nos tienen que llevar", añade con misterio y media sonrisa Bernat, artistas ligados a La Juan Gallery realizarán algún tipo de performance con la maqueta. Un grupo de 30 personas protegerá en todo momento el recorrido de la comitiva, 'actores' y espectadores, para evitar que se produzcan problemas.

Activismo teatral

Hijo de militantes del FRAP, Roger Bernat recuerda cómo en varias ocasiones sus padres, cuando él era niño, tuvieron que despertarle en plena madrugada para dejar Barcelona y escapar a Bélgica, de donde es originaria su madre, huyendo de las autoridades franquistas. Ese gen activista, sin embargo, nunca se ha manifestado en él con militancias explícitas en partidos u organizaciones sociales. Lo más cerca que ha estado fue cuando, con el propio Juan Navarro, se dedicaron a boicotear los teatros de Barcelona durante las movilizaciones del 'No a la guerra' de Irak. "Hicimos comandos, nos subíamos a los escenarios y parábamos los espectáculos de los demás. Bueno, el nuestro también, porque esos días estábamos en el Lliure [risas]. Dijimos: 'Esta noche no actuamos y nos vamos a parar los teatros'. Pero no dejaba de ser un activismo light", recuerdan. Poca más militancia ha habido en Bernat, que cree que su padre siempre vivió esta circunstancia con cierta frustración. "Yo creo que él pensaba: 'pobrecillo, podía haber sido activista y me ha salido teatrero' [más risas]."

Eso podría explicar que su trabajo, en cambio, sí que haya tenido a menudo un contenido explícitamente político, y no solo en el caso del Desplazamiento chileno y ahora el madrileño. En su pieza Pendiente de voto (2012), Bernat convertía el teatro en un parlamento en el que los espectadores tenían que votar. En Numax-Fagor-Plus, el público era invitado a reproducir las asambleas de trabajadores de esas dos empresas industriales del título. Y en Please, continue (Hamlet), su particular aproximación al clásico de Shakespeare, un equipo formado por jueces, fiscales y abogados reales sometían a juicio al príncipe de Dinamarca ante una audiencia que tenía bastante de jurado popular.

Que los espectadores jueguen un papel activo en sus obras, que se conviertan en actores, es el rasgo principal del trabajo de Bernat. "El sentido de mi trabajo es volver a hacer teatro, pero no que lo hagan los actores, sino que lo hagamos todos", explica durante su conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. "Que aceptemos este juego de máscaras, mentir, engañar, ser histriones, con tal de no tomarnos en serio. Eso es lo que permite el teatro, a fin de cuentas". ¿Qué efecto ve en el público cuando lo convierte en sujeto activo, cuando lo sube a escena? "Te lo digo muy sencillamente: son más bellos. Cuando vas al teatro, ves a un actor o una actriz y luego te los encuentras en el bar, dices: 'Pensaba que eras más alto'. Pues ocurre eso: la gente es más alta, la gente es más bella. Si lo cogemos desde el ámbito de lo formal, yo con eso tengo suficiente".

El paso con la maqueta será sostenido por el Coro Fermín Gurvindo.

El paso con la maqueta será sostenido por el Coro Fermín Gurbindo. / Alba Vigaray

En este Desplazamiento del Cogreso, el público también será fundamental como parte de la comitiva que acompañará al paso con la maqueta del edificio. La idea es que la performance se convierta en algo a medio camino entre un pasacalles y una procesión, entre un carnaval y un via crucis. Ese Congreso de madera a escala se desplazará tembloroso por las calles del centro de Madrid, sostenido por unos nazarenos muy particulares y acompañado de espectadores 'procesionantes' para representar la fragilidad de la institución y de la propia democracia.

"La cultura teatral a la que pertenezco no está tan lejos de la cultura agrícola, todo viene de lo mismo, y la cultura agrícola funciona por ciclos. Estos 50 años no dejan de ser un ciclo y, en los ciclos, todos sabemos que llega un momento en que las cosas perecen y tienen que volver a nacer -dice el director de la pieza-. A mí me parece interesante que esta no sea una conmemoración acrítica, sino que enfrente la idea de que la democracia, de una manera u otra, vive su particular via crucis y periódicamente tiene el peligro de perecer para resucitar. La idea aquí es coger el mayor símbolo del poder y llevarlo de parranda, hacerle compartir con nosotros la peligrosidad y la precariedad del día a día".

El Desplazamiento del Congreso de los Diputados tendrá lugar al día siguiente del 47 aniversario de la Constitución, que se aprobó el 6 de diciembre de 1978 después de un largo proceso de elaboración que transcurrió fundamentalmente entre las paredes de este edificio. El mismo en el que se produjo el golpe de estado que estos días estamos reviviendo a través de una popular serie de televisión: el que quizá haya sido su momento más célebre es también el más negativo. "Cuando se produce un golpe de estado, ¿qué es lo primero que tiene que ocuparse? El Congreso, y luego la televisión. Un símbolo y un altavoz", dice Bernat como para volver a subrayar la importancia de apropiárselo, en este caso de una forma más democrática y festiva.

Del trabajo de Roger Bernat dijo el pensador Paul B. Preciado que propone "una desteatralización del teatro" y, al mismo tiempo, "una generalización del dispositivo teatral: no hay teatro porque el teatro está en todas partes". Este 7 de diciembre, a partir de las 11 de la mañana, el Congreso, las calles del centro de Madrid y quienes paseen por ellas se convertirán en eso, en teatro. En el escenario de una procesión profana que anunciará un Domingo de Resurrección democrática. Porque o resignificamos símbolos del poder como el parlamento, o los sacamos a pasear y los manoseamos, como dicen sus promotores, o estos "pierden su sentido: acaban quedando vacíos, siendo cáscaras. Meras escenografías que no tienen valor".

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