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El Zoológico de la Aljafería

Durante siglos, los jardines del palacio real de la Aljafería albergaron el 'zoológico' de los monarcas de Aragón

Dos leones sosteniendo el escudo de los Reyes Católicos en la Aljafería

Dos leones sosteniendo el escudo de los Reyes Católicos en la Aljafería / SERGIO Martínez Gil HISTORIADOR Y CO-DIRECTOR DE HISTORIA DE ARAGÓN

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

Zaragoza nunca ha tenido un zoológico como tal, al menos según la concepción más moderna de este tipo de pequeños ecosistemas urbanos en los que se muestran en cautividad a diferentes especies animales, muchas de ellas exóticas en los lugares en los que se exhiben. De todas formas, seguro que a unos cuantos lectores les viene a la cabeza el recuerdo del oso que durante años estuvo en unas condiciones más que cuestionables en el actual parque Bruil de la capital aragonesa ya en el siglo XX. Pero lo que hoy traigo a estas líneas, con las que intento cada fin de semana acercar unos cuantos pedazos del pasado, nos lleva directamente a la Edad Media.

No era raro que muchos monarcas tuvieran en parte de sus palacios o jardines muestras de animales, sobre todo si eran exóticos, y no sólo para deleitarse contemplándolos. Y es que había ciertos animales que también marcaban el prestigio y el poderío económico del monarca de turno, ya que si tenían unos vistosos animales que además se habían tenido que traer desde tierras muy lejanas, eso daba el mensaje a todos los que los veían que el rey disponía de una gran riqueza e influencia. Por ejemplo, la famosa Torre de Londres también fue en su época palacio real y hoy en día en la visita a una de las torres de su recinto amurallado nos encontramos una muestra de jaulas y grabaciones de sonidos de animales mientras nos dicen que ese lugar fue utilizado durante algunas épocas como una especie de zoológico privado.

Algo similar ocurrió en el zaragozano palacio de la Aljafería, un recinto cuyo núcleo tiene prácticamente mil años de existencia ya que fue en la segunda mitad del siglo XI cuando el rey de la taifa zaragozana, Al-Muqtádir, ordenó su construcción para tener un palacio de recreo fuera de la ciudad y alejada del obsoleto alcázar de la Zuda. Ya durante ese periodo islámico, los jardines del palacio albergaron la presencia de osos, lobos, pavos reales, faisanes y, por supuesto, leones. Y es que, junto al águila imperial, el león probablemente sea el animal que más veces ha sido emulado en blasones nobiliares o como símbolo de monarcas y emperadores. Y es que seamos serios, no es lo mismo tener en tu escudo a una cebra, a un avestruz o a un fiero león rampante (a pesar de que las cazadoras son las leonas).

El patio de Santa Isabel de la Aljafería de Zaragoza.

El patio de Santa Isabel de la Aljafería de Zaragoza.

Esta tradición se mantuvo tras la conquista cristiana de Zaragoza en el año 1118 por las tropas de Alfonso I el Batallador, o al menos en ciertas etapas. Por ejemplo, durante el reinado de Jaime II de Aragón (1291-1327), se han conservado documentos en los que se especifica la alimentación que recibían los leones que había en cautiverio en la Aljafería, a los que se les daba carne de caballo. Desde luego había otras especies de animales, pero los leones siempre fueron los que mayores cuidados y atenciones recibían. Durante el reinado de su nieto, Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387), se ve que el monarca tenía una verdadera pasión por sus leones. Para ponernos en situación, incluso en los peores momentos de la Guerra de los dos Pedros que enfrentó a las Coronas de Aragón y de Castilla y en los que incluso la propia Zaragoza quedó amenazada tras la caída en manos castellanas de Tarazona y Calatayud, el rey escribía preocupado para que le contaran si los leones se encontraban con buena salud y si estaban siendo cuidados correctamente.

Su hijo Juan I (1387-1396) no sólo heredó el trono, sino también esa preocupación, ya que en una carta daba instrucciones específicas de que si ante una nueva camada de una leona esta se quedaba sin leche, los cachorros debían ser amamantados con leche de cabra. Tampoco era raro que intentando mejorar las relaciones diplomáticas con alguno de los monarcas vecinos, los reyes aragoneses enviaran como regalo a uno de sus preciados leones.

Un león en el Bioparc de Valencia, en una iimagen de archivo.

Un león en el Bioparc de Valencia, en una iimagen de archivo. / JUAN CARLOS CÁRDENAS

Como he comentado, este zoológico era privado de los monarcas. Pero eso sí, resulta que no eran ellos (o el tesoro real) quienes pagaban su manutención, sino la comunidad judía de la ciudad. Y esto lo sabemos precisamente a que en el año 1461, ya durante el reinado de Juan II (1458-1479), este eximió a la judería zaragozana de tener que asumir los pagos para la manutención de los animales que ahí se exhibían. Sin duda, habría sido curioso el poder hacer una visita a esos jardines en aquella época.

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