Dos años de guerra

Tras el segundo aniversario de la invasión rusa de Ucrania, las necesidades de asistencia humanitaria en el país, y en los estados limítrofes que acogen a más refugiados, siguen siendo ingentes

Las seis oenegés que forman el Comité de Emergencia español han canalizado ayuda a Ucrania por más de tres millones de euros.

Las seis oenegés que forman el Comité de Emergencia español han canalizado ayuda a Ucrania por más de tres millones de euros. / Servicio especial

Mario Gracia

El 24 de febrero de 2022, el Ejército ruso entraba en Ucrania. Ese día comenzaba una guerra en la que, trascurridos dos años, nadie es capaz de atisbar su final. El 26 de febrero de 2022, solo dos días después del comienzo de la invasión, Naciones Unidas contabiliza casi 400 heridos y 100 muertos entre la población civil. A la jornada siguiente, al menos 368.000 personas huían a países vecinos con la asistencia de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Dos años después, esta guerra deja por el camino, al menos, 30.000 víctimas civiles, entre muertos y heridos, según el último informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR). A ellas se suman 6,4 millones de ucranianos refugiados en todo el mundo y 3,7 millones de personas desplazadas internas dentro del país, según ACNUR. Y se espera que, en los próximos meses, unos 5,9 millones de refugiados sigan buscando protección en Europa.

El año pasado, 17,6 millones de ucranianos, algo más del 40% de una población de 43 millones, precisaron ayuda humanitaria y protección. Para este 2024, la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) estima que serán unos 14,6 millones los que necesitarán asistencia humanitaria para sobrevivir.

En el este y el sur de Ucrania, cerca de la línea del frente, donde los bombardeos y los ataques selectivos a las infraestructuras se han convertido en parte de la vida diaria, las necesidades son todavía más acuciantes, según el Comité de Emergencia español. Las seis oenegés de ámbito internacional que lo integran –Aldeas Infantiles SOS, Educo, Médicos del Mundo, Oxfam Intermón, Plan International y World Vision- advierten de que, en esta región, millones de civiles luchan todos los días por tener un acceso adecuado al agua, alimentos, salud, vivienda, protección y otros servicios y suministros esenciales.

“En esta zona, los desplazamientos internos continúan y la situación humanitaria sigue siendo muy grave. Estimamos que unas 380.000 personas se encuentran en una situación muy difícil”, indica Carmen Gómez de Barreda, responsable de la campaña Cáritas con Ucrania de Cáritas Española. Además, señala, los trabajadores humanitarios deben afrontar ataques masivos e indiscriminados que los “obligan a parar la atención a las personas y provocan muchos problemas a la hora de hacer frente a las bajas temperaturas del invierno. Estos constantes cortes de actividad, unidos a la estresante situación que vive el país, también están pasando factura” a su salud mental, comenta.

Por otro lado, el Comité de Emergencia denuncia que, “como ocurre en todos los conflictos, los niños y niñas son los más vulnerables”. Al menos 3,3 millones necesitan ayuda urgente, incluida protección y educación. Muchos han perdido a familiares, han resultado heridos o se han enfrentado a alteraciones drásticas en sus vidas. “Obligados a abandonar sus hogares y comunidades, sin poder asistir a la escuela y viviendo en entornos inseguros, sin calefacción ni electricidad debido a los daños sufridos en las infraestructuras del país, se espera que las necesidades de la infancia se vuelvan aún más apremiantes a medida que continúan las duras condiciones”, señala el comité en un comunicado.

El conflicto en Ucrania enfila su tercer año con un horizonte poco esperanzador, y corriendo el riesgo de sumirse en el olvido colectivo, eclipsado en la escena mediática internacional por la gran catástrofe humanitaria que también está sufriendo la población palestina en la Franja de Gaza. Sin embargo, las necesidades humanitarias siguen siendo ingentes. Solamente para responder a las necesidades de los refugiados y desplazados internos, ACNUR solicita 993,3 millones de dólares, 599 para Ucrania y 394,3 millones para los países de acogida.

Cáritas Española, por su parte, tiene previsto movilizar a lo largo de este 2024 otros cuatro millones de euros para responder a la emergencia humanitaria. Estos fondos se sumarán a los 6,4 millones de euros que ya ha enviado a las dos Cáritas presentes en Ucrania (la católica de rito griego y la católica de rito latino) y a la red de Cáritas en los países limítrofes para hacer frente a las necesidades de la población.

Hasta la fecha, el llamamiento humanitario del Comité de Emergencia ha recaudado más de 3.122.980 euros. Sus seis oenegés están apoyando, desde el principio del conflicto, a las personas desplazadas en Ucrania y refugiadas en los países vecinos, proporcionando ayuda de emergencia, albergue, comida, medicamentos, apoyo psicológico, dinero en efectivo y vales para comprar artículos de primera necesidad y espacios amigables y educación para los niños y niñas. Para este año, el comité hace un nuevo llamamiento a la población para que continúe apoyando la respuesta de estas organizaciones.

Reparto de ayuda humanitaria de Juan Ciudad ONGD.

Reparto de ayuda humanitaria de Juan Ciudad ONGD. / Servicio especial

Una vía segura para enviar ayuda

Al inicio de la guerra de Ucrania, la sociedad aragonesa se movilizó de forma masiva para dar una respuesta solidaria a la crisis humanitaria provocada por la invasión rusa. Hoy, las necesidades continúan, y hay muchas formas de seguir colaborando a través de las organizaciones internacionales asentadas en Aragón, como Unicef, Cáritas, Cruz Roja, Médicos del Mundo, Oxfam Intermón o Aldeas Infantiles SOS.

Otras oenegés aragonesas son una vía segura para mandar ayuda. Una es Farmamundi, que ha enviado ya 110 toneladas de medicamentos, material sanitario y suministros humanitarios. Juan Ciudad ONGD, la organización de cooperación de San Juan de Dios en España, recoge fondos para canalizar desde Polonia el envío de ayuda humanitaria.

Proyde, la oenegé de La Salle, apoya económicamente a las comunidades y obras educativas de Rumanía y Polonia que atienden a refugiados ucranianos. Y Proclade, la entidad de cooperación internacional de los claretianos, asiste a refugiados en sus necesidades más básicas, ofrece material sanitario a hospitales y envía kits humanitarios a las zonas más olvidadas del conflicto, como pequeños núcleos rurales donde se producen combates y los alimentos escasean.