Confesar desde el momento de su detención ayudó ayer a Johan Sebastián Giraldo a quien el ministerio público le acusaba de robar dinero y unos talonarios con los que estafó a su empresa del sector de la limpieza. Pedía para él un total de seis años y un día de prisión por ambos delitos, si bien el fiscal valoró la actitud del procesado, decidiendo rebajar la pena a imponer a tres años de privación de la libertad.

Junto a ello, deberá de indemnizar a la sociedad en la que trabajaba con 1.253,80 euros, que es la cantidad que pudo hacer suya tras cobrar uno de los cheques al portador que había sustraído. Los hechos ocurrieron el año pasado cuando el encausado consiguió un juego de llaves de la empresa de un compañero y forzó uno de los cajones. Tal y como reconoció, se apoderó así de dos talones en blanco firmados por el titular de la sociedad, así como de 200 euros en efectivo. Johan Sebastián Giraldo, que llevaba un tiempo largo trabajando en dicho lugar, rellenó los talones al portador por importe superior a 1.000 euros, uno de ellos, y unos 950, el otro. Después convenció a dos conocidos para que fueran a cobrarlos al banco, desconociendo estos la ilícita procedencia de los talones.

El primer talón sí llegó a cobrarse, pero no el segundo ya que los empleados del banco, al ser alertados previamente, avisaron al Cuerpo Nacional de Policía que se hizo cargo de la situación.

Con este acuerdo, Johan Sebastián Giraldo evitó enfrentarse a una condena mayor de la que aceptó, además de rebajar el coste de la vista oral que iba a celebrarse en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza. No obstante, el hecho de que el pacto se realizara en los momentos previos no hizo que se evitara el hecho de tener que citar a los testigos, así como a los agentes de la Policía que investigaron el asunto.