Narcisos intocables

Creen que todo les es debido y que el mundo gira a su alrededor

Joaquín Santos

Joaquín Santos

El proceso se repite sistemáticamente. Hay personas que se siente y creen intocables. Son personas que tienen poder, mucho, mucho más de lo que el común de los mortales nos damos cuenta a simple vista.

Los intocables de las últimas décadas se caracterizan por un agudo narcisismo. Los intocables no solo son poderosos y se creen invulnerables, creen que todo les es debido y que el mundo gira a su alrededor.

Tienen tanto poder que todo el mundo les baila el agua, al menos en los ámbitos que creen de su exclusiva propiedad. En ese mundo, el menos pintado sabe que más vale no mover ni una ceja porque la consecuencia es el fosfatinamiento inmediato.

No creen que deban seguir protocolos o normas de comportamiento social. Total, ellos están creados y son lo que son para romper el molde. ¡No sé cómo no lo ves tan claro como yo! ¡Debe ser que eres tonto de capirote!, piensan a menudo.

En ese contexto se dicen a sí mismos: si la realidad no se ajusta a mi punto de vista pues; pues la cambio. Al fin y al cabo, es lo que ahora hace todo el mundo, ¿no? ¿No se habla de posverdad? Pues posverdad a lo grande. Reelaboro el relato de los acontecimientos y ya, a triunfar. A ver quién se atreve a llevarme la contraria.

En consecuencia, no entienden cuando las cosas no salen como esperan, como siempre han salido, como llevan saliendo desde que el mundo es mundo, es decir, desde que nacieron o desde que nacieron al rol social que ocupan. Por eso los intocables no dimiten nunca. Ni un paso atrás ni para tomar carrerilla. Se creen impunes e invulnerables.

Meterse con un narciso intocable sale caro, muy caro. Va a ir a por ti como si no hubiera o hubiese un mañana. No faltará el coro de gente que le va a aplaudir a rabiar y que actuará como mano extensible para hacerte saber a ti y al mundo mundial que la culpa la tienes tú, no sea que la emprenda con ellos.

Los narcisos intocables tienden al acoso y al victimismo. Todo a un tiempo. Es lo que Juan José Millás narra a la perfección en el libro Hay algo que no es como me dicen que trata el caso de Nevenka Fernández. La valiente concejala que denunció el acoso de su alcalde hace un par de décadas con un elevadísimo coste personal. Ella abrió el candado del acoso en nuestro país.

Tenemos al menos un problema para enfrentarnos con ellos: tendemos a pensar que son casos únicos y, además, corremos el riesgo de analizarlos desde situaciones concretas. Estamos enfrentándonos a todo un tipo, a un fenómeno social, que va tiñendo la forma en que muchas personas se posicionan en sociedad.

Los narcisos intocables ponen en riesgo nuestro modelo de convivencia. Por eso merece la pena que nos vayamos preparando para identificarlos y en la medida de nuestras humildes fuerzas, les hagamos frente. Los libros de Marie France Hirigoyen El acoso o Los narcisos tienen la capacidad de destripar este fenómeno. Se los recomiendo para empezar el curso.

* Trabajador social

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