EL TRIÁNGULO

La libertad avanza sin ellas

Carmen Lumbierres

Carmen Lumbierres

El feminismo es divertido, decía el otro día el presidente Sánchez, porque tenemos que hacer de todo algo ligero, entretenido, apetecible, pero lo que representa el feminismo es de todo menos divertido. Es la lucha por la igualdad de derechos de generaciones que ven lo mucho que cuesta avanzar, y este gobierno ha hecho mucho en ese camino y lo fácil que es retroceder en una milésima de segundo. No creo que les parezca divertido a las argentinas, sobre las que puede volver a caer una condena de tres años por interrumpir su embarazo, aunque sea como consecuencia de una violación.

Volver a desposeer de alma a las mujeres y ser tenidas en cuenta solo como instrumento para traer niños al mundo, aun en contra de su voluntad, porque eso no vale nada. El presidente Milei propone, al mismo tiempo, que los hombres puedan rechazar su paternidad, solo con la voluntad de no querer reconocerlos se les habilita para desprenderse de esa responsabilidad. El señor de las motosierras, los perros humanizados, la estrella pop que vino a que todos fluyéramos libremente sin un Estado represor, abre una excepción, la de las mujeres a las que se les acota esa libertad anarquista.

Dicen que la presentación de este proyecto de ley es sólo una cortina de humo para despistar sobre la derrota parlamentaria que sufrió al no autorizarse la concentración de poderes extraordinarios en el presidente para desmantelar el precario Estado de bienestar argentino. Polarizar para sacar rendimiento, esperar que las mujeres salgan otra vez a ocupar la calle, para despistar de los arrepentidos que salen contra Milei denunciando el austericidio. Argentina, ese país que, como dice una amiga mía, sale un día a votar para manifestarse contra el gobierno al siguiente. Es probable que está iniciativa también se haya usado para suavizar la visita al Papa Francisco después de haberle llamado imbécil, zurdo asqueroso y representante del Maligno. Le ofrecerá en bandeja el útero de las argentinas que tendrá un único dueño, el Estado del que tanto abomina. Sea como sea la instrumentalización es siempre la misma, las mujeres como ciudadanas de segunda en un modo de ejercer la política deslumbrados por las mises y enrabietados por los cerebros femeninos que no les dan la razón. Argentina nos pilla lejos, como cualquiera de los diez Estados norteamericanos en los que la prohibición es total, pero la música va sonando en Europa y cuando la orquesta esté ya conformada para hacernos bailar la nueva tendencia, no nos pille despistadas. Ni el feminismo es divertido, ni la libertad cuqui, ni tenemos doce años para que nos hablen así.

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