Opinión | EL TRIÁNGULO

El cine y la vida

Voy camino de Málaga para presentar el corto Los armarios no se vacían solos, realizado en familia y sobre la familia y sé que por allí andan muchas almas aragonesas llenas de amor por el cine y por la cultura, y es que no en vano la directora Pilar Palomero fue reconocida hace unos días por su gran talento, Ullate bailó de la mano de Elena Cid y las risas inundaron la sala cuando se proyectó Un hípster en la España vacía, basada en la novela homónima de Daniel Gascón. Me dicen que la calle Larios respira Aragón de la mano del gran Luis Alegre que no quiere que nadie se vaya de Málaga sin una sonrisa, me hablan del destello que la última ganadora de Operación Triunfo, Naiara, levantó cuando apareció enfundada en un vestido de corte wéstern color chocolate abrazando y abrazada por niñas y mayores e imagino la emoción y las lágrimas en los corazones secuestrados por La estrella Azul, de Javier Macipe.

Pero más allá de los festivales está el cine, el sueño del cine, al que tan bien cantó Aute en aquella inolvidable, «más cine por favor, que todo en la vida es cine y los sueños cine son». Aute en aquel tema arrancaba con los 400 golpes de Truffaut y es que cada uno de nosotros tenemos una película, un instante en un cine que nos recuerda por qué amamos tanto esas historias que alguien crea para que nosotros seamos un poco más felices o menos desgraciados y nos imaginemos en otras vidas muy alejadas de las nuestras, pero que nos sacan de nuestra cotidianeidad y como decía Sabina en ¿Quién me ha robado el mes de abril? construyen una realidad paralela a la nuestra que se ha convertido en una realidad no deseada.

El cine nos salvó en la pandemia y nos salva a diario cuando buscamos un sueño y trasladarnos a lugares o momentos a los que de ninguna otra manera tendríamos acceso, porque el cine, además de divertir, educa, enseña y nos hace mucho más libres de la manos de hombres y mujeres que en su libertad creativa rebuscan en el alma humana para demostrarnos que a fin de cuentas no somos ni más ni menos que la suma de aquello que no pudimos controlar, como señala Sapolsky, y que desvela nuestra parte más salvaje de nuestro lado imperfectamente humano.

No sé por qué hay personas que odian tanto el cine y a la gente que se dedica a hacer feliz a los demás, a darles herramientas para soñar y contarles historias que son fotos de muchas otras fotos que fueron reveladas cuando nosotros ni siquiera habíamos nacido y que sin embargo perviven a lo largo de los años porque el cine es vida y la vida sin el cine sería muchas más aburrida. Mucho más destruida.

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