La 30ª jornada de Segunda

Sin Giuliano y sin luz

El ariete, como ya le pasó en Málaga, falló una clara ocasión y su apagón aumenta hasta el infinito los problemas de un Zaragoza que no ha marcado en 16 de las 30 jornadas

Giuliano Simeone intenta llevarse un balón de cabeza ante Xavi Torres.

Giuliano Simeone intenta llevarse un balón de cabeza ante Xavi Torres. / PRENSA2

S. Valero

El Real Zaragoza y su falta de gol ya es un tema tan recurrente como doloroso y en Lugo se vivió otro capítulo más, el enésimo, de esa falta de pólvora que puede terminar por suponer una tragedia en forma de descenso si sigue la actual y penosa dinámica, que deja al equipo de Escribá sin capacidad para huir del peligro porque no tiene gol, porque ya lleva 16 de 30 jornadas sin perforar la portería contraria, camino del récord en esta etapa en Segunda, con 18 en la 20-21, y no lo pudo hacer ante el colista, porque así empezó el Lugo el partido y que había recibido 15 dianas en los 8 partidos anteriores de la segunda vuelta. El único que no le había podido batir fue el Ibiza. Hasta que llegó el Zaragoza, que da la impresión de no que le hace un gol al arcoíris.

Esa sequía es más que pronunciada, paliada con los tantos de Bebé ante el Andorra y el Alavés, los últimos que ha anotado el Zaragoza, que lleva 3 citas seguidas si marcar y que ahora en su esperpento futbolístico fía casi todo a los remates del portugués. Rozó el gol en una falta que acabó en el larguero nada más empezar y en otro disparo en la segunda parte, aunque entre medio se dejó también varios que se fueron al anfiteatro, dejando claro que ese recurso es demasiado poco para ganar.

Y en ese equipo tan escaso, en el que Pape Makhtar Gueye volvió a salir para casi nada, para no llegar a un centro demasiado fuerte de Larra con todo a favor y poco más, la falta de luz del Zaragoza tiene en Giuliano Simeone el gran botón de muestra, porque el ariete hispanoargentino fue también la principal arma de este Zaragoza en la primera vuelta, que finalizó con 6 dianas con la que hizo en Leganés el 19 de diciembre. Desde entonces, en ocho partidos, porque no jugó en La Cerámica, no ha visto puerta en su peor sequía aquí, camino de los tres meses sin marcar.

Giuliano, con 6 goles en la primera vuelta, sostuvo al equipo arriba. Ahora, el delantero suma casi 3 meses sin anotar

Hay pocas dudas con Giuliano Simeone, con la capacidad de agitación y su velocidad y su insistencia ante los defensas. El Cholito, en la inmensa pobreza del ataque, con la ausencia perenne y terrorífica de Azón (se le espera ante el Huesca y habrá que rezar para que así sea) y la baja de Mollejo cuando de verdad estaba aportando, fue una tímida luz en su momento con su acierto y una esperanza casi siempre con sus carreras y su rapidez a la espalda de los rivales.

Sin embargo, el faro ante el gol se le ha apagado al punta para que el Zaragoza tenga menos capacidad que en ningún momento de este curso, donde solo ha hecho 23 tantos de 30 posibles. En Málaga, ante un rival hundido y al que el Zaragoza resucitó en la segunda parte, Giuliano se movió con inteligencia ante una cesión de Genaro, regateó a Rubén Yáñez y, a puerta vacía, le sobró un toque para rematar tarde y que Ramalho evitara el gol antes del descanso que seguro que habría traído otro panorama.

En Málaga le sobró un toque a puerta vacía provocando que Ramalho sacara su disparo y ante el Lugo quiso ajustar demasiado con Whalley ya vencido tras una jugada perfecta

Casi fue tan clara la de Lugo, ya en el segundo periodo. Una jugada perfecta, un eslalom entre El Hacen y Xavi Torres para irse de ambos, lo mismo que de Alberto y plantarse ante Whalley. Con el portero zaragozano ya vencido a un lado, quiso ajustar demasiado su remate con el interior derecho y se le fue desviado en otra ocasión que mandó al limbo y que, dado el momento del rival, hubiera sido un pasaporte para el triunfo. La cara de desesperación de Giuliano tras el fallo era suficientemente descriptiva de lo que suponía esa ocasión, esa falta de luz que ahora le acompaña y que el Zaragoza está acusando de manera absoluta para que la sensación de pánico suba.