La 15ª jornada de Segunda

Escribá se queda sin sostén

El mal partido en Elche deja al entrenador sin argumentos futbolísticos en una racha terrible de siete puntos de los últimos 30 

El derbi ante el Huesca del sábado se plantea ya como un choque frontera para él, aunque se sentará ese día en el banquillo

Escribá, entre Generelo y Javi Suárez, en el banquillo del Martínez Valero.

Escribá, entre Generelo y Javi Suárez, en el banquillo del Martínez Valero. / LALIGA

El Real Zaragoza se cayó con todo el equipo en el Martínez Valero, donde Fran Escribá se quedó sin coartada alguna. El entrenador valenciano se había resguardado en las sensaciones, en partidos que se fueron por un error individual, por un suspiro, porque la balanza cayó de forma injusta para el rival o porque faltó eficacia. Es peligroso vivir solo de los merecimientos que se creen contraídos, por muy justos que puedan parecer, pero en todo caso en Elche el Zaragoza, y por tanto Escribá, se quedó sin sostén. Los números, esos 7 puntos de los últimos 30, una victoria en diez citas, hace días que no le apoyaban, en el Martínez Valero el fútbol le abandonó por completo, quedando el entrenador al amparo de lo que decida Juan Carlos Cordero sobre su futuro, aunque llegará al derbi ante el Huesca del sábado, con el partido de paréntesis de Copa ante el Atzeneta el martes.

Es el director deportivo un ejecutivo que no se deja llevar por las urgencias, que es frío en sus análisis, pero ahora mismo el Zaragoza, el que se vio ante el Elche, por mucho que en Burgos, ante el Oviedo o en Gijón fuera una mejor faz, refleja a un equipo derrumbado y que no cree en lo que hace. No desde luego en lo que hizo en un partido mal diseñado en la estrategia y en el que el Zaragoza no dio el nivel casi en ningún momento, pero sobre todo en la segunda parte, donde siempre baja muchos enteros. Ante el equipo que más ha dirigido el entrenador zaragocista y en la que fue su casa, lo hizo hasta extremos escandalosos.

Con Ramis, candidato número uno en caso de destitución, ya en el banquillo del Espanyol, a Cordero y a la nueva propiedad, a Real Z LLC, que por segundo año seguido vive una crisis deportiva, se les abre una semana difícil, con el equipo concentrado estos días en Alicante, con la Copa ante el Atzeneta el martes tras la incómoda suspensión el pasado 2 de noviembre, y con el derbi ante el Huesca el sábado en La Romareda como frontera clara. La racha es casi incontestable de destitución, aunque hasta Elche no lo fueran bastantes sensaciones, pero el momento para ese cambio no es el mejor.

Hasta Elche, el Zaragoza podía apelar a mala fortuna o a errores, pero no en esta ocasión. La concentración en Alicante, la Copa y la visita del Huesca son un horizonte difícil para los cambios

En todo caso, Escribá queda en el alambre. Al valenciano lo convenció hace un año Raúl Sanllehí con un contrato por dos años con emolumentos que subían en el segundo y con un proyecto ambicioso al que se incorporó Cordero en enero. El entrenador no es, pues, una apuesta del director deportivo y esa variable hay que tenerla muy en cuenta. Si Cordero decide ese despido, que no será de forma inmediata, el que venga será su gran apuesta para el banquillo, lo que tiene que decidir el director deportivo es cuándo el técnico agota el crédito.

El Zaragoza tuvo un comienzo espectacular en resultados, con un liderato sustentado en cinco triunfos, pero después vive lejos de las victorias. La selló con suerte en Andorra estando en superioridad y se le escaparon ante el Sporting, el Eibar, el Burgos o el Oviedo, mientras que en Ferrol o en Elche soltó partidos horribles y ante el Mirandés y el Alcorcón, dos aspirantes a no bajar, no supo imponer nunca su superioridad.

El derbi es, en el mejor de los casos para Escribá, un partido frontera, con La Romareda ya a la expectativa y con motivos para el enfado tras cinco partidos sin ganar en casa, con solo dos puntos de los últimos 15 al amparo de su gente. Los datos sepultan al entrenador, que hasta llegar a Elche podía apelar a la mala fortuna, a esos fallos o a la ausencia de pegada, pero que salió del Martínez Valero con su crédito más débil que nunca, con un baile claro en el abismo de la destitución porque se ha quedado sin defensa ante la mala racha actual. Sin embargo, el entrenador sigue en pie, aunque con el crédito ya al límite.