Real Zaragoza

Toni Moya, cada vez más cerca

El extremeño, clave en el resurgir del Zaragoza de Velázquez, se aproxima a su mejor versión 

Con el entrenador salmantino dispone de más libertad y asume más balón

Toni Moya, con gestos de dolor, se retira del campo acompañado del doctor Ireneo de los Mártires.

Toni Moya, con gestos de dolor, se retira del campo acompañado del doctor Ireneo de los Mártires. / JAIME GALINDO

Jorge Oto

Jorge Oto

Apenas había rastro de Toni Moya desde que se perdió tras las cinco primeras jornadas, en las que el Real Zaragoza lideró la competición con puño de hierro. El extremeño había sido uno de los fichajes estrella de Cordero el pasado verano y su fichaje, en propiedad por dos temporadas, ilusionó a un zaragocismo que se relamía al comprobar cómo el club aragonés se había impuesto a numerosos rivales también interesados en el centrocampista procedente del Alavés.

El arranque fue prometedor. Una buena pretemporada (inolvidable su gol de falta directa al Stade de Reims) tuvo continuidad con un notable tramo inicial de la competición doméstica en la que, sin embargo, Escribá no acababa de encontrar el sitio adecuado para Moya, que empezó la Liga en el vértice superior del rombo después de haber ocupado durante el verano uno lateral en el que el técnico valenciano situó a Mesa en el estreno liguero. En cualquier caso, ambos se iban alternando en las dos posiciones.

Pero el pacense fue perdiendo gas hasta que, en la cuarta jornada, Escribá lo mandó al banquillo ante el Eldense en La Romareda, aunque la suplencia duraría una semana, ya que volvió al once en Cartagena, epicentro, pese a la victoria zaragocista, del principio del fin.

Porque ahí comenzó la caída en picado que se llevó por delante a Moya, que mantuvo la titularidad tres encuentros más hasta volver al banquillo en la jornada 9 ante el Andorra para regresar una semana después a la alneación contra el Alcorcón.

El vaivén acabaría ahí, porque Toni Moya no volvió a salir en la foto con Escribá. Tampoco lo hizo en el estreno de Velázquez en Albacete, pero aquella debacle provocó un cambio total en el técnico salmantino, que rescató a Moya para el once tanto en el duelo contra el Leganés como ante el Espanyol en Cornellá.

Y el centrocampista ha respondido con creces. Junto a los tres compañeros (Marc, Francho y Mesa) con los que formó ese rombo mágico en el primer tramo de la competición, el extremeño se acerca a su mejor versión tras dos notables actuaciones en las que se ha mostrado más cómodo. El orden instaurado por Velázquez se combina con la versatilidad y libertad de movimientos de Moya, que asume más protagonismo con el balón y que ya no tiene que recorrer tantos metros hacia atrás en labores defensivas gracias a la disposición táctica aplicada por el técnico salmantino sustentada sobre tres centrales y con un efectivo más en la medular.

Poco a poco, Moya progresa adecuadamente. Especialista en el desplazamiento en largo y a balón parado, la evolución del centrocampista invita al optimismo. Es, sin duda, uno de los principales beneficiados del relevo en el banquillo y de la llegada de Julio Velázquez, con el que coincidió en el Alavés.