RESUMEN DEL AÑO

Deportes | El Zaragoza de Cordero levanta pasiones hasta la rutinaria crisis

El club, lanzado a liquidar su deuda concursal, bate el récord de abonados en Segunda

Los jugadores celebran con la grada la victoria frente al Valladolid.

Los jugadores celebran con la grada la victoria frente al Valladolid. / JAIME GALINDO

Jorge Oto

Jorge Oto

Los Reyes Magos se adelantaron un día para regalar al zaragocismo un tiempo nuevo marcado por el fichaje de uno de los directores deportivos más prestigiosos del país. El Real Zaragoza hacía oficial el 5 de enero la adquisición, hasta 2025, de Juan Carlos Cordero como estandarte de un proyecto destinado a devolver al equipo aragonés a la máxima categoría del fútbol nacional. El murciano, que apenas dispuso de margen de maniobra en un mercado invernal en el que se marcharon Lasure y Petrovic y solo llegaron Alarcón y Bebé (ambos cedidos), se centró en diseñar el Zaragoza de la 23-24 con el objetivo de dar un salto de calidad a una plantilla que sufriría una profunda remodelación.

Tras salvar la temporada con una permanencia desahogada pero siempre lejos de arriba, el Zaragoza (entrenado por Escribá, fichado por el director general Raúl Sanllehí antes de la llegada de Cordero) se adentró en un verano en el que gran protagonista fue el director deportivo, artífice de la llegada de once futbolistas (el portero Poussin, los defensas Mouriño y Lecoeuche, los centrocampistas Marc Aguado, Toni Moya y Maikel Mesa y los delanteros Valera, Mollejo, Bakis, Enrich y Manu Vallejo), y la salida de otros 17 para diseñar una plantilla de garantías que levantó pasiones entre un ilusionado zaragocismo. Hasta el punto de batir el récord de abonados (28.882) en Segunda y registrar una de las mejores marcas de la historia de la entidad, cerca del tope de los 30.289 de la 2003-2004, con el equipo en Primera.

La entidad había logrado su primer objetivo: devolver la ilusión a un zaragocismo cansado de medianías y frustraciones y ávido de esperanza. Y el equipo respondió con un comienzo de Liga extraordinario en el que firmó un pleno de victorias en las cinco primeras jornadas para instalarse en un liderato que duraría hasta la octava fecha, cuando el Zaragoza sufrió ante el Mirandés en La Romareda la segunda derrota consecutiva tras haber caído en Ferrol. El derrumbe, acentuado por las lesiones de Francho y la grave de Nieto, ya no se frenaría.

Todas aquellas ilusiones desbordadas y el sueño de, al fin, regresar al lugar del que nunca se debió salir, dieron paso a la desazón y al desencanto. El otoño, como casi siempre desde el último descenso, sería implacable.

La crisis de siempre se llevaría por delante a Escribá tras una infame dinámica en la que solo se ganó un partido de 13 con eliminación copera ante un Tercera RFEF incluida, para abocar a Cordero a su primera elección de un entrenador. Y el señalado fue Julio Velázquez, cuyo carácter y espíritu de liderazgo fueron determinantes para ejercer de desfibrilador para un equipo cadavérico. Y el equipo reaccionó y, al menos, la caída en barrena se frenó.

A tiempo de todo

En el aspecto institucional, el 2023 ha servido para que el Real Zaragoza siga dando pasos hacia el saneamiento de sus cuentas. Casi a finales de julio, el club se lanzó a liquidar su histórica deuda concursal una oferta, establecida en algo más de 20 millones de euros, de pago anticipado con descuento a sus acreedores que cubriría posteriormente con una ampliación de capital de 5,1 millones de euros.

En este caso, y al tratarse de una oferta de pago anticipado con descuento, la inyección podría rondar la mitad de la deuda, es decir, alrededor de 10 millones de euros, lo que situaría el montante total de las aportaciones de liquidez llegadas desde los propietarios por encima de los 30 millones de euros. La deuda general del club ha quedado reducida a 43,9 millones de euros.

Así que el año transcurrió más o menos como siempre, entre los avances financieros y el estancamiento deportivo. El Real Zaragoza, que recientemente ha inaugurado una nueva tienda en la calle Alfonso, cerca de la plaza del Pilar, no ha sido capaz, hasta ahora, de que su solvencia económica vaya acompañada de la deportiva, aunque el discurso de su presidente, Jorge Mas, aparenta más cercano que nunca a las urgencias. «No me caracterizo por mi paciencia, sino por ganar. Y el deseo de este grupo inversor es ascender ayer», dijo en su reciente visita a la capital aragonesa para presidir la Junta de Accionistas.

Precisamente, el mandatario fue, seguramente, uno de los principales protagonistas del verano a raíz del fichaje de Leo Messi por el Inter de Miami, club de su propiedad. El vínculo de Mas, que el 19 de diciembre mostró su intención de que el conjunto americano juegue un partido en La Romareda, con el Real Zaragoza dio la vuelta al mundo para aumentar la dimensión social del club.

2024 asoma envuelto en esperanza. Instalado en mitad de la tabla y con fichajes por venir, el Zaragoza está a tiempo de todo.