El Periódico de Aragón

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Balance del tercer año de mandato en Zaragoza

Azcón pide celeridad a su equipo por lo que pueda pasar en las elecciones de mayo

No aclara su futuro y teme no poder reeditar con Cs un Gobierno «de largo recorrido» | Este último año será «el de La Romareda», su proyecto estrella encallado y sin plazo

El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, junto al resto de miembros del Gobierno de PP-Cs. JAIME GALINDO

Un año tiene por delante Jorge Azcón para poner en práctica todos los proyectos «pioneros» que ha ido anunciando durante los tres últimos años. Los que lleva al frente de la capital aragonesa y que han estado marcados por la pandemia. Todavía no ha despejado la mayor de las incógnitas que rodean al también presidente del PP en Aragón, y sigue sin desvelar si volverá a presentarse a la Alcaldía o hará las maletas para enfrentarse a Javier Lambán y arrebatarle el sillón del Gobierno de Aragón. 

El cuerpo a cuerpo con el presidente de Aragón ha sido la tónica de los últimos meses. Desde que se confirmó su ascenso como líder del partido en la comunidad, un anuncio que dio un vuelco a la política aragonesa porque Azcón es Azcón, un contrincante duro de pelar que se ha empeñado en cerrar su legislatura con el proyecto del campo de fútbol cerrado. «Va a ser el año de La Romareda», ha afirmado este martes, sin despejar aún cómo lo financiará, y sin tener atado el apoyo de la DGA. 

Desde que fuera nombrado presidente del PP, la bancada de la izquierda han criticado que se ha olvidado de la ciudad para centrarse en su ascenso político, pero lo cierto es que en cuanto tiene ocasión, Azcón se coloca delante de los focos para capitanear cualquier anuncio.  

ayer hizo balance de los tres años de legislatura en los que la vicealcaldesa, Sara Fernández, se encargó de la gestión, de desgranar todos los logros que ha conseguido el equipo de Gobierno de PP-Cs, porque era día de sacar pecho. De esconder las diferencias y las encuestas. 

Azcón volvió a asumir ese papel de alcalde rebelde, el que critica al Gobierno de Aragón y al Estado por no haber ayudado a los ayuntamientos. «Hemos tenido que vivir una pandemia sin ayudas, la inflación y la caída de ingresos», criticó el alcalde, que no hizo mención alguna a Vox durante un balance en el que el alcalde y la vicealcaldesa presumieron de llevar tres años «solucionando los problemas de la gente». Lo hicieron obviando a la ultraderecha, la misma que aupó a Azcón a la Alcaldía y que le ha permitido sacar adelante los presupuestos. Eso sí, con un Cs visiblemente incómodo por pactar con Vox. 

Sin mención a Vox

Poco queda ya del «buen rollo» --que diría el propio alcalde-- del que presumieron en la aprobación de los presupuestos. Al menos públicamente porque en los despachos la sintonía es buena y así debe serlo ya que el PP sabe que necesitará a Vox si quiere seguir gobernando. 

Ayer Azcón prefirió presumir de coalición, de la «fórmula» PP-Cs que sabe que es muy difícil que vuelva a repetirse en las próximas elecciones teniendo en cuenta el mal resultado electoral que presagian las encuestas para la formación naranja, que en petit comité admite que poco tienen que hacer de cara a los próximos comicios. 

«Es una fórmula (la de PP y Cs) que no deberíamos desdeñar», afirmó junto a Sara Fernández, que presumió de unidad y reafirmó las palabras de Jorge Azcón cuando dijo que al Gobierno local «le queda mucho recorrido». Un recorrido dudoso porque ni se sabe si Azcón volverá a ser el candidato a la Alcaldía ni si Cs mantendrán su representación (las encuestas dicen que no).

El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, junto a la vicealcaldesa, Sara Fernández. JAIME GALINDO

Por ello pidió celeridad y ha fiado al último año su proyecto, que depende de las ayudas europeas. PP y Cs necesitan los fondos Next Generation para impulsar su plan de rehabilitación de viviendas, la recuperación de las riberas del Huerva, de la antigua Celda del Prior o la Torre de Santa Engracia, o para ampliar el parque Torre Ramona con 8,9 hectáreas. 

El alcalde aseguró que el proyecto de ciudad es «de largo recorrido», y en ese camino tiene pendiente La Romareda, las comunidades energéticas que quiere impulsar para abaratar el coste de la factura de luz, o la reconversión de Giesa. Todos ellos a expensas de que haya financiación privada. También sigue en el tintero la reordenación de las líneas de bus, pero nadie quiere hablar de este tema en el Gobierno local. 

Sobre la mesa quedarán los proyectos ya ejecutados o iniciados como la reforma de la avenida Navarra, la licitación de la de Cataluña (para la que este año apenas hay dinero) o la prolongación de Tenor Fleta. Una actuación que, dicho sea, ha sido heredada. 

Por seguir sumando «hechos», Fernández destacó la «mayor operación asfalto» que se hecho en la ciudad, y de otra en las calles, avenidas y plazas que se ha extendido por todos los barrios. «Somos el Gobierno de todos y cada uno de los barrios», aseguró la vicealcaldesa, que criticó que «a la izquierda le gusta crear fake news sobre que no nos ocupamos de los distritos». 

Obras más que necesarias después de años de escasa inversión pero que, en realidad, son gestión ordinaria, como le recrimina la oposición. Una obligación de cualquier gobierno y que el de PP y Cs sabe que cala en la gente, que tiene rédito porque a quién no le gusta vivir en una calle pacificada, con zonas verdes, aceras nuevas y limpias.

Un efecto que se traslada a obras tan populares y reivindicadas como la construcción de las piscinas municipales de La Almozara, la rehabilitación del antiguo cuartel de Pontoneros o la escuela infantil de Parque Venecia. Proyectos que, por otro lado, no habrían salido adelante sin la llegada de financiación privada. La que van a necesitar ahora en Giesa, otro de los últimos anuncios del equipo de Jorge Azcón. 

La vicealcaldesa recordó que en estos tres años han aumentando la cuantía destinada a políticas sociales, reforzando las ayudas de urgente necesidad, la atención a las mujeres víctimas de la violencia de género, y los programas dirigidos a lo más mayores y jóvenes, sin olvidarse de las familias que llevan a sus hijos a la escuela concertada, que ahora también reciben ayudas. Los de la pública no.

También destacó la bajada de impuestos, las bonificaciones aprobadas para atraer inversiones privadas (Becton Dickinson, Saltoki o Quirón) y la disminución de la deuda en un 24% desde 2019. El año que viene, adelantó Azcón, bajarán el tipo del IBI al mínimo legal.

En la hemeroteca del Gobierno de PP-Cs quedará la electrificación de cocheras y la renovación de la flota, que en 10 años será 100% sostenible. O que la capital haya sido elegida para ser una de las ciudades climáticamente neutras en 2030. 

Para eso queda mucho. No para las elecciones.- Azcón tiene un año para cumplir los 50 puntos del acuerdo que firmó con Cs, de los que se han cumplido o están en vías de hacerlo el 87%, presumió Fernández.

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