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La Unidad de Caballería de la Policía Local de Zaragoza: un trabajo que va más allá de la vigilancia

La Unidad de Caballería del cuerpo municipal se fundó a la vez que el propio cuerpo en 1850 El equipo lo conforman ocho caballos, cuatro policías y un oficial al mando

Las cuadras de los caballos están en unas instalaciones junto al depósito municipal de vehículos. ANDREEA VORNICU

En coche, en furgón, a pie o... a caballo. Así es como la Policía Local patrulla las calles de Zaragoza, siendo esta última modalidad, la de los jinetes, la que más suele llamar la atención, sobre todo de los más pequeños. La Unidad de Caballería del cuerpo municipal nació en 1850 y desde entonces han ido asumiendo diferentes funciones. Y ahora, durante las Fiestas del Pilar, es cuando cobran especial protagonismo. Durante estos días, ha sido habitual verles con sus trajes de gran gala abriendo desfiles como la Ofrenda de flores o el Rosario de cristal.

La Unidad de Caballería de la Policía Local de Zaragoza está compuesta en la actualidad por cuatro policías y un oficial y se creó a la par que el propio cuerpo, hace ahora 172 años. Entonces, justo en el ecuador del siglo XIX, nació lo que se llamó la Guardia municipal, que estuvo compuesta en un primer momento por un brigadier jefe, dos cabos, diez policías y tres guardias de a caballo.

Estos, en un principio, tenían la misión de vigilar las afueras de la ciudad y de conectar la urbe con los barrios rurales para trasladar documentos importantes. Poco a poco, sus funciones fueron evolucionando hasta que en 1901 se les otorgó la competencia de servir en actos protocolarios y de representar al cuerpo en los días grandes de la ciudad. De aquel año datan también los trajes de gran gala, con su casco de plata con plumas, que hoy siguen llevando los agentes de la Unidad de Caballería de la Policía Local.

Dos policías locales, a caballo y con el uniforme de gran gala, abrieron el desfile de la Ofrenda de flores este pasado jueves, en el paseo Independencia. ANDREEA VORNICU

Pero aunque la función protocolaria sea la más visible, no es ni mucho menos la única que ejerce la Unidad de Caballería del cuerpo municipal. Sus policías también se encargan de patrullar en las zonas verdes, sobre todo en los grandes parques de la ciudad, como el José Antonio Labordeta o el parque del Agua Luis Buñuel, puesto que en estos lugares es más complicado moverse en vehículos motorizados. Asimismo, los caballos y sus agentes también frecuentan las riberas del Ebro y otras zonas que resultan inaccesibles a pie o en moto y coche.

Por otra parte, los agentes de esta unidad de la Policía Local colaboran en los dispositivos de búsqueda que se montan cuando, por ejemplo, se trata de buscar un cuerpo o a un desaparecido en entornos complicados, como son las riberas.

Dos agentes a caballo, patrullando el parque del Tío Jorge durante la Cincomarzada de 2021. EL PERIÓDICO

También están presentes en las grandes aglomeraciones, como San Pepe y la Cincomarzada, puesto que desde su posición a lomos de sus caballos los policías son más visibles.

Todo esto lo explica con detalle y mimo el oficial de la Unidad, César Pérez, quien lleva 18 años trabajando junto con los caballos de la Policía Local de Zaragoza. «Esto te tiene que gustar, los animales son como un compañero de patrulla más», cuenta.

En la actualidad, la Unidad cuenta con ocho caballos, de los cuales cuatro son pura raza española, tres son KWPN –originarios de los Países Bajos– y uno es mezcla. Los últimos tres potros entraron al cuerpo hace tres años. «Un caballo es una joya y pueden costarte lo que quieras. Nosotros nos tenemos que ajustar a nuestro presupuesto, obviamente, pero buscamos siempre que tengan una buena alzada, para que tengan presencia, y que sean tranquilos y manejables», explica Pérez.

Como curiosidad, en la medida de lo posible evitan caballos blancos, puesto que sus pelos resultan muy visibles cuando se adhieren a sus uniformes de gala y también porque se ensucian con más facilidad. «Aunque si vemos que un caballo blanco es muy bueno no tenemos problema», apunta el oficial.

La confianza en el jinete

A la hora de adquirir los caballos, buscan también que hayan tenido el mínimo contacto con otros humanos para poder domarlos desde un principio y acostumbrarlos a sus nuevas funciones. Hay que tener en cuenta que los animales van a estar expuestos a grandes aglomeraciones de gente y ruido. «Lo importante es que aprendan que todos esos estímulos que van a recibir cuando están en la calle son positivos. Y también que tengan confianza en sus jinetes», subraya Pérez.

A lo largo del año, además de sus labores de patrullamiento, suelen tener unas 30 salidas relacionadas con sus funciones protocolarias y de acompañamiento a las autoridades, como ha ocurrido durante el Pilar en la Ofrenda de flores, la de frutos, el Rosario de cristal o como ocurre en Semana Santa con muchas procesiones y en Navidad con la cabalgata de Reyes. No obstante, la unidad también está presente en algunos actos sin sus caballos, como en la entrega de Medallas de la ciudad, que se realiza dentro del salón de plenos del ayuntamiento.

Pérez limpia a uno de los caballos de la unidad como parte de su rutina diaria de cuidados hacia los animales. ANDREEA VORNICU

El trabajo diario de estos agentes difiere bastante del que hacen el resto de sus compañeros del cuerpo. Y es que además de ser policías, son también cuidadores. Ellos se encargan de que los caballos estén en perfecto estado. Ellos son quienes les limpian, les dan de comer, les duchan y les sacan a pasear. Y eso es algo que hay que hacer de lunes a domingo sin excepción. «Imagínate. Siendo los que somos es un poco complicado cuadrar los fines de semana para poder tener fiesta. Esto es muy bonito, pero muchas mañanas lo primero que hago es limpiar el estiércol de las cuadras. Y eso es lo que la gente no sabe cuando ve los caballos en la calle», ríe Pérez.

«Para nosotros, lo más importante es el bienestar animal. Por eso hemos ido adaptando nuestras instalaciones para que estén lo mejor posible. Son nuestros compañeros», sentencia Pérez. Y es que todo, desde la alimentación, que es individualizada, hasta cómo se calza a cada animal, está pensado para cuidar a estos agentes con crin. 

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