POLÍTICA MUNICIPAL

La otra cara de los presupuestos de Zaragoza: El vicealcalde de la derecha

Vox exhibe protagonismo en las nuevas cuentas para 2024

La alcaldesa Natalia Chueca no esconde su gratitud al partido de Abascal

La alcaldesa Natalia Chueca y el portavoz de Vox, Julio Calvo, minutos antes de presentar los nuevos presupuestos municipales.

La alcaldesa Natalia Chueca y el portavoz de Vox, Julio Calvo, minutos antes de presentar los nuevos presupuestos municipales. / Ángel de Castro

Alberto Arilla

Alberto Arilla

Llegaban Natalia Chueca y Julio Calvo al ayuntamiento entre risas y compadreos. Cuando empezó la rueda de prensa, los agradecimientos mutuos no se hicieron esperar. La complicidad entre PP y Vox, en cualquier caso, es ya un hecho a todas luces y que apenas se esconde. Atrás quedan declaraciones como las del edil ultraderechista David Flores, que avisaba el pasado viernes a sus compañeros de bancada que la confianza era algo "tremendamente frágil" y que igual su partido debía "reflexionar" al respecto. Una reflexión que, sea como fuere, fue breve y apenas duró hasta el primer turrón de la cena de Nochebuena.

La escenografía en la presentación de los presupuestos municipales para 2024 lo decía todo. En el centro, la alcaldesa, escoltada a su derecha por su mano izquierda en Hacienda, la concejala Blanca Solans, y a su izquierda por su nueva mano derecha, el portavoz de Vox, Julio Calvo, quien hizo las veces de vicealcalde, ganando un protagonismo que no tuvo en toda la legislatura de Azcón. En esta ocasión, el equipo de Gobierno repartió los méritos con sus socios, quienes reivindicaron en todo momento que, con sus presiones, habían logrado modificar unos 12 millones de las cuentas deseadas inicialmente por el PP. "No hemos precisado que fuera necesario mucho más, ya que en el resto estábamos sustancialmente de acuerdo", presumía Calvo.

Una satisfacción compartida por su alcaldesa, una sonriente Natalia Chueca que inició y terminó su primera intervención mostrando su gratitud a Vox por su firme colaboración. Una simbiosis que no tiene visos de ser única y exclusivamente presupuestaria, y que parece destinada a extenderse los cuatro años que dure el Ejecutivo popular, monocolor gracias a sus 15 asientos en el consistorio, pero dependiente de Vox por la falta de un voto para sacar sus medidas con mayoría absoluta, escorándolas, eso sí, a la derecha más extrema, toda vez que Ciudadanos desapareció del mapa (como partido, ya que dejó varios concejales independientes en las filas populares).

Así, la mano de Vox, más allá de esos 12 millones rascados –de los más de 950 totales–, se deja notar en varios puntos, simbólicos y no simbólicos. En el primer caso, las formas ultraderechistas han llegado para quedarse, con una "violencia intrafamiliar" que ya deja su poso en índices y desgloses, algo que no sucedía en números pasados. "La denominación es simplemente una cuestión terminológica", contextualizaba Julio Calvo, que añadía que desde la formación de Abascal "jamás" escatimarían en gastos "en la lucha de la violencia contra las mujeres". Los carriles bici, otro de los caballos de batalla de Vox, también serán revisados. En este caso, con una serie de auditorías que determinarán "su utilidad y sus limitaciones" en cada caso particular, para así conocer, en palabras de Calvo, "su rentabilidad social".

Del simbolismo a los números

En cambio, el simbolismo no escapa a las cifras, con partidas concretas donde la influencia de Vox ha quedado más que demostrada. Buen ejemplo de ello son las ayudas a la cooperación al desarrollo, que según el portavoz zaragozano de la formación de Abascal "deben ser competencia única e indelegable del Gobierno de la nación". Una explicación que Natalia Chueca quiso puntualizar, concretando que los 400.000 euros que se han descontado en ese campo (casi un 50% respecto al pasado curso) se reubicarán en otras partidas de políticas sociales, entre las que se encuentran las ayudas ante emergencias humanitarias en otros territorios. "Me parece acertada la puntualización", comentaba Julio Calvo.

Zaragoza se abre, pues, a una nueva etapa política. Lejos quedan ya esos "16 años de la izquierda" a los que apelaba continuamente Natalia Chueca para jactarse de sus inversiones. Ahora, tras casi cinco años de cambio en el tablero de ajedrez, las responsabilidades serán compartidas. Mueven azules.

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