Del ya famoso informe dela OCDE que evalúa conocimientos de los alumnosde secundaria en treintapaíses, lo que más me interesabaera ver cómo se reaccionaba en España, a la vista de las malas (pésimas) notas obtenidas por nuestrosescolares. Ha sido muy instructivo:todos los estamentos afectadoshan respondido al desafío... eludiendo la autocrítica y echando laculpa a las otras partes. Las administraciones se han salido por latangente aludiendo a que tenemos, más o menos, lo que nos merecemos. Los sindicatos piden másinversión del Estado y mejorescondiciones para sus afiliados, losprofesores. Los padres piden también más dinero público y más implicación de profesores y centros.

Los alumnos apenas han dicho nada porque en su mayoría están almargen de la cuestión. Y el caso esque, teniendo todos razón (en parte), nadie ha querido expresar supropio y particular compromisoen el esfuerzo por arreglar este desaguisado.

El suspenso casi general de losestudiantes de ESO tiene muchoque ver sin duda con la escasa inversión en Educación; inversiónque aún bajó más durante la era

Aznar