EL ESTADO DE LOS BARRIOS DE ZARAGOZA

Oliver y Valdefierro piden un plan de aceras y conexiones

Sus vecinos urgen a que se mejoren los enlaces con el resto de barrios y que las líneas de bus recorran el interior del distrito

Oliver y Valdefierro piden un plan de aceras y conexiones

Oliver y Valdefierro piden un plan de aceras y conexiones

Carlota Gomar

Carlota Gomar

Aunque parezca increíble y un tanto exagerado, en el zaragozano barrio de Valdefierro muchas de las aceras son de asfalto, de hormigón. Puro cemento. Ni rastro de las baldosas que embellecen los paseos por el resto de la ciudad. Para andar hay que esquivar los postes de luz y quedan un sinfín de rebajes por hacer. «Concretamente tenemos 464 pendientes y 328 postes por quitar», dice rápidamente Jesús Picazo, presidente de la Asociación Vecinal de Valdefierro.

Sus vecinos, los de Oliver, no llegan a este extremo pero tiene que pasear en soledad por sus calles, con aceras de 80 centímetros de ancho «por las que no cabe ni el carrito de la compra, y menos aún el de un bebé», ejemplifica Manuel Clavero, de la entidad vecinal de Oliver.

Oliver y Valdefierro piden un plan de aceras y conexiones

Oliver y Valdefierro piden un plan de aceras y conexiones

Ambos coinciden en que los zaragozanos y las instituciones, con el ayuntamiento a la cabeza, hace años que han dado la espalda al distrito, que cuenta con urbanizaciones de lujo que contrastan con edificaciones de hace más de 50 años. «Parece que decir las palabras Oliver o Valdefierro está mal, como que tienen una connotación negativas», coinciden ambos, que critican que en los anuncios para alquilar o comprar viviendas en el barrio se ubican en la avenida Hispanidad o en Los Enlaces, pero no en Oliver y Vadefierro. «¿Por qué se llama Alcampo Los Enlaces en lugar de Alcampo Valdefierro?», pone de ejemplo Picazo.

Cavero tiene la respuesta: «Estamos perdiendo la identidad del barrio. Las nuevas construcciones están intentando eliminar nuestro nombre verdadero, como pasó con La Química, que ahora solo es La Almozara», reflexiona.

Oliver-Valdefierro es un distrito histórico, de los años 20, que en su día dio cobijo a todos aquellos que vinieron del pueblo a la ciudad, también a muchos andaluces y extremeños. «Siempre ha sido un barrio de migrantes, primero nacionales y ahora extranjeros, pero sabemos convivir», aclara Cavero.

Entre las principales necesidades de Oliver destacan las comunicaciones. «Necesitamos conexiones con Miralbueno, que se cree un bulevar peatonal. No es algo que nos inventemos ahora porque ya estaba contemplado crear el paseo a través de la calle del antiguo cuartel en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU)», explica el representante vecinal de Oliver. En Valdefierro sucede algo parecido y piden conexiones con Montecanal y Gómez Laguna.

Centro socio-laboral

Otro de los proyectos que piden a gritos es la reforma del antiguo colegio Ramon J. Sender, que daría cobijo al centro socio-laboral que gestiona Zaragoza Dinámica y que lleva años esperando poder hacer la mudanza. En el 2007 se aprobó un proyecto que nunca llegó a ejecutarse y que años después tuvo que actualizarse a la espera de ser ejecutado. Desde Adunare explican que, ahora más que nunca, este tipo de centros son esenciales ya que la crisis sanitaria ha disparado el paro juvenil. No es el único programa social que se lleva a cabo en este distrito.

En Oliver y Valdefierro urgen un plan de aceras específico, de barrio, y que incluya la cota cero entre sus proyectos. Por ejemplo, en Oliver proponen que la calle Homero y sus alrededores sea semipeatonal, igual que en el entorno de Leiva. En Valdefierro directamente piden calles con baldosas. «Llevo 32 años viviendo en la misma calle y nunca la he visto en obras», ironiza Cavero.

Respecto a la movilidad, en este distrito lo que reclaman son mejores conexiones con el centro pero desde el corazón de sus barrios. Así, solicitan que la línea 21 llegue hasta la ronda Ibón de Plan para dar servicio a las nuevas edificaciones, o que la línea 57, con parada cerca de la Cooperativa de Taxis, lo haga también en la calle Fanlo.

Otro de los males de este distrito es la falta de zonas verdes, a pesar de que el corredor verde abraza al distrito. «Yo le llamaría el corredor del asfalto», bromea Picazo, que asegura que esa obra era «innecesaria y nada demandada». Cavero se muestra más prudente, aunque admite que solo se puede aprovechar cuando las temperaturas no aprietan ya que «no hay ni una sombra por todo el corredor». Así que, a pesar de que no está terminado, no forma parte de su libro de quejas y necesidades, lo que no significa que consideren que es necesario que se finalice y, sobre todo, que se adecue para que cumpla su finalidad principal, ser un espacio de descanso y ocio de los vecinos y del resto de los zaragozanos.

La rehabilitación de viviendas sí que forma parte de sus necesidades. «La gente que vive aquí no tiene un gran poder adquisitivo, salvo las nuevas construcciones de Vía Hispanidad o las urbanizaciones de reciente creación, por lo que la gente no puede hacer frente a la rehabilitación de sus viviendas, como las de los grupos sindicales», explica Cavero.