CRISIS EN UCRANIA

Un zaragozano huye de Ucrania en coche con su familia: “Uno no es consciente de lo duro que es dejar tu casa”

Arturo Rambla espera llegar a la capital aragonesa el jueves por la noche después de dejar el país por la escalada de tensión entre Rusia y Ucrania

El zaragozano Arturo Rambla durante su viaje de vuelta huyendo de Ucrania

El zaragozano Arturo Rambla durante su viaje de vuelta huyendo de Ucrania / Efe / Arturo Rambla

Mientras los tambores de guerra parece que redoblan más débiles en la frontera entre Rusia y Ucrania, un zaragozano afincado en Kiev ha decidido poner tierra de por medio como medida de precaución ante lo que pudiera suceder y volver a casa hasta que las aguas se cambien.

Una huida por carretera en la que él, su mujer y sus hijos de 2 y 10 años cruzarán Europa de cabo a rabo. Su nombre es Arturo Rambla y atiende a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN por teléfono en un hotel de Dresde (Alemania) después de recorrer en día y medio 1.600 de los casi 3.500 kilómetros que le separan de la capital aragonesa. 

El viaje comenzó este pasado lunes al mediodía, dice, por "minimizar el riesgo" después de que el Ministerio de Exteriores recomendara a los españoles abandonar el país y mientras su familia les trasmitía su preocupación por lo que día a día veían por las noticias. "Mi visión personal es que la posibilidad de conflicto es pequeña, pero mejor ver los toros desde la barrera".

El periplo hasta lograr salir del país no ha sido una labor sencilla. De hecho, deja patente su cabreo con el trato recibido desde la embajada. "Ha sido espantoso", espeta. Rambla se queja por un lado de la nula información recibida sobre la situación, que ha llegado "tarde, mal y de manera insuficiente" y, por otro, de la falta de soluciones para renovar el pasaporte caducado de su hijo pequeño de manera urgente u ofrecerle una solución que le permitiera cruzar la frontera. "Han esperado a última hora para proporcionarnos un salvoconducto", afirma.

La decisión de ponerse al frente del volante no fue casual. "Cuando comenzó la crisis, el precio de los billetes empezó a subir sin control. De 80 euros pasaron a valer 600, 700 o incluso 1.000 euros con destino a Europa, ni siquiera a España. También empezaron a llegarnos noticias de que algunas aerolíneas estaban cancelando vuelos y las fechas que había todavía además eran muy lejanas. Era un caos general".

Sin esa alternativa como viable, el coche se antojó como la única opción real, pero además como la más práctica. "Caben más cosas, algo importante en estas circunstancias".

Incertidumbre

Pero, ¿cómo es la última maleta antes de dejarlo todo atrás? "Llevamos ropa de invierno y de verano, porque en estas circunstancias no sabes bien qué hacer". Atrás se quedan otras pertenencias más personales como las fotos y otros recuerdos. O la propia casa, expuesta a lo que pueda ocurrir fuera de sus muros y lo que pudiera precipitarse en el peor de los escenarios. También el trabajo, su sustento, ya que este zaragozano regenta en Ucrania su negocio familiar.

Pero el momento más difícil llega cuando uno es consciente del paso que está dando. "Yo no era consciente de lo que era dejar un país. Uno no sabe lo duro que es hasta que no lo experimenta".

Los pequeños, en cambio, permanecen ajenos a la verdadera realidad. "Saben que vamos a España y ellos lo viven con alegría porque para ellos es como si fueran fiesta", explica Rambla. El más mayor sí ha oído hablar de "guerra" y el clima día a día en Ucrania sí se percibe "la hostilidad", pero "no es consciente" de su significado.

Su llegada a Zaragoza está prevista para este próximo jueves por la noche. A partir de ahí, la palabra que mejor definirá su situación es la de incertidumbre. "Lo que me pregunto es qué diablos hago en Zaragoza si mi trabajo está en Ucrania. Si solo estamos unos días no hay problema porque podemos vivir los 4 con mi madre, pero si se alarga más ya será más difícil". Tampoco tiene certezas de que pudieran alquilar un piso, debido a que, dice, en la práctica, su situación sería la de un refugiado y hay requisitos que no podría cumplir.

De entrada, se dan un plazo de "una o dos semanas" en Zaragoza "a ver si las partes en conflicto se ponen de acuerdo". Rambla dice tener esperanza en que se resuelva de la mejor manera, más si cabe cuando Vladimir Putin, el presidente ruso, "ha dado un paso". "Si es cierto, ahora a ver qué hace Estados Unidos", deja abierto el zaragozano.