Un proyecto estratégico para Aragón

La bola de nieve, fuera de control

Las dudas alejan futuros pactos del PSOE y el PP se crece con el silencio empresarial

Firma del convenio de la unión de estaciones.

Firma del convenio de la unión de estaciones. / Jaime Galindo.

David López

David López

Cuando hasta los municipios y comarcas más proclives a un desembolso millonario en el sector de la nieve se sientan a hablar de un plan B para salvar los fondos europeos que lo sostienen es porque algo pasa. La incertidumbre crece al mismo ritmo que la contestación social, los mensajes de alarma que incluso nombres conocidos de la montaña y expertos de toda España están difundiendo y una carrera judicial que ya ha empezado y que puede estallar en cualquier momento. Como mínimo se palpa la incertidumbre. O «prevención» que le decía el presidente aragonés Javier Lambán cuando se refería a una de esas voces dubitativas, Miguel Gracia, presidente de la Diputación de Huesca, institución que promueve la telecabina Astún-Formigal.

Esa prevención se ha convertido en una enorme bola de nieve que no para de crecer y a mes y medio de unas elecciones en las que nadie quiere que esto le pase factura. Porque a los comicios del 28 de mayo no solo va a concurrir Lambán, también esos alcaldes a los que siempre se les dijo que el proyecto de la unión de estaciones gozaba de una amplia mayoría. Dentro y fuera del Consejo de Gobierno. Hasta esa imagen de que hasta las discrepancias entre los socios (CHA y Podemos) estaban pactadas ahora la sensación es otra. 

El único apoyo incondicional era un PAR que cada día parece más lejos de poder negociar nada tras el paso por las urnas, o si lo harán con los socialistas esa reedición de un gobierno de coalición ya con Arturo Aliaga sin las riendas del partido. Y CHA y Podemos han cumplido el guion y a las puertas de la precampaña vuelven a poner la unión de estaciones en el disparadero de las líneas rojas infranqueables. Y eso también llega a esos municipios y comarcas que veían con buenos ojos una inversión millonaria en las estaciones de esquí. Por eso también se sientan.

La declaración del impacto ambiental y la judicialización añade más presión e incertidumbre

A mes y medio de las elecciones autonómicas y municipales, si se cumplen esas amenazas, el PSOE quedaría muy debilitado de cara a esos posibles pactos de gobernabilidad. O peor, se debilita un proyecto con más de 26 millones de euros de fondos europeos ya adjudicados. ¿Serán capaces de sacrificar esa inyección económica en el territorio a costa de gobernar de nuevo? 

Una pregunta fácil de trasladar a las zonas afectadas que hace bien poco se les veía como las grandes beneficiadas. Pero es que si alguien no se lo ha planteado aún, para eso estará el PP de Jorge Azcón dispuesto a recordarlo por cada rincón en plena campaña electoral y desde ya mismo. Y es que si alguien sale ganado con esta situación de incertidumbre son, a la vista de todos, los conservadores, que desde la oposición pueden vender con facilidad su apoyo incondicional al proyecto y su bandera como única fórmula para lograr llevarlo a cabo. Pero sobre todo se ve reforzado por ese sorprendente silencio de quienes quieren, piden y necesitan esos fondos europeos para relanzar su negocio ante un futuro incierto: las estaciones privadas y semipúblicas de esquí no salen a hablar para aportar certidumbre al debate.

Y en una de esas entidades está Aramón, cuya presidenta ya está en el punto de mira de las críticas. IU llevará el proyecto a la Oficina Antifraude porque esta inversión se sostiene por un interés general amparado por un informe elaborado por su consejería, eso podría ser incompatible siendo la cabeza visible de una de las entidades beneficiadas y su presencia preocupa hasta al presidente de la DPH. Pero no dimitirá, eso es seguro.

Y en medio de esta tormenta de nieve y millones de Europa está la disputa política que todo lo enturbia. Y más a las puertas de las elecciones. Y más con una declaración de impacto ambiental que no se sabe qué dirá. O una judicialización que pone la espada de Damocles bien alta. Como para no preocuparse o no sentarse a pensar en un plan B. Eso sí, con la sensación de que si fuera 29 de mayo, seguro que esa bol de nieve sin control se derretiría rápidamente.

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