iniciativas solidarias

Día de las personas sin hogar en Zaragoza: «Me llevaron de la calle a casa»

Mohamed, argelino, de 20 años, y Basma, marroquí de 21 años, forman parte del proyecto Futuro&Co, que aloja a 14 chavales en cinco pisos de Zaragoza, gestionados por Sercade

Además de vivienda, se les facilita apoyo psicológico, jurídico y económico

En Aragón había en 2022 más de 1.100 personas sin hogar, la mayoría hombres de mediana edad, pero también mujeres y cada vez más jóvenes. La comunidad contaba con un total de 49 centros para atender a los sin techo, que ofrecieron casi dos mil servicios de restauración diarios. Este domingo se conmemora el Día de las Personas sin hogar, pero desde la Coordinadora de entidades se han organizado actividades durante toda la semana bajo el lema ‘Seguimos fuera de cobertura’. El trabajo de las organizaciones se extiende a lo largo de todo el año; porque tener un techo no es solo tener una vivienda. Es tener el derecho de higiene, al agua, a la alimentación y también a la salud física y mental.

Jessy Clemente, coordinadora de Sercade Aragón, junto a Mohamed y Basma, en el Centro social San Antonio, en Zaragoza.

Jessy Clemente, coordinadora de Sercade Aragón, junto a Mohamed y Basma, en el Centro social San Antonio, en Zaragoza. / JAIME GALINDO

Eva García

Eva García

Mohamed y Basma han encontrado un hogar, una estabilidad que les permite llevar una vida como la de casi cualquier chaval de su edad; pero sus historias poco tienen que ver con la de los adolescentes con los que se cruzan por la calle. Su mochila es pesada aunque en Zaragoza han encontrado ese apoyo necesario para encontrarse como en casa. Todo ha sido gracias en parte al proyecto Futuro&Co y sobre todo a su compromiso personal. Esta iniciativa innovadora, impulsada por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 y financiada con fondos Next Generation, aloja en pisos de siete ciudades españolas a 179 jóvenes en riesgo de exclusión, 14 de ellos en cinco pisos en Zaragoza, que gestiona Sercade Aragón.

La experiencia está siendo muy positiva para todos pero al ser un proyecto con fondos europeos tiene un principio (enero de 2022) y un final (diciembre de 2023), una situación que les tiene preocupados porque «no sabemos qué va a pasar con nosotros», aseguran. Jessy Clemente, coordinadora de Sercade Aragón, tiene claro que «no les dejaremos tirados» y están buscando cómo seguir siendo una familia para estos chicos que lograron abandonar la calle.

Mohamed salió de Argelia en patera con 16 años. Trabajaba en el mar y conoció a unos chicos con los que se embarcó rumbo a España sin decir nada a su familia y tras pasar por Almería llegó a Zaragoza. Estuvo en un centro de menores donde aprendió español y de donde salió con 18 años para buscarse la vida. Una trabajadora social de Cáritas le habló del proyecto y no dudó en presentarse. No tiene documentos de su país ni pasaporte, solo una cédula para estudiar y por eso cursa 3º de la ESO, aunque en su país terminó Bachillerato pero no lo tiene homologado, cuenta con voz baja, con timidez.

Comparte piso con otros dos chicos, un marroquí y un ghanés con los que convive «como hermanos. Somos buenas personas», dice el joven, que estudia Electromecánica y al que le gustaría dedicarse a arreglar coches. De hecho, ya estaría trabajando si lograra el permiso para trabajar. «Me llevaron de la calle a casa», cuenta orgulloso.

Basma, marroquí de 21 años, llegó hace relativamente poco, hace un año. Su hermano estaba en Zaragoza, entonces sin papeles (antes sí los tenía) y sin trabajo, por lo que no podía pagar el alquiler y tras tres meses sin hacerlo se quedaron sin hogar. «Yo no me veía capaz de vivir sola en la calle», dice la joven, que conoció el proyecto a través de una trabajadora social y poco después ya convivía cono otras chicas, una marroquí y una española de etnia gitana.

En Marruecos está su madre, que se dedica a la limpieza de casas. Ella era feliz, estudiando pero era complicado seguir con sus estudios y por eso decidió venir a Zaragoza. Ahora estudia un Grado Superior de Administración y Finanzas. Reconoce que los primeros días fueron «difíciles» ya que era la única marroquí en clase, la única que llevaba yihab. «No tenía capacidad de hablar, pero ahora tengo cosas, fuerza y sé que puedo hacerlo».

Ambos reconocen que se les ha tratado bien durante su estancia en la capital aragonesa, a la hora de tratar con la Administración, «mejor» cuando van acompañados por un miembro de Sercade.

Primera necesidad

Futuro&Co no solo les aporta una vivienda, explica Clemente, sino que se intenta que estos jóvenes tengan «una vida autónoma», se apuesta por la desinstitucionalización porque el objetivo es que «no se cronifique la situación», señala la representante en Aragón de Sercade.

La casa es «la primera necesidad» pero aquí van acompañadas de otras herramientas innovadoras como apoyo psicológico, jurídico, de acompañamiento de las heridas y duelo migrante, y áreas de salud y «mapas del alma». También tienen apoyo social y para la búsqueda de empleo. Por ejemplo, Mohamed ha ido aprendiendo a hacer entrevistas de trabajo, que han dado sus primeros frutos. Y ayuda económica; reciben 240 euros mensuales, 30 de bono cultural y 30 a cada piso para productos de limpieza. Es esencial porque como dice Basma, «antes no tenía para comer, o cuando iba a clase y los compañeros iban a tomar algo yo no podía» pero ahora se administra esa cantidad. En el caso de Mohamed, también medicinas porque es diabético.

Basma y Mohamed han conseguido crear lazos con los participantes del proyecto y Sercade.

Basma y Mohamed han conseguido crear lazos con los participantes del proyecto y Sercade. / JAIME GALINDO

Ambos hablan con sus familias. Él les dice que está bien y que recibe ayuda. La madre de ella está «más tranquila porque antes siempre estaba preocupada pero ahora está más relajada» porque sabe que tiene un entorno en el que se puede apoyar, ya que realizan muchas actividades juntos. Clemente, responsable de Sercade en Aragón, asegura que en la última década el sinhogarismo ha crecido de un 19 a un 30% y en Aragón. De ellos, el 5% tiene menos de 29 años, una cifra que no deja de incrementarse.

El futuro

Desde que se puso en marcha el proyecto Futuro&Co han pasado por las cinco viviendas unos 16 chavales, aunque ahora están 14. También hay salidas ya que «cuando llevan tres meses trabajando colaboran con el alquiler y la alimentación» y cuando se ven integrados dejan estos pisos, explica. Normalmente se hacen además estudios trimestrales, ya que cuando los chicos empiezan a vivir en uno de estos pisos adquieren unos compromisos.

El que el proyecto tenga fecha de caducidad es por la financiación europea y porque el objetivo es medir los resultados, una situación por la que se muestran preocupados, ya que «sería volver a empezar, peor, volver a menos cero», asegura Mohamed. Desde Sercade aseguran que «vamos a hacer todo lo posible» por mantenerlo porque son «chicos muy buenos» con los que es fácil «crear ese sentimiento de familia». De hecho están buscando colaboración con la administración, con el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza, que se han mostrado «colaboradores en todo momento» por lo que antes de que llegue diciembre esperan «dar continuidad al proyecto» aunque haya que hacer algún cambio.

En noviembre, todas las entidades colaboradoras se reunirán en Valencia en unas jornadas denominadas No me llames sin hogar; y en febrero se presentarán los resultados del estudio, que cuenta con el apoyo del Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación de la Universidad Complutense de Madrid. Clemente afirma que la valoración es «positiva» ya que en poco tiempo «se logra la integración de los jóvenes que sin estos apoyos sería complicado». Mohamed y Basma lo están consiguiendo. Tienen un hogar, una gran familia y un futuro todavía por escribir.