La decisión del Gobierno de España de permitir la vuelta de público a los pabellones de la ACB pero solo en aquellos territorios que se encuentren en fase 1 de la pandemia, deja fuera al Príncipe Felipe, que terminará la temporada como la empezó, vacío. Aragón se encuentra actualmente en fase 3 y el último partido previsto en la capital aragonesa es el del próximo miércoles 19 ante el Lenovo Tenerife, por lo que el Casademont tampoco podrá contar con público en esa ocasión. Para poder abrir las puertas el cambio de fase por la mejora en la incidencia del coronavirus debe producirse dos días antes del partido, según explicó el Gobierno. La entidad aragonesa no se pronunció ayer al respecto. Sin embargo, el equipo aragonés podría jugarse la plaza europea en Murcia en la última jornada con aficionados en las gradas.

El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, dedicó poco tiempo de su comparecencia a explicar las condiciones para la ACB, que espera una mayor concreción en las próximas horas. La Liga Endesa celebra esta semana los encuentros aplazados por el coronavirus y cerrará la fase regular la próxima con las dos últimas jornadas. La decisión de permitir el acceso de público en aquellas autonomías en fase uno (Galicia, Comunidad Valenciana, Extremadura, Murcia y Baleares en estos momentos), hace que únicamente sea posible en los partidos Murcia-Andorra de este fin de semana, el Obradoiro-Murcia del día 22 y tanto el Valencia-Fuenlabrada como el Murcia-Casademont del día 23. Pero no hay todavía confirmación oficial al respecto.

El Casademont Zaragoza ha disputado todos sus partidos de la ACB esta temporada a puerta cerrada y así será hasta el final. Sí pudo contar con público en dos encuentros de la Champions, porque la decisión de abrir el pabellón correspondía al ejecutivo autonómico, y también en varias jornadas de la Liga Femenina. La demanda de la vuelta de público a los pabellones viene de lejos, ya que la ACB lo ha perseguido desde el inicio de la temporada. Las gradas vacías suponen un importante impacto económico para los clubs porque la incidencia de los ingresos por abonados es mucho mayor que en el fútbol. En el caso del Casademont la partida por este concepto suele estar en torno al millón de euros, que hubiera podido ser incluso más este curso con la Champions.