Otra reinvención para Langarita

El canterano más prometedor del Casademont Zaragoza ha pasado a tener un papel testimonial y un impacto mínimo en la pista, preso de la desconfianza jugando de base, por lo que Fisac debe recuperarlo

Lucas Langarita maneja el balón en carrera ante Oriol Paulí en el encuentro que el Casademont Zaragoza se llevó frente al FC Barcelona en el Príncipe Felipe.

Lucas Langarita maneja el balón en carrera ante Oriol Paulí en el encuentro que el Casademont Zaragoza se llevó frente al FC Barcelona en el Príncipe Felipe. / Ángel de Castro

David García Arlegui

David García Arlegui

Si tiene un activo prometedor el Casademont Zaragoza que es producto de su propia cosecha, ese es el zaragozano Lucas Langarita. El escolta, campeón del mundo con la selección sub-19 y plata en el Europeo sub-18, ha demostrado en repetidas ocasiones lo que es capaz de hacer con confianza y minutos sobre la pista, pero la realidad es que atraviesa un bache importante en su primera temporada como miembro de pleno derecho del primer equipo rojillo.

En el pasado más reciente, Langarita realizó una de sus peores actuaciones con la camiseta rojilla en el último choque que el Casademont perdió frente al Andorra en el Príncipe Felipe. 

En el mismo, el canterano se mostró visiblemente perdido sobre el parqué del pabellón zaragozano en los poco más de cinco minutos de juego con los que contó, en los que falló un triple, perdió tres balones y cometió una falta. Langarita dejó el partido con un -10 en pista, el segundo peor registro del equipo, y un -5 de valoración, la marca más baja del cuadro aragonés.

Es, precisamente, el empecinamiento del técnico segoviano por emplear a Langarita como base y no como escolta uno de los grandes causantes del mal momento del zaragozano. Esta práctica es cada vez más común en los encuentros del Casademont y no favorece al canterano, que ha ido perdiendo confianza hasta convertirse en una sombra del gran revulsivo para los suyos que puede ser, como ha demostrado en otras ocasiones este curso.

Su arranque fue decente

La temporada comenzaba con una dura derrota en el WiZink, pero en la que el canterano aportó 8 puntos frente al Real Madrid en casi 19 minutos jugados, una buena cifra para ir cogiendo confianza en el arranque en la ACB de un equipo que recién estaba empezando a andar con la mayoría de sus miembros recién llegados a Zaragoza.

Sin embargo, tras otros dos partidos en los que disputó 14 y 33 minutos, respectivamente, su presencia e impacto se han ido minimizando hasta convertirse en uno de los jugadores con menos tiempo de juego en el conjunto de Fisac: solo ha jugado más de 10 minutos en uno de los últimos tres compromisos del Casademont, el disputado ante el colista Palencia.

Sus números en ese lapso tampoco ayudan: ha logrado dos puntos (1 de 6 en tiros de campo), dos rebotes y dos asistencias en los últimos tres choques. Por el contrario, ha perdido 5 balones, ha cometido 4 faltas y tanto su balance en pista (-7 de media) como su valoración (menor que -2) han sido negativos.

La situación es complicada para un interesante producto de la cantera rojilla y una joven promesa del baloncesto español que dejaba el verano con un oro mundial y una plata europea con la selección nacional, pero que ha ido perdiendo confianza hasta rozar la irrelevancia en una campaña en la que estaba llamado a dar el paso definitivo en la ACB.

«Es mi gran apuesta y el jugador en el que creo. El talento lo tiene y debe mejorar en la toma de decisiones si quiere hacerse un hueco en el baloncesto profesional. Ha de dar un paso adelante», dijo Fisac en agosto, antes de comenzar la Liga. Sea como base hasta la llegada de un suplente para Bell-Haynes o como escolta, la pelota está ahora en el tejado del técnico y del propio Langarita.