ENTREVISTA | CONTRACORRIENTE ESCRITOR

Gonzalo Orna: "Con el aragonés se ha viciado el debate, la lengua va de unir"

Gonzalo Orna, autor de 'Repués. Asinas se charraba en L´Almunia de Doña Godina'.

Gonzalo Orna, autor de 'Repués. Asinas se charraba en L´Almunia de Doña Godina'. / SERVICIO ESPECIAL

El almuniense Gonzalo Orna presenta este viernes por la tarde su libro Repués: Asinas se charraba en L’Almunia de Doña Godina, que condensa 40 años de trabajo en torno al aragonés. La presentación será a las 20.00 horas en el Centro de Cultura Comunitaria de la localidad zaragozana.

¿Cómo se siente tras ver el fruto de 40 años de trabajo encuadernado?

La verdad es que esto empezó como un divertimento, nunca pretendí que se publicara, era como una joya que guardas para ti pero no te pones. Con el covid cambié el chip y José Manuel (Latorre, concejal de Cultura de La Almunia) me estuvo picando hasta que me convenció. Al fin y al cabo, el lenguaje no es mío, es de mis padres, de mis abuelos...

Se tiende a pensar que el aragonés solo se hablaba en el Pirineo...

Se habló hasta en Murcia, de hecho aún quedan restos de lo que llaman panocho, que no deja de ser aragonés, y también se hablaba en Valencia. Siendo rigurosos, navarroaragonés. La Almunia es que ha cambiado mucho, antes esto era muy rural, los labradores estaban más aislados y era todo más endogámico, y el lenguaje se conservaba más. A mi generación en la escuela aún nos corregían palabras, y yo lo entiendo, porque si estás hablando en castellano, hay que hablarlo bien. Pero sin perder lo tuyo. Yo luego aprendí aragonés –es miembro del Consello D´A Fabla Aragonesa–, pero debería tener un estatuto no solo en zonas tradicionales; los aragoneses no somos tan aragoneses como creemos, si no amas lo tuyo, si no tienes ese amor propio... mal vamos.

No deja de llamar la atención que haya recopilado 2.500 términos de La Almunia.

Bueno, lo primero aclarar que en este aspecto es un foco cultural importante. Aquí se han encontrado de los primeros textos notariales del Reino de Aragón, no solo en latín y en árabe, también en colecciones, replegas en aragonés, del siglo XII y XIII, en aragonés medieval. Como la Colección Diplomática de La Almunia de Doña Godina que publicó el profesor Ángel Canellas en 1957, con textos del siglo XI al XV. Pero volviendo a las palabras, yo no he pretendido hacer una replega de localismos, sino darle dignidad al idioma, bucear, encapuzarme, que diríamos en aragonés, en colecciones y textos históricos buscando los rasgos de los términos. He contado con ayuda de amigos y expertos como Francho Nagore, para mí el gran impulsor del aragonés moderno (que estará en el presentación). De hecho he descartado más de cien términos que yo pensaba que eran aragonés y han resultado ser vulgarismos o castellanismos.

El libro 'Repués. Asinas se charraba en L'Almunia de Doña Godina', que se presenta esta tarde.

El libro 'Repués. Asinas se charraba en L'Almunia de Doña Godina', que se presenta esta tarde.

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Aclarado entonces que no son 2.500 localismos...

No, no, para nada, hay mucha leyenda con eso. Pero sí se han conservado en este territorio algunas derivaciones. Por ejemplo en aragonés se conserva en algunas palabras la f latina, que aquí se cambia por una z. Como en fiza (avispa), que aquí es ziza. Y algunas que ni he incluido como el tornajubo (de jubo, yugo), la costumbre de intercambiarse aperos de labranza.

¿Le apena que aún haya gente que considere el aragonés como castellano mal hablado o que no hay que protegerlo? 

No hay conciencia lingüística, no la ha habido nunca. En Cataluña la burguesía mantuvo el catalán como algo propio, y en Euskadi se hablaba en caseríos, pero aquí no se dio, y el Gobierno de Aragón, con todos los partidos, no ha tenido intención de conservarlo, aunque la Dirección de Política Lingüística lo haga bien. Somos tan españolistas que abandonamos lo propio. Yo no soy optimista con la recuperación, porque además se ha ideologizado todo y se ha viciado el debate, cuando la lengua va de comunicar, de unir, no de dividir.

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