MÚSICA

Crítica de Rodrigo Cuevas en el SoNna: Rondadores, romeros y raveros

El asturiano transforma el oropel del espectáculo en espectáculo popular del oropel, y ahí reside parte de su atractivo y de su éxito

Rodrigo Cuevas en su actuación dentro del SoNna Huesca.

Rodrigo Cuevas en su actuación dentro del SoNna Huesca. / SONNA HUESCA

Javier Losilla

Javier Losilla

“¿Regadío? El que tengo yo en el coño metido?” El asturiano Rodrigo Cuevas tiene la lengua larga, el cerebro despierto y la voz vibrante. Sus espectáculos (el que nos ocupa lo ha titulado 'La romería') son una mezcla estimulante de cabaret ambulante, verbena asturiana y mitin político; un marco espléndido para una colección de canciones que reformulan el folclore y anotan sin edulcorar el pulso de la cotidianeidad. El jueves, Rodrigo, vestido como un Elvis monegrino de brillo negro calzado con zuecos, actuó en el exterior de la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes, también conocida como la Cartuja de Monegros, cerca de Sariñena, dentro del festival SoNna. Comprada y restaurada (está en proceso) por la Diputación de Huesca, esta Cartuja, cuyos frailes abandonaron en el siglo XIX, fue construida en el XVIII y contiene pinturas murales de fray Manuel Bayeu, cuñado de Goya.

Pero ni el espíritu de los cartujos ni los frescos de Bayeu temblaron cuando Rodrigo Cuevas pidió respeto para el paisaje, hizo un alegato a favor de la libertad, se posicionó en contra del proyecto Canal Roya y pidió sensatez a los mandamases aragoneses. Actuó acompañado por el espléndido grupo formado por Mapi Quintana (voz y percusiones), Juanjo Díaz (percusiones), Rubén Bada (coros, percusión y guitarra) y Tino Cuesta (programaciones, sintetizadores y coros), y comenzó el concierto como una estrella de la campiña asturiana, cantando entre el público antes de llegar al escenario, en una aparición motorizada, muy de las Vegas, pero en un desierto más cercano.

Espectáculo popular del oropel

Y es que Rodrigo Cuevas, muy concienzudamente y con humor, transforma el oropel del espectáculo en espectáculo popular del oropel, y ahí reside parte de su atractivo y de su éxito. Luego están las canciones, claro, en las que la lengua de su territorio atraviesa con brío historias próximas, aderezadas con músicas en las que la tradición conecta sin chirriar con la electrónica y otras referencias sonoras.

El jueves presentó no pocas piezas de su nuevo disco 'Manual de romería' (se publica este mes), producido por Eduardo Cabra, de Calle 13 ('Bypa', 'Más animal', 'Allá arribita', 'Casares', 'Valse', 'Matinada (Resaca)', 'Romería', 'Cómo ye?'), revisó canciones como 'Arboleda bien plantada', 'Xiringüelu' y 'Rambalín', y puso al público al borde de las lágrimas con 'S’ha feito de nuei', la muy apreciada composición del aragonés José Lera, con texto en cheso y tronco armónico de jota (sé que hay aficionados que no comparten esta descripción musical, confirmada, no obstante, por el autor). En fin, una velada excelente, protagonizada por uno de los artistas más sobresalientes del panorama actual sonoro español, que en su final resultó demasiado sobria en la conexión con el público, más que nada porque Rodrigo no había dado respiro a lo largo del concierto.

Mas pelillos a la mar. Ni esa sobriedad de cierre empañó una actuación revulsiva que transformó en raveros a rondadores y romeros. Perfecto para Monegros, vaya.