Entrevista

Rubén Santiago: "El centro de la literatura es el delirio"

El cartagenero, psicólogo de formación, acaba de lanzar al mercado su quinta novela, El pobre nauta tiembla de miedo (2023), una historia que empezó a escribir muchos años atrás y que ha recuperado con su anterior trabajo, Tío vivo

Rubén Santiago.

Rubén Santiago. / JUAN CARLOS CAVAL

Asier Ganuza

Pocas cosas hay tan satisfactorias como cerrar un círculo; más si lleva abierto en torno a siete años... Porque aunque olvidaras que en su momento lo abriste, en el fondo de tu cabeza, en el subconsciente, seguía pidiendo a gritos un final, una conclusión. Y por eso, tarde o temprano, ese círculo iba a acabar saliendo a flote, a reclamar lo que le corresponde. Pues bien, eso es lo que le ha pasado a Rubén Santiago (Cartagena, 1969) con El pobre nauta tiembla de miedo (Platero CoolBooks, 2023), su quinta novela, pero la primera que empezó. Quizá a sus lectores les suene, porque esta historia ya se mencionaba en Tío vivo (2022), su predecesor, y es que fue precisamente el que apareciera en esta novela casi como por arte de magia lo que empujó a su autor a recuperarla, a reescribirla y a darle un final. Además, Santiago asegura que, lejos de ser un ‘descarte’, es una "buena novela" (no le da miedo afirmarlo).

La última vez que hablamos, hace algo más de un año –con motivo de la publicación de Tío vivo–, lo primero que le pregunté es quién era David Morales. Pues bien, ahora dígame: ¿Quién es Bragado León?

Bragado León es un joven internado en un psiquiátrico francés: el sanatorio del doctor Blanche, en París. Ocupa la misma habitación que en su día perteneció al famoso escritor Guy de Maupassant, donde terminó sus días después de haber intentado suicidarse cortándose el cuello. León durante su infancia sufrió unos hechos traumáticos que le llevaron a pasar una larga temporada en este sanatorio. Y es allí donde escribe esta especie de diario donde explica todo lo que pasó. Nunca lo había hecho, ya que fue un niño, un joven que carecía de lenguaje oral.

Él es ‘El pobre nauta’, el que ‘tiembla de miedo’. Y el título no engaña: esta novela va un poco sobre eso, sobre el miedo, el miedo que produce no entender el mundo que nos rodea.

Va por ahí la cosa, sí. Si a los que se nos considera normotípicos nos cuesta en numerosas ocasiones entender el mundo, imagínate a un niño con comportamientos repetitivos, que se resiste a los cambios, que lucha por autorregularse o que tiene apegos inusuales, niveles altos de ansiedad o un intenso retraimiento social... Para ellos, el mundo puede ser un infierno. Si a esto le unes gente despiadada a su alrededor, ya tienes una novela.

Rubén, aunque se dedica a la docencia, usted es psicólogo. ¿Esto le pasa a mucha gente (lo de no entender el mundo que les rodea, y que eso les produzca temor)?

En la actualidad, en las consultas se trata una gran cantidad de miedos o fobias, pero es la ansiedad que se siente cuando se es infeliz o la nula capacidad de ver salidas en su vida o el bienestar amenazado lo que parece que repunta con intensidad.

Ya en Tío vivo trataba el tema de la salud mental de manera más o menos evidente. En este caso, no hay medias tintas: el protagonista-narrador está encerrado en un psiquiátrico.

Pero hay diferencias. Fíjate, el protagonista de Tío vivo sí se podría enmarcar en un caso claro de trastorno mental. En el caso de ‘El pobre nauta’… no. No es mental. Se trata de un niño con un trastorno del neurodesarrollo; es decir, tiene una base neurológica que puede incluir alteraciones en la atención, la memoria, la percepción, el lenguaje, la resolución de problemas o la interacción social. Lo que ocurre es que en los años en los que se desarrolla la novela –principios de los ochenta–, en los psiquiátricos todavía se internaba a este tipo de personas. En la actualidad, afortunadamente, nuestro protagonista no hubiese acabado en un lugar así.

¿Y es fácil para usted hacer algo así? Quiero decir: ¿No es complicado intentar forzar el coco para ponerse en la situación de una persona cuya cabeza podríamos decir que no sabemos cómo funciona? Es como jugar a un juego de cartas en el que no conocemos del todo las normas... 

En mi caso no es difícil: llevo muchos años trabajando con ellos, mucho tiempo dedicado a la formación y el estudio. Son seres maravillosos, se han apeado de este mundo, viven el suyo propio. Y la mayoría de las veces no se pierden nada, la verdad...

Y, como escritor y como persona, ¿no te afecta? El tirarte equis horas al día, a la semana, ‘interpretando’ a Bragado León.

No, no. He disfrutado mucho. Es una novela corta, exacta, dura, amable en muchas ocasiones, algo mágica. Es una buena novela (y está mal que yo lo diga). Antes era más discreto en este sentido, pero después de publicar cinco libros y viendo que todos vienen a hablar de lo suyo, ahora me toca a mí: lea El pobre nauta tiembla de miedo y busque, compare, y si encuentra algo mejor... cómprelo, como decían en un antiguo anuncio publicitario [Risas].

¿Por qué nos atraen tanto las historias de personajes con problemas mentales? No hablo solo de Bragado León; creo que es una tendencia general y que no es nueva.

Es que el centro de la literatura es el delirio. Personalmente me interesa la literatura que bordee lo racional, las ideas más extremas, las zonas más oscuras de la conducta humana. Todo esto importa porque se sale de lo establecido, de la norma. ¿A quién le puede interesar la vida de un banquero de recta moral? A mí no, desde luego. Prefiero mil veces a un canalla de barrio.

Por cierto, El pobre nauta tiembla de miedo pertenece al universo de Tío vivo, pero no podemos hablar de una continuación ni nada por el estilo. ¿Qué relación tienen?

Es cierto que guardan cierta relación porque Hipólito, el protagonista de Tío vivo, encuentra el manuscrito de Bragado León en el hueco de un roble centenario que hay en la Embajada de Turquía en París, y decide publicarlo. Pero no se trata de una bilogía. Se pueden leer por separado, pero si empiezas por Tío vivo y continúas con ‘El pobre nauta’… la obra adquiere otra dimensión. Por cierto, el sanatorio del Doctor Blanche existió de verdad, y en la actualidad es la embajada de Turquía.

¿Cuándo se dio cuenta de que de aquello podría salir una nueva novela (ésta)? Porque entiendo que está escrita después (aunque cuando se publicó Tío vivo ya me dijo que ‘El pobre nauta’ estaba terminada’)?

Lo cierto es que ‘El pobre nauta’ empecé a escribirlo antes del año 2016; cuando tenía los seis primeros capítulos, la dejé. En todo este tiempo han salido cuatro libros más. Y cuando estaba con Tío vivo me acordé de aquella primera novela olvidada. Al final, reescribí aquellos primeros seis capítulos y me puso con otros seis nuevos, con los que cerré esta especie de círculo literario

¿Y qué ha sacado de este relato?

Me ha servido para reafirmarme en el gusto por la escritura y la literatura en general, y también para aceptar definitivamente que el mundo de la publicación y de todo lo que lleva a su alrededor es terriblemente difícil y agotador.

Aún así, supongo que no tiene pensado parar... Por ello, la pregunta es obligada: si esta obra llevaba más de un año cerrada y estaba en el cajón, ¿ha aprovechado ese tiempo para seguir escribiendo? ¿El ‘universo’ de Tío vivo da para más o aquí se queda?

No. El universo Tío vivo y ‘El pobre nauta’ termina aquí. Se ha cerrado un círculo con un tipo de personajes que empecé a describir desde mis primeras novelas, allá por el 2016. Pero sigo escribiendo porque sigue siendo lo que más me divierte. Lo que no tengo tan claro es si volveré a publicar...