Aunque la primera data del siglo I, la máquina de vapor tuvo su gran protagonismo a finales del siglo XVIII con la Primera Revolución Industrial, ya que supuso un gran cambio en la producción y, por tanto, fue clave en el desarrollo económico de Europa.

Aunque anteriormente se puede considerar que Thomas Savery y Thomas Newcomen fueron dos de los «padres» más destacados de esta máquina, el que verdaderamente la perfeccionó fue James Watt.

Fue utilizada, por ejemplo, en la industria textil, y permitió abaratar costes y que se internacionalizara el comercio. También se usó en los barcos y en el ferrocarril, por lo que fue un tremendo avance para los transportes.