CITA CON LAS URNAS

Competir sin atizarse por la izquierda: el reto de Podemos, IU y CHA el 28M

Podemos, CHA e IU se disputan el electorado de izquierdas, que fluctúa entre los 100.000 y 190.000 votantes desde 2011. Por ahora, la campaña discurre con un pacto de no agresión

Maru Díaz  interviene en el mitin de Podemos en Teruel, este viernes.

Maru Díaz interviene en el mitin de Podemos en Teruel, este viernes. / PODEMOS

Laura Carnicero

Laura Carnicero

Hubo un tiempo en Aragón en el que alguien soñó con la unión de las izquierdas para las elecciones municipales y autonómicas de 2023. El espejismo se esfumó después de alguna intentona más o menos seria y ni siquiera cristalizó donde la división dejó la consecuencia más dura en 2019, en el Ayuntamiento de Zaragoza.

La izquierda a la izquierda del PSOE en Aragón llega a estos comicios como siempre, separada, por vías paralelas que conducen al mismo destino pero que no convergen. El día 28 los electores de izquierdas podrán elegir en Aragón entre las papeletas de Podemos, Chunta Aragonesista e Izquierda Unida... Y quizá entre Teruel Existe, esa formación de bases progresistas y ambiguos posicionamientos ideológicos que ahora dice que no estará en ningún Gobierno que necesite a Vox "dentro o fuera".

Cada una tiene su carácter, su trayectoria histórica, sus raíces ideológicas. Pero el programa electoral de Podemos, CHA e IU converge en tantos puntos que, hasta última hora, movimientos ciudadanos como la Plataforma Aragonesa Progresista, ha estado pidiendo la confluencia.

El resultado del 28M marcará el paso para las generales. Un fracaso evidenciaría la necesidad de la unidad, pero también supondría partir de una posición de debilidad y requeriría de un esfuerzo titánico para remontar la moral del electorado en apenas cinco meses. Por el contrario, un éxito el próximo domingo puede elevar las tensiones para negociar de cara a las generales. El futuro está por escribir y el primer capítulo se vota en Aragón.

IU presenta sus propuestas fiscales, en Zaragoza.

IU presenta sus propuestas fiscales, en Zaragoza. / IU

La tendencia electoral en votos de la izquierda en Aragón

Está en juego el destino de un electorado que fluctúa en función de los vientos nacionales. Desde 2011, entre 97.000 y 193.800 aragoneses han depositado sus votos a estas opciones. El mejor resultado llegó, claro está, en 2015, con la explosión de Podemos a escala nacional y la llegada de los llamados ayuntamientos del cambio.

Entonces, la formación morada cosechó en Aragón 135.554 sufragios, a tan solo 6.000 votos del sorpasso al PSOE, y con un récord de representación en las Cortes de Aragón de 14 diputados. El tortazo llegó en 2019, cuando los morados cosecharon prácticamente un tercio de los votos de 2015; 53.468 sufragios, y sus correspondientes cinco diputados autonómicos.

Izquierda Unida lleva una trayectoria descendente en la última década. La entrada en el panorama político de Podemos mermó a la mitad sus votantes. En 2011 selló uno de sus mejores resultados (41.874 votos), coincidiendo con el viento nacional del descontento con José Luis Rodríguez Zapatero, cuando obtuvieron cuatro diputados. Un registro solo superado en 1995 con cinco escaños en la época dorada de Julio Anguita. Ya en 2015 los resultados cayeron a 27.936 votos, y en 2019, todavía más, hasta los 22.015 sufragios, manteniendo en ambos casos un solo diputado autonómico, el de Álvaro Sanz, que repite como candidato.

Chunta Aragonesista, por el contrario, remontó su situación en la última cita con las urnas. Tras su paso por el primer Gobierno de coalición con el PSOE de Javier Lambán, los de José Luis Soro recuperaron más de 11.000 votantes, pasando de 30.334 en 2015 a 41.460 en 2019, y subiendo un diputado en las Cortes de Aragón, pasando de dos a tres escaños. El batacazo del 2015 se explica también por la aparición fulgurante de Podemos. En 2011 los aragonesistas habían logrado 55.932 votos y cuatro diputados. Muy lejos, de todos modos, de sus mejores momentos, como cuando consiguieron 9 parlamentarios en 2003, coincidiendo con la primera legislatura de José Antonio Labordeta como diputado en el Congreso y pocos meses después del histórico «a la mierda» del diputado aragonés.

José Manuel Salvador, Ignacio Belanche y José Luis Soro, en Valderrobres, este viernes.

José Manuel Salvador, Ignacio Belanche y José Luis Soro, en Valderrobres, este viernes. / CHA

La distancia desde el Gobierno a la oposición

Pero casi más que la historia y la trayectoria electoral, en esta campaña los que se mide, también, es la rendición de cuentas de los dos socios más progresistas del cuatripartito de Javier Lambán, y la reivindicación de la voz de izquierdas de la oposición que ha protagonizado Izquierda Unida, la única fuerza progresista que rechazó entrar en el Ejecutivo aragonés.

Maru Díaz (Podemos) y José Luis Soro (CHA) avanzan en la campaña sobre el alambre de defender los logros del Gobierno y reivindicar políticas que no han podido desplegar pese a formar parte del mismo. Las pullas entre ambos son más bien suaves. Alguna crítica le cayó a Soro de la candidata de Podemos a cuenta de las políticas de vivienda, y poco más. Parece que ambos son conscientes de que el adversario real está enfrente, sentado en la bancada de la derecha.

Izquierda Unida, sin embargo, ha tenido vía libre toda la legislatura para posicionarse como la alternativa puramente de izquierdas que exigía más y más en medio ambiente, en las políticas sociales, en el Ingreso Mínimo Vital y su complemento aragonés y, sobre todo, en la oposición a proyectos como la ampliación de la estación de Cerler por Castanesa y la unión de estaciones de Astún y Formigal por Canal Roya.

El diputado y candidato de IU ha cogido la bandera ecologista y no la ha soltado en ningún pleno. Cuando el proyecto de la unión de estaciones avanzaba casi sin remedio, elevó una denuncia a Europa marcándole el paso tanto a CHA como a Podemos, que intentaron con varios informes paralizar el proyecto pero nunca amenazaron, por ejemplo, con romper el Gobierno si este seguía adelante.

Con todos estos mimbres y una tendencia de regreso al bipartidismo y de recuperación de las derechas, las tres principales fuerzas de izquierda se juegan su futuro el día 28. Un paso previo y casi inevitable para decidir el camino hacia las generales, donde la polarización será extrema y la irrupción de Sumar puede ser la alternativa que amarre más votos. Antes llegará la formación de los gobiernos autonómicos y municipales con la incógnita del peso específico de cada uno en la noche electoral.

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