TOROS

Crítica de la quinta de la Feria del Pilar: Los ‘cabales’ estallan contra la empresa Zúñiga

Se han lidiado toros de tres ganaderías tras reconocer más de veinte reses para sacar seis y estar en riesgo de suspensión un festejo sin historia

Paco Ureña intenta conducir lo más lejos posible la indómita y descompuesta arrancada del toro, que se estira, contorsionado.

Paco Ureña intenta conducir lo más lejos posible la indómita y descompuesta arrancada del toro, que se estira, contorsionado. / Jaime Galindo

Carmelo Moya

Carmelo Moya

La corrida de toros celebrada –o padecida por mejor decir– en la plaza de toros de Zaragoza como quinta función de su ciclo pilarista resultó al fin un chasco de mayúsculas proporciones por su resultado artístico.

Malo si sólo fuera tal pero es que aquello sucedió como consecuencia de una tormentosa jornada en la que empresa y equipo gubernativo hubieron de trasegar hasta más de una veintena de ejemplares para poder sacar, de aquellas maneras, un sexteto que no obligara a suspender la corrida dejando a Zaragoza sin toros.

A punto estuvo de darse esa fatalidad. Se sometieron a escrutinio reses de García Jiménez (hasta nueve), José Vázquez, Garcigrande, Valdefresno y José Luis Pereda. No está mal.

A mediodía el pronóstico no era precisamente optimista. Tras el interminable desfile de animales al final se acercaron posturas con el fin de salvar un festejo que de ser cancelado habría sentado un precedente muy significativo.

Que aquello fuera adelante no fue óbice para que el tendido en el que todavía quedan aficionados cabales (formados, instruidos, reincidentes en taquilla, día tras día) estallaran nada más deshacerse el paseíllo en una bronca de considerables proporciones dedicada a la empresa de la plaza que el resto del público ocasional, seguramente, no entendió.

El personal asistente, rozó la media entrada en conteo a bulto de ojos no entrenados.

Muchos menos en la hoja de taquilla ya que casi 300 alcaldes de la provincia de Zaragoza pudieron retirar su entrada doble gracias a una cláusula del contrato de explotación del coso. Gratis por la Diputación aunque con el bolsillo del empresario.

«La resistencia» del tendido cuatro todavía respira. Por muchos años, a pesar de que desde épocas pasadas quisieran acallarlo enviando «emisarios» que «recomendaban» amablemente el cese de ciertas actitudes reivindicativas. Gangsterismo en estado puro, vamos.

Ureña no miente

Entre el oceánico batiburrillo de toros y encastes, formas y condiciones saltó un tercer toro que puso a prueba a Paco Ureña.

El torero de Lorca hizo frente a un mansazo toro de José Vázquez que fue pitado grandemente desde que se hizo presente. Huidizo y reservón, lo tenía todo guardado, quieto en la mata, a la espera de lanzar un tornillazo, defendiéndose rabioso.

Ureña le dio crédito de principio y sin decirle mentira nunca, lo fue desengañando hasta reducirlo en una labor muy larga y trabajosa que no supo coronar con un final digno y acorde. ¡Qué bueno sabe el pan duro cuando se tiene hambre! debió pensar.

De sexto trajinó un toro de Valdefresno, descolgado de carnes, más redondo y vestido de atanasio que tras un fenomenal tercio de varas a cargo de Juan Francisco Peña quedó para aprovecharle las inercias y sumarle muletazos. Hasta que se acobardó y terminó buscando el refugio de las tablas fue algo. Y prou.

Abusivamente reiterativo, El Fandi evacuó por enésima vez la misma función robotizada y absolutamente previsible. Ante el toro de Pereda (a sólo días de cumplir los seis añazos) que abrió el festejo o con el manso con movilidad de Vázquez al que interceptaba cuando ambos cruzaban sus caminos. Sorprendente resultó la petición de oreja. El presidente puso fin a la broma al negar el trofeo tras la estocada baja y uso de descabello. Esas orejas en los pueblos.

Del renacido Sebastián Castella, tan en forma este año de su vuelta, da gusto apreciarlo todo, empezando por su magnífica cuadrilla en la que destacan Rafael Vioti y José Chacón.

Imposible ante el paradísimo segundo al que comenzó a trastear, por alto, apoyado en tablas en un comienzo de faena que no tuvo desarrollo posterior, en el quinto, un toro estrecho de carnes aunque ofensivo por delante, tampoco tuvo opción. Le anduvo con dignidad y sin hacer ruido. Cuando quisimos darnos cuenta, sonaban los cascabeles de las mulillas... y en alguna cabeza, la bronca del inicio. O no. ¡Otra de gambas! 

TOROS DE José Luis Pereda (1º); José Vázquez y Valdefresno (6º).

EL FANDI

Silencio y ovación tras petición de oreja.

SEBASTIÁN CASTELLA

Silencio en ambos.

PACO UREÑA

Silencio tras aviso en ambos.

ENTRADA

Menos de media.