El Güeira difunde el rico patrimonio aragonés con sus visitas culturales

En su afán de difundir entre sus asociados los monumentos más importantes de Aragón y la riqueza de sus municipios, la junta directiva de la Asociación Cultural El Güeira de Vistabella ha organizado en los últimos meses varias visitas culturales.

La primera de ellas fue el 25 de marzo, una visita cultural en Zaragoza a la iglesia de San Pablo Apóstol, templo gótico-mudéjar del siglo XV declarado Monumento Artístico Nacional en 1931. Acompañados por el guía oficial de la parroquia, los 35 vistabellenses participantes escucharon en primer lugar una introducción al mudéjar y seguidamente recorrieron las naves del templo deteniéndose especialmente en las capillas dedicadas a San Miguel del Tercio y a Nuestra Señora del Pópulo, así como en el retablo mayor, salido del taller de Damián Forment. El colofón a la visita fue la ascensión hasta la planta campanario de la majestuosa torre, desde donde se disfruta de unas vistas fantásticas de la ciudad.

El 15 de abril, la salida fue al Pueblo Viejo de Belchite y en ella participaron 36 asociados interesados en la historia de una de las batallas más brutales de la Guerra Civil. Allí, un guía local les ofreció una breve charla sobre la situación de la localidad los días siguientes al alzamiento militar del 18 de julio de 1936 y recorrieron la calle Mayor del Pueblo Viejo, hoy en ruinas que se preservan como recuerdo de los horrores de una guerra que jamás debió suceder.

Por último, el 6 de mayo El Güeira organizó una excursión por tierras oscenses en la que visitaron las localidades de Bolea, Ayerbe y Huesca. En la capital oscense los excursionistas conocieron la catedral gótica dedicada a Santa María y su maravilloso retablo mayor, obra de Damián Forment. También visitaron el monasterio de San Pedro el Viejo, el ayuntamiento, y la sala de la Campana de Huesca en el actual Museo Provincial. Seguidamente, se trasladaron a Ayerbe donde conocieron el Centro de Interpretación de la obra de Santiago Ramón y Cajal y, tras el almuerzo, se dirigieron a Bolea para visitar la colegiata, obrada por el maestro Pedro de Irazábal a mediados del siglo XVI, y el maravilloso retablo pictórico-escultórico, cuyas pinturas se atribuyen al maestro de Bolea.