La importancia de las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF) ha vuelto a ponerse de manifiesto este verano. El devastador incendio que calcinó hace unas semanas más de 10.000 hectáreas en la isla de Gran Canaria se terminó de controlar y extinguir con la ayuda de tres BRIF llegadas desde la península: la de Pinofranqueado, en Cáceres, la de Tabuyo del Monte, en León, y la de Daroca. En concreto, desde la base zaragozana partieron 18 bomberos forestales. Lo hicieron tan solo tres días después de que el fuego se declarara el sábado 17 de agosto en la isla, obligando a desalojar a más de 9.000 personas. Los canarios saben bien que sin su ayuda, la extinción del incendio hubiera sido mucho más complicada.

«Muchos vecinos de la zona nos paraban para darnos las gracias por haber ayudado a salvar sus casas y su paraje natural», destaca el darocense Víctor Blasco, que fue uno de los 18 bomberos aragoneses que se desplazaron hasta la isla. Sin duda, este sincero agradecimiento lo recordará siempre el joven de 31 años. «Es el que nos llega de verdad», apunta.

Cuando llegaron a Gran Canaria ya no había llamas, pero su trabajo fue muy exigente ya que tuvieron que consolidar un perímetro de seguridad en torno a un incendio cuyo contorno llegó a medir más de 110 kilómetros. «Fue duro porque había muchas pendientes y teníamos que conseguir que dejara de humear», explica.

En total, se desplazaron desde la península 61 bomberos forestales. Su esfuerzo fue resaltado por políticos como Pablo Casado y Pedro Sánchez, que viajaron a la isla para conocer in situ los daños causados. Un apoyo que las brigadas agradecen y valoran, si bien es cierto que les gustaría que «las palmaditas en la espalda» también se plasmaran en mejores condiciones laborales y una menor inestabilidad. «Entendemos que vengan a hacerse la foto, pero deben saber que solucionar nuestros problemas es solo una cuestión de voluntad política», advierte Blasco.

Las cuadrillas de la BRIF de Daroca ya se manifestaron hace unos días en Zaragoza, convocados por CGT, para exigir el reconocimiento total de la categoría profesional de bombero forestal. Esto les permitiría optar a planes de formación, coeficientes de reducción de cara a la jubilación anticipada o al reconocimiento de enfermedades profesionales.

«Los coeficientes reductores son básicos porque en un trabajo tan físico como el nuestro la edad juega un papel crucial», sostiene Blasco, que reconoce que si este punto estuviera solucionado no estaría preparando oposiciones para el cuerpo de bomberos de Zaragoza.

Con todo, el darocense subraya que las cosas han mejorado algo en los últimos años y su situación, por ejemplo, es mejor que la de los profesionales de Sarga, cuya contratación media no supera los siete meses al año. Los efectivos de la BRIF de Daroca también son fijos discontinuos, pero al menos trabajan una media de once meses.

MUCHO RIESGO Y POCO SUELDO

Eso sí, en materia salarial no están mucho mejor que sus compañeros autonómicos. Su sueldo bruto anual, con pluses incluidos, apenas alcanza los 19.000 euros. «Cuando dormimos fuera, como sucedió en esta ocasión, nos pagan 15 euros brutos por noche, más las horas extra, que nos las abonan a 11,30», explica Blasco, que recuerda que en Gran Canaria pasaron un total de seis noches. «Nos avisaron el martes día 20 por la mañana y a las ocho de la tarde salimos desde Madrid en avión», recuerda.

Sin duda, su retribución está muy por debajo del riesgo que llegan a correr. El peor momento que ha tenido que vivir Blasco en las diez campañas que lleva en la BRIF de Daroca fue en el 2012, cuando un compañero suyo falleció tras estrellarse el helicóptero que pilotaba. «Hay situaciones difíciles; para mí el incendio más duro en el que he participado es el de Luna en el 2015, por lo rápido que avanzaba y la impotencia que llegamos a sentir», indica Blasco, que recuerda que la profesión le viene de familia. De hecho, un tío suyo y varios amigos han trabajado en la BRIF de Daroca.