Una Feria del Libro muy necesaria
Las ferias del libro constituyen una herramienta de comunicación fundamental para la promoción de la lectura, la valorización de la literatura y del conocimiento, así como para el acceso al libro y la formación de lectores. Al mismo tiempo, es una forma de que se produzca una conexión entre los lectores y sus autores favoritos, muy importante para estos porque enriquece al escritor, pero también para el público en general ya que se puede comentar cualquier interpretación de una obra. Por eso, eventos como el que hoy se inaugura en el parque José Antonio Labordeta de la capital aragonesa, la Feria del Libro de Zaragoza, constituyen toda una fiesta de la lectura que hay que seguir potenciando y promocionando desde instituciones y medios de comunicación.
Un total de diez librerías y 31 editoriales estarán en las casetas del parque hasta el domingo, 11 de junio y por allí pasarán 250 autores que realizarán más de 800 actos de firmas de libros. La escritora altoaragonesa Luz Gabás, la última ganadora del premio Planeta con su aclamado Lejos de Luisiana, pronunciará esta mañana el pregón de una feria que aspira a mucho. Y esa ambición que hay por parte de la Comisión Permanente del Libro de Zaragoza (Copeli) que preside César Muñío, que es la organizadora de la feria, no es gratuita. Este año se han introducido mejoras, como las carpas y el bar que aliviarán los calores vividos el año pasado, pero al mismo tiempo pretende que el Parque Grande de Zaragoza se convierta en un emplazamiento definitivo, algo que es muy importante para que el evento se asiente y los zaragozanos vean la feria como algo tradicional (no en vano este año se celebra la edición número 30). La estabilidad es vital.
Pero hay mucho más. El sector del libro ha aguantado muy bien el pulso pese a la pandemia y a toda la crisis económica. Además, el libro tradicional sigue teniendo un gran peso entre la sociedad española y aragonesa, que no se ha decantado hacia esas nuevas modalidades digitales. Por eso es el momento de aprovechar el tirón que siguen teniendo las editoriales y las librerías. Aragón está en un momento muy dulce en cuanto a producción literaria, y los últimos premios como el de Gabás y el de Manuel Vilas (Nadal) lo ponen de manifiesto, pero también la prolífica actividad que llevan numerosos autores de la comunidad editando o autoeditando libros. Ferias como la de Zaragoza, igual que en fechas anteriores lo fueron las de Huesca y Teruel, son un importante momento para incitar aún más a leer libros y a comprarlos. Y demuestran que la cultura está muy viva.
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