Sala de máquinas

¿Debate o show?

¿Debate o show?

¿Debate o show? / Juan Bolea

Juan Bolea

Juan Bolea

Uno de los enigmas de la bola de cristal electoral que nunca he conseguido desvelar se oculta en la presunta importancia de los debates de televisión, como el que acaba de enfrentar a Pedro Sánchez y a Alberto Núñez Feijóo. Programas —con más de show— que nunca me han interesado en exceso ni parecido decisivos, por más que expertos en imagen y estrategia política afirmen que sí lo son. Lo serían, tal vez, si sirvieran verdaderamente para exponer los programas de los partidos con opciones de gobernar, de modo que todo el mundo pudiera hacerse una idea precisa de su visión del país y de sus compromisos para mejorarlo, pero en absoluto es así. En el último y reciente show televisivo, los candidatos del PSOE y del PP ocuparon mucho más tiempo en criticarse ferozmente (en atacarse, más bien) y en sembrar la duda sobre la sinceridad del otro que en la defensa de sus criterios y proyectos políticos.

En ese clima de tensión, cuyas réplicas y contrarréplicas vinieron a consumir tres cuartos del mal llamado «debate», aprender, incluso tratar de aprehender algo, una serie de reflexiones, algunas respuestas concretas para poder decidir el voto, devinieron en operaciones intelectuales de imposible práctica. Con mayor motivo porque los dos periodistas encargados de moderar el encuentro, Vicente Vallés y Ana Pastor, no sólo no lo hicieron, no moderaron, sino que, como mudos postes, fríos figurantes en el plató, permitieron que una y otra vez las mutuas acusaciones y descalificaciones entre Feijóo y Sánchez enturbiaran el discurrir expositivo. Las pocas veces que los presentadores intervinieron para poner alguna pregunta o tema sobre la mesa, los interpelados se fueron por los cerros de Úbeda, al ataque, a la descalificación, a lo suyo…

Por fortuna, muchos votantes no se dejan influir por estos televisivos shows y forman opinión acerca de la orientación de su sufragio leyendo en profundidad periódicos independientes, como el que ustedes tienen entre las manos. Además, y sobre todo, reflexionando por sí mismos con total independencia y libertad. Pensando siempre, bajo los parámetros del sentido común, con la Constitución y con el Estatuto de Autonomía a la vista, en el bien común de los aragoneses, en particular, y en el de todos los españoles, en general.

El voto no debe formar parte del show.

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