Opinión

La industrialización de Aragón es la política social del siglo XXI

Llevamos casi dos décadas con una sucesión de crisis económicas y situaciones como la pandemia, las guerras de Ucrania, el bloqueo del canal de Suez, Palestina, así como la crisis marítima del mar Rojo y las consecuencias que estos conflictos conllevan: inflación, gas, petróleo, energía, colapso de las rutas marítimas y de las cadenas de suministro. A todo esto tenemos que añadir unas elecciones en EEUU que no parecen presagiar nada bueno y la tensión que vive EEUU frente China, que se encuentran en línea de colisión y que con toda seguridad modificará muchos aspectos de la economía global, con repercusiones en el futuro de proveedores, materias primas, producción y el empleo. Estas situaciones de inseguridad a escala internacional son y serán una constante, que ya están generando grandes cambios, en un primer movimiento hacia un incremento de la relocalización de los medios de producción, de suministros y materias primas, hacia áreas locales y territoriales más cercanas y seguras.

Aragón se encuentra en una situación en la que conviene posicionarse, con respecto también al marco estatal, en un contexto de rivalidad económica y estratégica entre comunidades, que no solo es un hecho real, sino que es inevitable: Madrid y su política Fiscal, País Vasco y Navarra con sus «cupos», la Comunidad Valenciana con el corredor mediterráneo, Cataluña buscando un marco financiero y político diferenciado. Asturias y Cantabria proponiendo el Corredor Atlántico y Andalucía planteando sus propias políticas e intereses. Este es nuestro entorno económico y de competencia más cercano, que en algunos casos, nos ha hecho entrar en una subasta de proyectos empresariales y económicos, algo que no podemos ignorar a la hora de plantear el futuro de Aragón.

Frente a todo esto caben dos posturas: el victimismo y una «lealtad» de la que muchos de nuestros políticos aragoneses hacen gala, con escasa rentabilidad, a la vista está; o por el contrario, asumir esta realidad con valentía y decisión, planteando un Proyecto identificable, construido sobre el empleo, el territorio, el bienestar. La identidad se defiende y sustenta cuando las personas pueden tener y desarrollar un proyecto de vida para construir su futuro.

Aragón tiene ventajas: tenemos un amplio territorio 47.000km, (mayor que más de 9 países de la Unión Europea), agua, energía, una inmejorable localización, unas más que aceptables Universidades y un importante tejido empresarial que lidera amplios sectores a nivel Europeo.

Pero también contamos con desventajas: escasa población, malas comunicaciones, una escasa inversión en I+D+i, una falta de agilidad burocrática, una escasa Formación Profesional, y unas carreteras e infraestructuras estatales eternamente inacabadas.

Ser solo una economía de servicios ya no es posible: no basta con saber, es hora de saber hacer y de hacerlo aquí, arriesgando, marcando diferencias para no desaparecer en la indiferencia. La innovación es la base del progreso, pero no hay innovación sin empresas, ni inversiones.

Si queremos hacer lo que importa, debemos de ser capaces de prestar atención a lo que corresponde. Y lo importante no es tener muchos planes, lo importante es que algún plan tenga un impacto realmente transformador. Se hace indispensable para la próxima década dar absoluta prioridad a la vertebración e industrialización de Aragón, esta es la mejor política social del siglo XXI, ya que sin ella, nuestra privilegiada situación geográfica y estratégica pierde todo su valor Las inversiones y empresas llegan donde se generan condiciones para desarrollar sus proyectos: unas comunicaciones rápidas y eficientes con los mercados interiores y exteriores, energía y agua garantizadas, y empleados bien formados.

Teniendo unos Objetivos claros en los que se necesita actuar, con decisión y rapidez, para de hacer de Aragón un espacio y modelo de referencia claro en su desarrollo, para alcanzar en esta década el 30% del PIB industrial.

El primer objetivo debe ser, vertebrar el territorio mediante el ferrocarril: la apertura a Europa por Canfranc y la conexión con los puertos de la línea Cantábrico-Mediterráneo, Santander, Bilbao, Valencia, así como con el puerto de Algeciras y el de Tarragona. Mejorar el corredor ferroviario, Huesca-Zaragoza-Teruel, actuar en la mejora de la línea ferroviaria Zaragoza-Caspe-Tarragona. Mayor inversión en el Aeropuerto de Zaragoza, buscar una solución para el aeropuerto de Huesca, terminar de una vez el eje pirenaico, convertir el túnel de Bielsa en Internacional, terminar todas las obras pendientes de competencia estatal y mejorar la red de carreteras comarcales.

El segundo objetivo es actuar con inversiones, posibilitando la creación empresas en las 44 ciudades entorno a los 3.000 habitantes que existen en Aragón, para garantizar empleo y servicios, permitiendo cercanía y calidad de vida a todos los ciudadanos de nuestros 731 pueblos. Estos dos objetivos configuran un Aragón posible. Consolidar 33 comarcas, actuando sobre 44 ciudades y garantizando la calidad de vida en 731 pueblos.

Nos enfrentamos a enormes retos económicos, sociales y políticos donde necesitamos que todas las instituciones aragonesas aborden con valentía y compromiso, algunos aspectos fundamentales para alcanzar estos objetivos:

–Liderar en Aragón la economía circular sobre la base de recuperar, reciclar y reutilizar y la energía verde, estos dos sectores son claves para nuestro futuro industrial, en ambos casos contamos con lo fundamental para su desarrollo, territorio, energías renovables y agua.

–Aragón ha sido históricamente productor de energía. Hoy somos autosuficientes y lideramos la generación de energía, pero sin un beneficio para nuestro tejido productivo. Es de justicia y derecho, exigir y establecer un beneficio real en el precio de la energía para todas las empresas presentes y las que se puedan instalar en Aragón.

–Desarrollar al máximo una educación de calidad, una mayor inversión en I+D+i y una Formación Profesional que sea seña de identidad de Aragón. Para ello es necesaria la máxima colaboración Público-Privada como garantía de eficacia y calidad formativa.

–Agilizar la administración pública, haciéndola más eficiente y con menos burocracia, para que deje de ser un obstáculo para el desarrollo. No existen economías líderes, sin administraciones líderes.

–Es necesario actuar con decisión y rapidez en desarrollar una política comercial exterior, tenemos que abrirnos a nuevos mercados con más presencia en Latinoamérica, África, India, China y EEUU con la máxima prontitud, algo que ya vienen haciendo otras Comunidades limítrofes de Aragón.

–Reclamar al empresariado aragonés anticipación, audacia y acción y creer en Aragón.

–Asumir con claridad y rotundidad que sin inmigración, Aragón no tiene futuro.

La industrialización de Aragón es la política social del siglo XXI.

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