Opinión | erre que erre

20 años de la división de los españoles

Imaginar lo que hubiera pasado en España si con la gestión de los atentados del 11M en Madrid, de los que mañana se cumplen veinte años, el Gobierno central no hubiera metido tanto la pata es insospechado. Aquellas jornadas terribles vividas entre el miedo, la desesperanza y la incomprensión marcaron el futuro inmediato del momento. El Gobierno de Aznar insistía en responsabilizar a ETA mientras los especialistas en islamismo y muchas pruebas policiales acusaban a Al Qaeda de la autoría de la masacre de los trenes, lo que al final se confirmó. Y tres días después una rebelión democrática acabó con los días del PP en el Gobierno y dio paso a una división social en nuestro país de la que todavía no nos hemos recuperado. Incluso hubo momentos que fue a más y sigue.

Ahora que estamos asistiendo a muchos recuerdos, muchas opiniones, oyendo muchos comentarios desafortunados de aquellos días, son también muchos de los que estaban cerca de los protagonistas, o ahora se encuentran dentro de las mismas siglas, los que se echan las manos a la cabeza. ¡Vaya torpeza politizar los atentados! Porque la matanza de Madrid debería de haber unido a los españoles en contra del terrorismo, como así pasó en las grandes manifestaciones celebradas en las principales ciudades del país al día siguiente de los atentados. Pero 24 horas después, sin embargo, se abrió una brecha aún no cerrada entre los que pensaban que todo era fruto del apoyo español a la guerra de Irak y los que decían que ETA al menos tenía que haber ayudado a hacer tal masacre. Una división que veinte años después sigue sin estar cerrada. Porque hay gente que aún sigue pensando en uno y en otro argumento, aunque no sea cierto ninguno. Todavía se celebran actos de recuerdo a las víctimas del 11M por separado. Unos grupos, unas asociaciones de víctimas del terrorismo por un lado y otros, por otro. Ni los juicios, ni las investigaciones políticas ni mucho menos el tiempo han podido acabar con una división que sigue en la mente de los españoles.

Dos décadas después deberíamos de asistir a un momento en que no todo fuera blanco o negro. Pero la ley de amnistía, el caso Koldo, la memoria democrática... todo tiene una cara A y una cara B. Y cuaquier asunto relacionado con la política que salga en próximas fechas va a ser exactamente igual. Deberán pasar muchos años para eliminar esta quiebra. Dicen los psicólogos que cuando en el contexto de socialización primaria, que es el hogar, se reúnen un acontecimiento terrorífico de gran trascendencia social, unas reacciones anormales por parte de los adultos, la emisión repetitiva de imágenes más bien violentas y, sobre todo, la incomunicación, todo apunta a que la experiencia dejará su impronta en el individuo socializado del mañana. Eso nos está pasando. 

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